El director Christopher McQuarrie lo deja claro: “Sí, Tom Cruise arriesga su vida filmando estas secuencias”. El estadounidense sabe lo que dice: ha dirigido tres de las siete Misión: Imposible ya estrenadas —hoy, miércoles, llega a las salas Misión: Imposible. Sentencia mortal. Parte 1— y tiene lista la continuación de esta última para su lanzamiento el año que viene (“en la que Cruise ha ido aún más lejos”). El actor tiene especialistas que le sustituyen en algunas ocasiones y dobles de luces, pero cuando llega el momento del set piece de acción, cuando la cámara se pega a su cara en un salto, pelea, carrera o tiroteo, pide hacerlos él. Con medidas de seguridad obligadas, aunque con el obvio riesgo de que algo vaya mal. Por eso, aquí va un repaso de los 13 momentos en que Cruise —que cumplió 61 años el pasado lunes 3— se ha jugado la vida en pantalla por bien del espectáculo fílmico.
La escalada al rascacielos más alto del mundo en Misión: Imposible. Protocolo fantasma (2011). El Burj Khalifa, en Dubai, es el rascacielos más alto del mundo desde 2004, con sus 828 metros. Siete años después, Ethan Hunt o Tom Cruise, que es lo mismo, lo escaló, rompió algunas de sus ventanas y colgó de él bajo la dirección de Brad Bird. Ambos previamente habían consultado con especialistas, otros escaladores y arquitectos cómo rodar la secuencia en el edificio. Una curiosidad: el día antes de empezar el rodaje de este set piece, Cruise le pidió a Bird subir hasta su punta sin arnés ni seguridad y que le hicieran una foto de promoción. El retrato asusta.
El cuchillo de Misión: Imposible 2 (2000). La pelea final en la costa entre Tom Cruise y el villano de turno, encarnado por Dougray Scott (actor al que carambolas de retrasos de rodajes le impidieron encarnar a Lobezno y la carrera se le fue por el sumidero), podrá parecer menor, pero tiene su intríngulis. John Woo, que dirigió esta Misión: Imposible, quería dar a la trifulca fuerza y verdad. En un momento dado, Scott se pone encima de un tumbado Cruise y le intenta clavar un cuchillo de caza en el cráneo a través del ojo. La estrella le pidió a Scott que empujara todo lo fuerte que pudiera el cuchillo (que era real), y aunque el objeto estaba sujeto por un cable, su punta se queda a un centímetro de su pupila. Un mal movimiento y…
La escalada en Misión: Imposible 2 (2000). El arranque del filme de Woo tampoco está mal, con Hunt haciendo escalada libre en Dead Horse Point, en Utah. Se rodó en cinco días, con cables sujetando a Cruise, quien en el salto fue sustituido por uno de sus dobles, Keith Campbell. Es demasiado increíble hasta para el universo M:I. Aunque la película lanzó al actor como estrella del cine de acción, no ha envejecido bien.
La caída del rascacielos de Shanghái en Misión: Imposible 3 (2006). ¿Cómo accederá Hunt a un rascacielos en el que esconden a su esposa, secuestrada en Shanghái? Pues tras volar sorteando varios de ellos, dejándose caer por la fachada inclinada de uno de ellos. A J. J. Abrams, director de M: I 3, le gustó la idea, pero la rodaron en un hangar con una pantalla verde para proteger la seguridad de la estrella. Ahora bien, al final Cruise sí tuvo su momento de gloria: se dejó caer ante la pantalla y sujeto a una grúa, desde casi 20 metros de altura para que su cabeza acabara a escasos 50 centímetros del suelo. Muy escasos si hubiera fallado el cable.
La persecución de helicópteros en Misión: Imposible. Fallout (2018). McQuarrie dice que en los rodajes repiten sin parar: “No seas cuidadoso, sé competente”. Porque en juego hay millones de variables que pueden complicar la filmación de cualquier secuencia. En esta persecución a gran velocidad de helicópteros, a través de los Alpes sureños de Nueva Zelanda, Cruise está actuando y a la vez pilotando entre laderas escarpadas y sin ningún efecto especial.
La explosión del acuario de Misión: Imposible (1996). Praga, Hunt rodeado de enemigos y solo le queda una salida: una huida espectacular. Brian de Palma iba a usar un doble en esta secuencia en la que el protagonista sale corriendo de un restaurante explotando un enorme acuario como maniobra evasiva. Pero no le gustaba cómo iba a quedar y le preguntó a Cruise si le importaba filmarla. En absoluto, a pesar de las 16 toneladas de agua que, rugientes, le siguen a su espalda, y las esquirlas de cristal de las paredes del acuario que podrían herirle.
El salto en paracaídas a gran altitud de Misión: Imposible. Fallout (2018). Esta película está llena de momentazos Cruise. Como el que le convirtió en el primer actor en protagonizar en pantalla un auténtico salto HALO —siglas de High Altitude Low Opening, es decir, un lanzamiento a gran altura seguido de un rápido descenso en caída libre por parte del paracaidista, con una apertura del paracaídas a baja cota—. Después de un año de preparación, el actor saltó con un casco especial desde más de 8.000 metros de altura que le suministraba oxígeno y permitía que se viera su cara. Antes del lanzamiento respiró oxígeno puro durante 20 minutos (y así evitó problemas con la descompresión) y luego abandonó el C-17 que le transportaba.
El coche a centímetros de Jack Reacher (2012). La primera de las dos entregas de Jack Reacher también la dirigió McQuarrie, y él asegura que, a veces, los momentos más peligrosos son los más inesperados. En una secuencia de este thriller, Rosamund Pike conduce un coche que sale marcha atrás de una plaza de aparcamiento, y cuando endereza de repente descubre que Cruise está delante: “Estos son los momentos más peligrosos, porque Rosamund es actriz, no conductora, y si pisa el pedal equivocado o no mide bien la distancia a la que dejará el coche de Tom, lo arrollaría. Y se acabó”. Es decir, corrió más peligro ahí que en la trepidante persecución alojada en el corazón del filme, que acaba con un truco muy divertido.
El avión que despega con Hunt colgando en Misión: Imposible. Nación secreta (2015). “¡Benji, abre la puerta!”, grita Ethan Hunt mientras cuelga del exterior de un avión de carga ruso A400 que despega y asciende. En realidad, Cruise está enganchando con un arnés, lo que no le hubiera protegido de recibir el golpe de alguna roca en el despegue o de un pájaro en el vuelo. Es una de las imágenes icónicas de la saga. Y la repitió en media docena de tomas.
El tobillo roto en los tejados de Londres en Misión: Imposible. Fallout (2018). Otra de las marcas de la casa de la franquicia M:I es, desde su primera entrega, las carreras de Hunt por los tejados de cualquier edificio o ciudad. En esta ocasión era Londres, y en un aparente salto fácil atravesó una calle saltando de una azotea a otra. Pero se quedó corto en su cálculo y se rompió el tobillo al chocar contra un muro. En pantalla se montó este accidente, incluido el final, con Cruise arrastrándose. La filmación se paró nueve semanas y el estudio pagó 80 millones de euros más en sobrecostes por el retraso.
La inmersión de seis minutos y medio en Misión: Imposible. Nación secreta (2015). Entrenó para bajar el ritmo cardíaco y así consumir menos oxígeno. Y lo logró. Cruise se mantuvo en el rodaje de esta secuencia bajo el agua seis minutos y medio. En la promoción del estreno, en el programa The Graham Norton Show, el actor contó que la experiencia fue realmente desagradable y que después del rodaje tuvo momentos en que su cuerpo dejaba de respirar inconscientemente, por lo que tenía “que reiniciar el sistema automático de respiración”. Durante unos años, Cruise ha mantenido el récord del mundo de apnea entre actores (si el Guinness lo reconoce), hasta que Kate Winslet en el rodaje de las nuevas Avatar alcanzara los 7 minutos y 15 segundos.
El accidente de aviación de La momia (2017). Tom Cruise no solo vive de Misión: Imposible. En La momia protagoniza una potente secuencia en la que intenta sobrevivir a un accidente de avión, ya que el aeroplano militar desciende sin control en caída libre. ¿Cómo lo hicieron? Filmaron en un avión usado por astronautas para entrenar en gravedad cero. Por cierto, la idea completa de la secuencia fue de… Cruise.
Misión: Imposible. Sentencia mortal. Parte 1 (2023). Dice Christopher McQuarrie que lo que más les asustó en este rodaje no fue el salto (realizado el primer día de fotografía principal) que han publicitado en redes, sino su descenso en espiral con paracaídas y su abrupto aterrizaje a mucha velocidad: “Es uno de los deportes más peligrosos del mundo, porque es impredecible”. Además, Cruise lo realiza pegado a una escarpada ladera. “Lo vivimos detrás de las cámaras con terror”, remata el cineasta. Cruise acelera en moto ascendiendo por una montaña (una rampa construida en Noruega, tras ensayar en otra en Inglaterra) y al llegar al extremo suelta el vehículo, vuela estirado contra el viento unos seis segundos y después abre el paracaídas, con varias cámaras en drones y un helicóptero filmando sus movimientos. No lo hizo una vez. Lo hizo seis, para afinar su cercanía a la moto.
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