La historiadora Hélène Carrère d’Encausse (París, 1929), primera mujer en ocupar el cargo de secretario perpetuo de la Academia Francesa, ha fallecido este sábado a los 94 años en la capital francesa, según ha informado su familia. Considerada una de las grandes especialistas de la Rusia zarista y la Unión Soviética, fue galardonada el pasado mayo con el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, que le iba a ser entregado el próximo octubre en la tradicional ceremonia en Oviedo.
Eurodiputada por la derecha francesa durante los años noventa, Carrère d’Encausse “falleció en paz rodeada de su familia”, han escrito sus tres hijos –Emmanuel, Nathalie y Marina– en un comunicado enviado a la agencia France Presse.
Tras el anuncio de su muerte, numerosas personalidades políticas y culturales se han apresurado a rendirle un último homenaje. “Al igual que ella, su legado es inmortal”, ha reaccionado en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron. El exministro de Cultura Jack Lang ha subrayado por su parte, en declaraciones a BFMTV, que Carrère d’Encausse fue “una gran dama de las letras y las artes”. “Hélène Carrère d’Encausse vivió hasta el final para defender la riqueza de la lengua francesa con una energía unificadora. Europea convencida, fue libre y tenaz en sus compromisos”, ha reaccionado también la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak.
Hélène Carrère d’Encausse nous a quittés.
Attachée à la patrie qui l’a vue grandir, à sa langue et son patrimoine, elle deviendra Française à 21 ans.
Historienne majeure, elle fut la première femme Secrétaire perpétuel de l’Académie française. Comme elle, son legs est immortel.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) August 5, 2023
Carrère d’Encausse fue la tercera mujer en entrar en la prestigiosa institución francesa en 1990, después de la escritora Marguerite de Yourcenar y la helenista Jacqueline de Romilly. Menos de una década después, el 13 de diciembre de 1999, se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas de la institución, rompiendo con la tradición masculina que se mantenía desde su creación en 1635 por Richelieu con el objetivo de preservar la lengua francesa.
Durante su mandato, Carrère d’Encausse combatió el lenguaje inclusivo o haberse expresado en contra de las cuotas de género. “Sólo ha habido un secretario perpetuo durante tres siglos y medio. Es esta idea de continuidad la que debe prevalecer. Es un linaje que continúa”, justificó al declarar que la fórmula adecuada para dirigirse a ella era madame le secrétaire perpétuel (la señora secretario perpetuo, sin feminizar el cargo). “Son efectos de moda impulsados por minorías”, declaró sobre aquello tras conocer que había sido galardonada con el Princesa de Asturias. Sobre la revisión de obras literarias del pasado para adaptarlas al lenguaje actual, opinaba: “Es estúpido. No hay que tocar a las obras maestras. Es como si decidiésemos rehacer El entierro del conde de Orgaz porque en vez de enterrar queremos una cremación. No soy retrógrada, no estoy en contra de los cambios, pero no hay que cambiar por cambiar. Hay algo que existe: el patrimonio, lo que los siglos nos han aportado. ¿Vamos a reescribir la Odisea porque Ulises era un macho y nos molesta que su mujer lo haya estado esperando?”.
Incorporó también a la institución al escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa, en una ceremonia que tuvo lugar el pasado mes de febrero. “No conozco a nadie que hable tan bien de Flaubert como él”, dijo entonces. “Ha ayudado a la cultura francesa más que muchos escritores franceses”, remató, en declaraciones a este diario.
Nacida en París el 6 de julio de 1929, Carrère fue autora de libros de referencia, como L’Empire éclaté (El imperio en pedazos), de 1978, en el que anticipó con 13 años de antelación la caída de la Unión Soviética. Entre sus obras destacan también las biografías de Lenin, Stalin, Catalina II y Alejandro II. En 1998 el entonces presidente ruso, Boris Yeltsin, le concedió la Orden de la Amistad entre los Pueblos “por sus estudios sobre Rusia”.
Hasta hace poco, aparecía en los medios de comunicación para comentar y analizar la guerra en Ucrania. Uno de los reproches que se le hicieron fue haber sido complaciente con la Rusia de Vladímir Putin (el presidente ruso la convocó en el Kremlin tras llegar al poder, en 2000, y charló con ella durante dos horas), hasta que rectificó tras la invasión rusa de la exrepública soviética. “El drama para Rusia es tener a Putin, un tipo que entre 1990, cuando abandona Alemania [donde trabajó como funcionario del KGB], y los primeros años de su presidencia [a principios de la primera década del siglo], intentó adaptarse al mundo, cambiar, y se comportaba más o menos con normalidad”, dijo a EL PAÍS el pasado mayo. Pero evolucionó, añadió, “y volvió a lo que era, un hombre formado por los servicios de seguridad, sin escrúpulos. Y es un drama para su país. Estoy convencida de que esto es el fin de Putin. ¿Cómo ocurrirá? No leo los posos del café, no predigo el futuro”.
Como historiadora, se basaba en todos los archivos disponibles para redescubrir “una memoria histórica colectiva” y “buscar la lógica interna de los acontecimientos”. Carrère d’Encausse fue también profesora visitante en numerosas universidades extranjeras, sobre todo en América del Norte y en Japón.
Madre del celebrado escritor Emmanuel Carrère (que ganó otro premio Princesa de Asturias, el de las Letras, en 2021), nació como Hélène Zourabichvili, hija de una rica familia de exiliados rusos de origen georgiano por parte de padre, por lo que era una estudiosa rusófona y rusófila desde la cuna. De madre italiana, fue apátrida hasta 1950, cuando adquirió la nacionalidad francesa. Aseguraba “ser francesa de arriba abajo: un verdadero ejemplo de perfecta integración”. Dos años más tarde se casó con Louis Carrère, un hombre que trabajaba en una aseguradora. Su hijo Emmanuel escribió sobre la familia en su libro Una novela rusa.
Carrère d’Encausse destacó en sus estudios y obtuvo un diploma del Instituto de Estudios Políticos de París y un doctorado de Letras. Más tarde dio clases de historia en la Sorbona y en el prestigioso Colegio de Europa de Brujas.
Al recibir el premio Princesa de Asturias declaró a EL PAÍS: “Me emociona particularmente porque soy especialmente sensible a todo lo que es español”. Y añadió: “Como la cultura rusa, la cultura española está marcada por una aspiración a la trascendencia, una espiritualidad profunda. Son culturas que elevan. Hay un espíritu que sopla en España y que me resulta familiar. Veo las afinidades con la cultura de Dostoievski, de Gógol, de Chéjov. Es esta propensión a elevarse por encima de sí mismo, no es un país bajamente materialista, y es algo que encontramos también en la literatura rusa”.
Algunos la llamaban “la zarina”, por gobernar la Academia con mano de hierro. Una institución en la que ocupaba el sillón 14, en el que se sentaron anteriormente por figuras como Pierre Corneille y Victor Hugo.
Los miembros de la Academia Francesa son denominados “inmortales” aunque obviamente también se mueren. “¡Es que los inmortales no somos nosotros!”, precisaba Carrère. “¡Es la lengua francesa!”. Y el secretario es “perpetuo”. Carrère d’Encausse aclaraba en 2021, en entrevista con Marc Bassets, periodista de EL PAÍS, el significado de su cargo: es perpetuo, decía, porque “hasta su muerte debe ejercer la función”. Ella lo hizo hasta el final.
“Su energía y vitalidad nos habían hecho creer en la inmortalidad académica (…) durante mucho tiempo había encarnado, con firmeza y valentía, lo mejor que una inteligencia y unos conocimientos excepcionales pueden aportar a una sociedad”, ha declarado tras su muerte Xavier Darcos, canciller del Instituto de Francia ―que agrupa la Academia Francesa― a la agencia France Presse.
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