La mezquita-catedral de Córdoba, cuya titularidad ostenta la Iglesia católica, es el único monumento inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz que exige de manera unilateral a los guías turísticos una acreditación específica expedida por el propio Obispado. Una excepcionalidad que impide que cualquier otro guía o intérprete del patrimonio reconocido por la Junta de Andalucía pueda mostrárselo a los visitantes, al contrario de lo que ocurre con el resto de los bienes que integran ese listado.
La decisión de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de investigar las supuestas irregularidades cometidas en la última prueba de acceso convocada este verano y denunciadas por los aspirantes pone en cuestión la legitimidad de esa prerrogativa que se atribuye el Cabildo y se suma a la petición que la plataforma ciudadana Mezquita Catedral (organización nacida en 2014 para reclamar la titularidad pública del monumento) ha hecho al Gobierno autónomo para que suprima ese examen selectivo, que consideran un privilegio que permite a la Iglesia católica “implantar su control ideológico sobre los informadores turísticos” del conjunto monumental.
“No tiene mucho sentido que pueda explicar Medina Azahara sin ninguna habilitación previa y que no pueda enseñar la mezquita si no tengo el carnet que da el Obispado al pasar la prueba”, recalca una licenciada en Historia e intérprete de patrimonio reconocida por la Junta de Andalucía, que pide no dar su nombre. Ella es una de las firmantes de la denuncia presentada ante Cultura por las presuntas irregularidades en el examen del Cabildo. “La prueba no es ortodoxa ni transparente, y esto lo está haciendo el Cabildo para mantener su chiringuito sobre el templo”, abunda.
En esa misma línea, la plataforma advierte del “férreo control ideológico” que el Obispado ejerce sobre los guías a través de esas pruebas, “favoreciendo el dominio de un relato sesgado y manipulador de la historia del monumento, del que se empeñan en borrar su identidad andalusí e islámica”, y que fue denunciado en 2015 en un manifiesto respaldado por un centenar de expertos de 36 universidades y 10 países. “Todo con el Cabildo es muy sutil”, expone otro intérprete del patrimonio, que también pide no dar su nombre real. “Una vez que te acreditan no hay un aleccionamiento expreso, el problema es que para tener el carnet hay un filtro expreso que es el examen de la Iglesia, esa prueba es el control de quién puede o no trabajar allí”, abunda.
Sobre la viabilidad legal de esa prerrogativa inquirían los denunciantes en el escrito que remitieron a la Consejería el pasado 22 de octubre y sobre la misma también tenía previsto preguntar al Cabildo el delegado de ese departamento en Córdoba en la reunión que mantuvieron este jueves, según han confirmado fuentes de la Junta. En el encuentro, el representante de la asministración ha pedido documentación para elaborar el informe relacionado con la denuncia, señalan esas mismas fuentes. Esta habilitación excepcional provocó en 2009 la protesta de los guías de otras provincias andaluzas y entonces el Obispado alegó que “ese derecho se lo había reconocido” la Consejería de Comercio, Turismo y Deporte, recurriendo a la polémica inmatriculación del templo para defender que, “como ocurre con otros monumentos de titularidad privada en Andalucía, tiene la facultad de acreditar a los guías que pueden trabajar en su recinto”, según recogió Europa Press.
Los aspirantes piden, entre otras cosas, que se aclare “qué soporte legal y/o reglamentario tiene esta prueba promovida por la entidad privada cabildo catedral” y poder “acceder a la normativa bajo la que se ampara dicha institución confesional para exigir una habilitación adicional”. Este diario ha preguntado tanto al Cabildo como a la Junta en qué documento se concreta ese reconocimiento al que el Obispado aludía en 2009, pero no ha recibido ninguna respuesta. La Normativa de visita y otros usos de la mezquita-catedral, aprobada por el Cabildo el pasado 1 de mayo, alude a que el guía o intérprete del patrimonio que acompañe a un grupo de turismo organizado debe estar “habilitado por el Cabildo de la catedral mediante la superación de una prueba de conocimientos”. También se señala que el Cabildo “podrá establecer criterios objetivos y de conocimiento del recinto”, que se publicarán “junto con las bases de la prueba”.
La exigencia de una prueba de conocimientos para operar como guía recogida en las normas del Cabildo no se apoya en ninguna disposición normativa que las avale. De acuerdo con los demandantes y con otras asociaciones de guías consultadas, podría contravenir el artículo 54 de la Ley de Turismo andaluza de 2011, que establece que “se considera actividad propia de los guías de turismo la prestación, de manera habitual y retribuida, de servicios de información turística a quienes realicen visitas a los bienes integrantes del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz”, entre los que se encuentra la mezquita-catedral. Además, también ampara la actividad en el territorio andaluz de los guías reconocidos por otras comunidades “sin necesidad de presentar documentación o comunicación alguna ni someterse al cumplimiento de requisitos adicionales”.
Los denunciantes ahondan en la contradicción que entraña esa autorización, de acuerdo con la propia normativa del Obispado. “No puedo acceder como guía turística de grupo, pero si fuera como docente sí podría explicársela a un grupo de alumnos”, comenta la denunciante consultada por este diario. Ella también destaca la diferencia que supone para su trabajo como guía en una ciudad turística como Córdoba el hecho de tener vetado el acceso a la mezquita. “Si eres freelance, tener el carnet es un incentivo en la nómina, te da más posibilidades de tener más grupos e incluso para conseguir la conciliación familiar”, indica.
El otro intérprete del patrimonio consultado llama la atención sobre lo difícil que resulta a los guías explayarse sobre la parte andalusí porque la iconografía cristiana ha colonizado de manera progresiva el templo. “Nada más entrar está el cartel interpretativo de la basílica de San Vicente, cuando no está probado que sea el origen de la mezquita. Todas las capillas tienen su indicativo, pero salvo el mirhab, en el recorrido no hay ninguna referencia a la arquitectura andalusí”, añade.
Uno de los seis libros que forman parte de la bibliografía establecida por el Cabildo para su última prueba de acceso a guías —y que fue el único que tuvieron que estudiar los que se examinaron la última vez, en 2017― es La catedral de Córdoba (CajaSur, 2007), de Manuel Nieto Cumplido. “Nieto Cumplido es un canónigo de la catedral conocido por sus posiciones favorables a minimizar la historia islámica del edificio”, señala Alejandro García Sanjuán, catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Huelva, que sobre el resto de los otros libros seleccionados reconoce que se refieren a temas puntuales que no tienen un sesgo definido. José Miguel Puerta, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada, apunta a que todos “son científicos, objetivos y aportan gran y exhaustiva información sobre la dimensión islámica del edificio y su transformación en templo cristiano”.
La denuncia presentada ante la Junta por los aspirantes cuestiona la viabilidad de la prueba en sí, pero también su desarrollo, que, sostienen, adolece de “falta de transparencia y desigualdad en el criterio de decisión”. El Cabildo ha rechazado hacer cualquier declaración relacionada con esa prueba, pero ese examen, según las fuentes de la Consejería de Cultura consultadas, será uno de los temas que se traten con el Obispado.
Preguntas anuladas, examen oral delante de compañeros y resultado “inapelable”
Tras seis años sin realizar el examen de acceso —la última vez fue en 2017―, finalmente el Cabildo comunicó el 3 de mayo que por fin convocaba el examen, justo un mes después, ampliando el temario ―de un solo libro a seis―. “La convocatoria se hizo en pleno mes de mayo, coincidiendo con las Cruces de mayo, uno de los momentos de mayor afluencia turística en la ciudad, lo que nos dejaba muy poco tiempo para prepararlo”, explica uno de los denunciantes.
Los denunciantes también cuestionan que en la primera prueba, que era de tipo test, no se dispusiera de plantilla correctora para cotejar las respuestas. Entre las 100 cuestiones, también se preguntaba por el nombre de varios obispos, la grafía de la palabra ataurique, el autor de la lámpara del crucero o la primera consagración cristiana. También objetan que la parte oral, que consistía en explicar una imagen —cristiana o andalusí elegida al azar―, no se grabara; que algunas de esas fotografías se repitieran —”en mi grupo la cúpula del mihrab salió hasta ocho veces y no se repitió ninguna cristiana”, dice la intérprete consultada―; o la desigualdad en el criterio de selección entre aptos y no aptos, habiendo sido testigos de las exposiciones orales de los compañeros.Ella alude a una revisión que tampoco está contemplada en las bases de la convocatoria donde se especifica que el resultado es “inapelable”. .
Los denunciantes cuestionan que esa falta de revisión conculca las garantías de transparencia e impide definir un estándar de corrección que pueda establecer la legitimidad del proceso. Eso es justo lo que están estudiando los servicios jurídicos de la Junta de Andalucía, que elevarán un informe —todavía en fase incipiente, de acuerdo con las fuentes de la consejería consultadas― para determinar si este examen del Cabildo “infringe la normativa turística vigente”.
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