“A mí me gustan los corridos porque son los hechos reales de nuestro pueblo”, se escucha en el prólogo de la canción Jefe de jefes, de Los Tigres del Norte. Si bien no fueron los primeros ― antes ya estaban Los Donneños o Los Alegres de Terán―, Los Tigres del Norte son pioneros en sacar la música norteña mexicana del rancho para internacionalizarla: han grabado más de 700 canciones, vendido 40 millones de ejemplares y conseguido siete premios Grammy. La banda ha contribuido a catapultar el corrido desde su origen folclórico como medio para contar las noticias de la Revolución Mexicana hasta festivales como Coachella o conseguir que lo interpreten estrellas como Peso Pluma, Snoop Dog o Bad Bunny, en la vertiente del corrido tumbado.
“Hay todavía mucho por conocer”, dice el líder del grupo, Jorge Hernández (Sinaloa, 70 años), quien hace 55 años propuso a cinco de sus 10 hermanos formar una banda y emprender un viaje hacia el norte. Sus primeras ganancias en la frontera estaban destinadas a pagar las facturas médicas de su padre, un agricultor de Rosa Morada (Sinaloa) que había sufrido un accidente que le lastimó la espalda. La nueva aventura de Los Tigres, que residen hace varios años en EE UU, es una gira por Europa en 2024 que terminará en Londres y pasará en abril por cinco ciudades de España (Madrid, A Coruña, Barcelona, Bilbao y Pamplona), país al que vuelven después de 14 años. Además, la agrupación publicó en junio un nuevo sencillo, Pan y miel.
A lo largo de 55 años de carrera, la agrupación no ha cambiado las principales temáticas de sus canciones: la violencia de la frontera (Las mujeres de Juárez), el desamor (Lágrimas), la vida del migrante (Somos más americanos) y también el narco. La banda del carro rojo fue la canción que los empezó a asociar con el mundo de las drogas y los carteles, divulgándose el término de narcocorridos. Las letras sobre la vida delictiva, su efímera gloria y las desgraciadas consecuencias suscitaron polémicas y alguna censura, pero el tema es reinvindicado por artistas actuales como Peso Pluma. “Al principio lo de narcocorridos nos ponía furiosos, pero ya se nos pasó”, dice Jorge, el mayor de los Hernández, desde la novena planta del hotel donde se hospeda, en el centro de Madrid.
Pregunta. ¿Qué recuerdos tienen de las anteriores veces que estuvieron en España?
Respuesta. Las primeras veces que vinimos teníamos la emoción de descubrir nuevos países y continentes. Ahora es otra sensación porque traemos nuevas canciones y otras formas que nos propusimos para conquistar a otros públicos. Ha pasado tanto tiempo que te preguntas qué público nos irá a ver: hay expectativa y miedo, pero también confianza adquirida a lo largo de los años.
P. ¿Con 55 años de carrera, sienten que les falta algún objetivo por cumplir?
R. Hay muchas cosas por hacer, países para recorrer, y no nos alcanza el tiempo. Quisiéramos estar más seguido en Perú, por ejemplo. Son países que a uno le inspiran para hacer su trabajo. En Europa hay muchos países en los que viven muchos hispanos y queremos llegar a ellos.
P. Entonces todavía hay Tigres para rato…
R. Es lo que deseamos: uno siempre tiene el deseo de durar toda la vida. Sabemos que todo tiene finales, pero mientras estemos aquí y Dios nos dé las cualidades para hacer nuestro trabajo, vamos a estar aquí por un tiempo.
P. ¿Cómo un estilo tan folclórico y local como los corridos se puede convertir en tendencia internacional?
R. Nuestras canciones son historias. Los corridos hablan de política, amor, desamor, hacemos músicas habladas. Tenemos varios temas que nos han funcionado hablando únicamente y no cantando. Intentamos que nuestras canciones sean como una telenovela y las interpretamos en menos de cuatro minutos.
P. ¿Cuál es su opinión sobre esta nueva vertiente del corrido que es el tumbado y está teniendo gran éxito internacional?
R. Es parte del ambiente que se vive. Las nuevas generaciones necesitan una forma de divertirse diferente y hay corrientes para todo tipo de músicas. No sabemos cuánto va a durar ese auge, pero le deseamos mucho éxito.
P. ¿Han pensado en unirse a esta marea colaborando con algún músico urbano?
R. Ojalá que algún día tengamos la oportunidad, sería fabuloso. Hace tiempo hicimos un MTV Unplugged en el que participaron René, Zack de la Rocha, Paulina Rubio, Juanes y Andrés Calamaro. Siempre buscamos mantener la frescura y tener impacto.
P. Muchas veces han sufrido censuras en presentaciones o conciertos.
R. La única vez que me acuerdo que tuvimos un problema con eso fue con una cadena de radio que no quería ponernos una canción [El reportero] sobre un reportero de Tijuana de la publicación La Z. Fue un personaje al que hicieron “desaparecer” porque hablaba de política y nosotros contamos su historia. En otras ocasiones, en algunas ciudades nos pedían el favor de que no cantásemos algunas canciones porque estaban en campaña. Siempre accedíamos con respeto, pero preguntando por qué e intentando tocarlas en el próximo concierto.
P. ¿Se sienten cómodos con el término narcocorridos?
R. El término viene de un libro [Narcocorrido. Un viaje a través de la música de drogas, armas y guerrillas] donde nos entrevistaba un amigo de Boston. Le dije que no había problema en utilizar ese término, pero nunca pensé el impacto que llegaría a tener la palabra narcocorrido. La primera vez que estuvimos en España decían “llegaron los que cantan narcocorridos”. Al principio me ponía furioso, pero se me fue. Que cada uno escribe como le apetezca.
P. Hace poco Peso Pluma tuvo que cancelar varios conciertos por las amenazas que recibió de un cartel. ¿Pasaron por situaciones similares?
R. No, nunca. En aquellos años, cuando salimos, era novedad hablar del narcotráfico. Tal vez la canción que empezó eso fue Contrabando y traición, porque el público la popularizó y nos identificaron con corridos de ese tipo. Le hicieron una película en el 76 y después nos empezaron a buscar productores de cine. Nos pedían canciones para películas e incluso salimos en 18 películas.
P. ¿Ha afectado la relación entre hermanos las típicas discusiones que existen en cualquier banda?
R. Siempre hemos intentado llevar una armonía. Ser hermanos es una ganancia, nos permite estar unidos, nos podemos perdonar cualquier problema que pueda generarse entre nosotros. Desde luego, tiene que haber una disciplina, alguien que dirija, pero entendemos que hay formas de comportarse y entendemos que esto es nuestra vida y tenemos que estar alineados de la misma forma para lograr el objetivo que nos hemos propuesto.
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