Cree la periodista Alba Oliveros que por muy lejos que uno lleve la imaginación en la infancia para vislumbrar su futuro –querer ser astronauta y viajar al espacio, querer ser futbolista y jugar en un gran equipo–, lo más normal es apoyarse en algo tangible, en una referencia que se haya visto u oído. Por eso, cuando de niña empezó a escuchar la radio deportiva mientras ayudaba a su padre en la panadería familiar, lo máximo que alcanzaba a verse era a pie de campo con un micrófono. Por eso, cuando entró en la facultad de Periodismo a lo más alto que aspiraba era a presentar un programa. Por eso, también, cuando hace menos de un año le anunciaron que iba a narrar los partidos de LaLiga empezó a saltar, a gritar y tardó largo tiempo en salir de su asombro. Había alcanzado una cima con la que ni siquiera podría haber soñado.
Después de que su colega Danae Boronat se convirtiera en la primera mujer en narrar un partido de la élite, un Atlético de Madrid – Sevilla FC de la campaña 2018/2019, Oliveros, de 28 años, ha dado un paso más allá poniendo voz a al menos un partido en todas y cada una de las jornadas de la última campaña del fútbol profesional español. La primera en toda la historia.
La vallisoletana, desde niña apasionada del fútbol y de otros deportes como el automovilismo, ha tenido una carrera fulgurante. Empezó en medios locales de su ciudad, al tiempo que estudiaba en la universidad y ejercía como entrenadora en un equipo de alevines. Luego se mudó a Barcelona para estudiar un máster y al poco de aterrizar la cogieron de becaria en Mediapro. En la cadena GOL PLAY le tocó pasar por muchos peldaños –editar colas, locutar algunas piezas, empezar a salir en pantalla, siguiendo el minuto y resultado de la jornada, hasta presentar un programa– y todos los escaló a gran velocidad hasta toparse con un crucial (para ella) Málaga CF – Burgos CF en mayo de 2022. Su primera oportunidad como narradora y la única antes de convertirse en una de las nuevas voces del fútbol en la campaña que acaba de terminar, la 2022/23.
El salto fue vertiginoso, recuerda. “Me avisaron como unas dos semanas antes de que empezara la temporada. Estaba en shock, no me lo podía creer”. Sin tiempo para contemplaciones, se dedicó a preparar obsesivamente el nuevo cometido: cuidando su garganta día a día, leyendo informes técnicos de los equipos, siguiendo al detalle su última hora y la rueda de prensa previa de los entrenadores… toda información era poca para llenar unos post-its que le acompañan desde el primer día en la cabina de retransmisión y son su arma para combatir su mayor miedo –quedarse en blanco en pleno directo– y para llevar a buen puerto unos 90 minutos que suele terminar entre feliz y exhausta.
Oliveros no para quieta en la cabina de retransmisión. “Muchas veces me tienen que llamar la atención para que no me salga del plano”, afirma. Pese a todo, asegura que ya ha dejado atrás los nervios del principio. También cuenta que las críticas recibidas a lo largo de estos meses no le han hecho mella, aunque sufre un poco por sus seres más queridos. “Yo no soy muy activa en redes sociales y, de hecho, fue mi madre quién me avisó de los comentarios negativos. Por eso creo que no me ha impactado tanto”.
En su familia, en general, llevan bien lo de tener una estrella televisiva en casa. Su hermana melliza, cuenta entre risas, quería ser también periodista de pequeña pero optó finalmente por estudiar Derecho, siguiendo el típico cuento de que “tiene más salidas”. Y su padre, por su parte, ya ha superado el pequeño disgusto que sufrió cuando sus dos hijas, que tan buenas notas siempre habían traído, le dijeron un día que no iban a seguir con la panadería familiar. “Por desgracia no puedo volver con tanta frecuencia a Valladolid y él es un hombre parco en palabras, pero sé que está orgulloso”.
Ese orgullo también lo siente ella, mezclado con una pizca de sorpresa aún por lo exitoso del camino recorrido. Sus momentos más especiales esta temporada han sido la primera vez que puso voz a un partido del Real Valladolid CF, el equipo con el que de pequeña simpatizaba, y el último, el de la jornada 38, cuando le tocó contar a los espectadores de LaLiga Santander el adiós definitivo a uno de sus grandes mitos, el bético Joaquín Sánchez. Peldaño a peldaño, Oliveros mira siempre hacia adelante, apuntando alto hacia nuevas cimas insospechadas. “Mi objetivo para el futuro es poder narrar un partido desde el estadio y poder estar el más tiempo posible en esto, 30 años o más”.
Un nuevo posicionamiento estratégico
LALIGA presentó hace unas semanas ‘La Fuerza de Todos’, una campaña en la que descubre su nuevo posicionamiento estratégico y refleja su capacidad “para generar movimiento desde el fútbol”. Esta iniciativa, aseguran, “manifiesta que juntos somos más fuertes y destaca el potencial de todas y cada una de las personas que forman parte del ecosistema de LALIGA” y encaja con el nuevo rumbo de la marca, centrado en en LA FUERZA DE NUESTRO FÚTBOL que busca ser “una competición más global, multitarget, mutiengagement y multicultural que inspire al mundo a través de los valores del fútbol”.
La campaña se dio a conocer con la presentación de una pieza audiovisual que, afirman, captura la esencia del fútbol, destacando la unión y la fuerza como los elementos que dan sentido a la competición, resaltando la emoción colectiva de este deporte. Vea aquí abajo la campaña de LALIGA.