Después de resolver el estreno del martes frente a Jeremy Chardy, con los oídos bien abiertos y dispuesto siempre a recibir consejo, Carlos Alcaraz le insistía a Martina Navratilova durante la tertulia post partido en que le diera alguna recomendación para pulir su juego. “Lo haces todo muy bien, pero si me preguntas, te diría que fueras un poco más a la red”, le respondía la legendaria campeona, propietaria de nueve trofeos de Wimbledon y también de la llave maestra de Wimbledon. Al fin y al cabo, nadie, hombre ni mujer, ha ganado tantas veces como ella el torneo de los torneos y al español, buen alumno, le entusiasma recibir directrices de alguien con tanto pedigrí.
“Bueno, intentamos aprender de los mejores. Ella, si no recuerdo mal, ha ganado nueve veces aquí, así que si te dice que subas a la red, ¡tienes que hacerlo! Creo que no me ha ido mal. También me considero un jugador al que le gusta subir a la red, así que vamos a intentar hacerlo más a menudo”, contesta a EL PAÍS el número uno, al que le ha bastado competir al ralentí frente al francés Alexander Müller (6-4, 7-6(2) y 6-3, en 2h 33m) para adentrarse en la tercera ronda del grande británico, en la que se medirá este sábado (14.30, Movistar) al chileno Nicolás Jarry. Con oficio y una jerarquía fuera de lo normal para su temprana edad, Alcaraz ha despachado al galo y puesto en práctica la recomendación de la leyenda: Londres suele premiar la osadía.
Si el primer día apenas se asomó nueve veces a la malla, en esta segunda intervención en el torneo lo ha hecho en 29 ocasiones, con 24 aciertos. El registro supera también holgadamente los que firmó en el preparatorio de Queen’s ante Jiri Lehecka (9), Grigor Dimitrov (12), Sebastian Korda (15) y Alex de Miñaur (18); solo contra Arthur Rinkdernech, en su primera aparición sobre el verde, firmó una cifra superior (35). Sabe Alcaraz que la valentía y el paso al frente son dos elementos indispensables para la conquista de este Wimbledon.
“Para mí, el partido de hoy suma doble”, precisa, dado que ha resuelto más por eficacia que por brillos. “El 80% de los partidos del año no lo vas a jugar como tú quieres. Y, hablando por mí, yo quiero estar en el lado de los muy buenos; esa es la diferencia entre los buenos y los muy buenos. Los días que no te estás encontrando bien o que no tienes buen feeling, tienes que sacarlos adelante de alguna manera, con actitud, con físico o de otra manera tienes que sacarlos para tener otra oportunidad al día siguiente, para cambiar esas sensaciones”, prosigue el de El Palmar, obligado a enlazar dos duelos por la incidencia de la lluvia sobre el torneo en los días previos.
Golf con Sergio García
“Jode un poco”, afirma con espontaneidad; “pero no creo que me vaya a afectar. Quizá cueste un poquito más recuperar, al ser un grande y competir a cinco sets, pero hay que tomárselo de la mejor manera posible. Ma ha venido bien que no nos hayamos ido a un cuarto o quinto set para estar más fresco mañana [por hoy]; nosotros tenemos que adaptarnos a lo que viene, y a partir de ahí intentar hacer las cosas de la mejor manera posible”.
Acompañado en Londres por su padre, su abuelo y desde hace un par de días por sus hermanos, Alcaraz practicó un par de días atrás algunos hoyos junto al golfista Sergio García porque, dice, es esencial encontrar algún instante para depurar la mente durante la competición. “Desconectar siempre viene bien y más en un Grand Slam. Cuando descanso o cuando pueda, me gusta jugar al golf, me aísla muchísimo del tenis. Estar en contacto con la naturaleza, andar o pasear junto a mi equipo también me despeja muchísimo y me ayuda a la hora de volver a la pista; de lo contrario, no desconecto y estoy 24 horas al día pensando en el tenis, y eso tampoco es positivo”, apunta.
Encara ahora a Jarry, una torre de 1,98 que amenaza en el mejor momento de su carrera. Suspendido en 2020 durante 11 meses por un complejo vitamínico contaminado, el chileno tuvo que partir de cero y hoy día progresa con el mejor ranking de su carrera (28º). De hecho, ya comprometió a Alcaraz esta temporada en la arena de Río de Janeiro; allí le birló un set y demostró que además del mazo para sacar, posee virtudes reseñables en el intercambio. “Es un tremendo jugador, pero estoy feliz de tener esta oportunidad de competir contra él. Ya nos conocemos un poco y va a ser un partido interesante. No lo compararía con el partido de Río, porque son momentos y superficies diferentes”, concede el sudamericano, cuyo abuelo –Jaime Fillol, 14º en 1974 y ganador de seis títulos– fue pionero tenístico en su país, algo así como el Santana de Chile; “yo voy con una página en blanco y lo principal es seguir sumando. Sé que le puedo hacer daño y voy a buscar el partido. Él es humano”.
DJOKOVIC, EL MAGO DEL ‘TIE-BREAK’
A. C. | Londres
Al filo de las once de la noche en Londres, muy cerca del horario límite, Novak Djokovic selló su pase a los octavos de final al imponerse al suizo Stanislas Wawrinka por 6-3, 6-1 y 7-6(5). Al serbio, que persigue su octavo trofeo y por lo tanto igualar la plusmarca histórica de Roger Federer en el torneo, le aguarda ahora un duro cruce con el placo Hubert Hurkacz, poderoso sacador y semifinalista en la edición de hace dos años.
En pugna con el reloj, por eso de evitar el tener que volver a saltar a la pista el sábado para concluir el partido, Djokovic pilotó con autoridad el duelo, aunque en la recta final Wawrinka se revolvió. En todo caso, no hay jugador más fiable en el desempate que el serbio, que esta temporada se ha adjudicado ya 12 de manera consecutiva, con un balance de 12-1. En el torneo ya ha resuelto a su favor tres, previamente ante Pedro Cachín y Jordan Thompson.
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