A un año de los Juegos de París 2024, un recorrido por las cifras económicas de las Federaciones (en este caso de 2021, las más recientes que proporciona el Consejo Superior de Deportes al ser las últimas que están auditadas) confirma que el fútbol, por todo lo que genera, es un mundo aparte que está muy por encima de todos los demás deportes. ¿Cuáles son las federaciones que más dependen de las ayudas? ¿Y por qué? ¿Cuáles tienen más facilidad para generar recursos propios?
En España hay 65 federaciones, 33 olímpicas y 32 no olímpicas. En 2021 -los datos de 2022 no están disponibles hasta finales de julio- el 20% del presupuesto federativo llegó a través de subvenciones. Hay de tres tipos: las del CSD (Consejo Superior de Deportes), las que otorgan Ayuntamientos, Comunidad Autónomas e instituciones gubernamentales y las del plan ADO (para preparación olímpica). Se piden, por ejemplo -y según cada convocatoria-, para financiar la alta competición y los programas de tecnificación, los CAR de las comunidades autónomas, para la producción de retransmisiones deportivas en formatos audiovisuales o para proyectos de deportes inclusivos, entre otros objetivos.
El plan ADO tal y como se conocía ha ido perdiendo peso y patrocinios (en este ciclo olímpico se ha firmado un compromiso de 13 meses). En cambio, el CSD ha aprobado una financiación con una partida diferente y, por primera vez, las ayudas son plurianuales. Eso permite a las federaciones conocer desde principios de año con qué recursos cuentan durante el ciclo 2022-2024, con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 como principal reto deportivo. Este presupuesto es de unos 186 millones de euros a repartir en tres años (2022, 2023 y 2024), a eso hay que añadir los 48 millones del programa Team Elite España.
El hecho de que las ayudas sean plurianuales da un respiro a las Federaciones -especialmente a las olímpicas- que se veían obligadas, en la mayoría de los casos, a pedir créditos para poder terminar la temporada. Así lo explica Javier Hernanz, exolímpico y ahora presidente de la Federación de Piragüismo (RFEP). “Muchas federaciones teníamos que pedir un crédito para llegar hasta la aprobación de la subvención. A veces ese dinero llegaba en noviembre por lo que, hasta entonces, tenías que tirar con un crédito”. No era raro, de hecho, como le ocurrió a la FEDME (Federación deportes de Montaña y escalada), llegar al otoño en apuros y sin dinero para pagar las competiciones.
La Federación que preside Hernanz es una de las que más dependen de las subvenciones públicas (el 87% de su presupuesto) y eso llama la atención porque es el segundo deporte con más medallas olímpicas después de la vela (20 por 21). Monetizar esos éxitos o la infinita cantera de la que puede presumir no siempre es automático ni parece ser tan fácil. Dice Hernanz que las subvenciones son un premio para el buen hacer. “Nuestra subvención es alta porque tenemos muy buenos resultados. El CSD premia la gestión económica y los resultados, son los dos parámetros por los que se mira. Y los nuestros son increíbles [en el último Mundial, sin ir más lejos, España lideró el medallero] porque tenemos un sistema muy bueno de gestión y preparación de talentos que nos garantiza que tengamos siempre un recambio generacional. Eso implica tener unos cien piragüistas concentrados todo el año, con todos los servicios pagados: alimentación, fisioterapia, psicología, medicina deportiva. Todo esto lo tienen cubierto desde categoría juvenil hasta la elite mundial [cita el camino de Marcus Cooper y a Carlos Arévalo], todos siguen la misma dinámica de entrenamiento. Vamos formando equipos que nos dan resultados, por eso dependemos tanto de las subvenciones, para financiarlo”.
La Federación de Piragüismo es también una de las Federaciones con menos recursos propios (841.464 euros de un presupuesto de 6.637.401). Las Federaciones, que son entidades sin ánimo de lucro, tienen dos principales fuentes de ingresos: las licencias o fichas deportivas y los patrocinios/publicidad. La Federación de Golf (RFEG) es, según los datos proporcionados por el CSD y los que aparecen en el portal de transparencia de su página web, la federación olímpica que menos depende de subvenciones (apenas un 11%) y de las que más recursos propios genera (11.337.248 de un presupuesto de 12.672.813).
Jorge Sagardoy, director gerente de la RFEG lo resume así: “Somos una industria”. Que funciona además de motor turístico: “Hay 1,2 millones de turistas que vienen a España a jugar al golf, con lo que eso conlleva en gasto que repercute: hoteles, restaurantes, taxis”. Esa industria, además, tiene a su estrella, Jon Rahm como número uno del mundo. “Al ser una entidad deportiva, nuestro objetivo es la promoción de éxitos deportivos”. Esa industria, añade Sagardoy, genera marca y eso atrae patrocinios. “Hay marcas que saben que pueden desarrollar un negocio alrededor de ello y por eso se asocian a nosotros. Además, en golf hay un retorno de relaciones públicas”
La RFEG tiene 284.776 federados (datos de 2021). La licencia cuesta entre 17 y 83 euros por lo que le genera unos ingresos de más de 11 millones. Los patrocinios aportan unos 800.000 euros, muy por encima de otras federaciones (la de halterofilia, por ejemplo, federación que depende en un 88% de subvenciones, ingresó 142.663 por publicidad. Y la de piragüismo, en 2021, tan solo 53.780 euros; en 2020 no llegaron ni a los 36.000).
Apunta Sagardoy: “Hemos cerrado 2022 con 293.560 licencias. Nuestros ingresos llegan en un 70-80% de ahí. Para poder jugar al golf en España te tienes que federar, porque si das un bolazo a otro jugador o a un coche aparcado, pues eso tiene que estar cubierto por un seguro. No es como el atletismo, que si decides hacerte runner, te vale con ponerte una zapatillas y salir a correr sin necesidad de federarte”.
Hernanz, que preside la RFEP, representa la otra cara de la medalla. “En piragüismo solo necesitas federarte para competir. No es como el golf o el tiro con arco, que no te venden uno si no estás federado. Cualquiera que quiera dar unas paladas en un lago, pantano o río, coge su piragua y lo único que tiene que hacer es pagar un permiso de navegación. Los centenares de piragüistas que bajan el Sella no tienen que federarse, cogen su canoa y piragua y se lanzan al agua. Nosotros tenemos apenas 17.548 federados [datos de 2021] por eso. Venimos reclamando a la administración que legisle de tal forma que, para poder utilizar cualquier medio hídrico nacional, tengas que tener una ficha. Si ahora tenemos 10.000 fichas a 21 euros cada una, nos salen 210.000. Si fuera del otro modo, con 100.000 federados llegaríamos a los 2 millones de euros y no tendríamos que depender tanto de las subvenciones”.
Hernanz reivindica, eso sí, que en las cuentas de 2022 que aprobó en la última asamblea general, al menos han subido los ingresos por patrocinio a 480.000. “Es el récord de nuestra Federación”, asegura. ¿Cuál es la mayor dificultad para encontrar patrocinios para un deporte de los llamados minoritarios pese a tener tantas y tantas medallas olímpicas y mundiales? Contesta Hernanz: “La televisión al final firma convenios con determinadas ligas y esas ligas te garantizan tener una exposición pública o una retransmisión. Tienen competiciones semanales y eso implica una exposición semanal. Nosotros tenemos 70 competiciones al año, de esas podemos producir 15 como mucho y de esas 15, hay 4 de máximo nivel”. La Copa del Mundo de Szeged en mayo, sin ir más lejos, solo se pudo ver en España a través de un streaming (de pago) de la federación internacional.
La federación de balonmano (RFEB) que preside Francisco Blázquez es otras de las Federaciones que más recursos propios genera. (4.745.748 de euros de los 6.101.437 de presupuesto). En sus cifras de 2021 destacan 2.951.575 euros en ingresos por patrocinios y 5.857.744 en competiciones. Lo resume así Blázquez. “Lo que hacemos es vender bien el producto. Cuesta mucho hacerlo, claro, pero cuando llegas a la gente lo que haces es fidelizarla y vender un espectáculo deportivo para que lo que se vea no sea un mero partido de balonmano; y eso es lo que genera muchos recursos por competiciones. Es donde creo que hemos marcado la diferencia”. Y añade: “Seguimos, eso sí, necesitando una ley de mecenazgo que ayude a las empresas a desgravarse algo más, para intentar que, si ayudan al deporte, tengan una posibilidad de desgravación mayor que es lo que vienen reclamando”.
La Federación de Deportes para Ciegos, por su parte, es la federación no olímpica qué más subvenciones recibe (su presupuesto de 2021 es de 2.306.296 y los recursos propios solo representan un 3%, las licencias son 1.244). Pero, en este caso, la aportación principal no viene del CSD sino de otra entidad, la ONCE.
Así lo explica el presidente federativo Ángel Luis Gómez. “Fue la ONCE que decidió en el año 1995 que se constituyera esta Federación ya que considera el deporte como una prestación de servicios sociales y una herramienta fundamental para el desarrollo personal. Antes de ese año, existía un negociado de deportes dentro de la ONCE en el que se desarrollaban diferentes actividades deportivas y de ahí se constituían las selecciones paralímpicas para los Juegos”. Se decidió constituir la Federación para organizar el deporte de manera más ordenada. Gestiona nueve modalidades deportivas: ajedrez, atletismo, esquí, fútbol (dividido fútbol cinco y fútbol sala), goalball [que es un deporte específico para ciegos], yudo, montaña, natación y tiro. “Al haber sido una decisión de la ONCE lo de crear esta Federación, nuestros ingresos principales provienen de un acuerdo con ellos, nos suelen aportar un 85-90% de presupuesto dependiendo de los años y en función de los ingresos alternativos que podamos conseguir”.
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