De él se ha dicho que es un frontón, un muro, un robot. Le define ahora Carlos Alcaraz como un pulpo. “Es realmente alto y atrapa todas las pelotas. Es asombroso, un atleta increíble. Creo que es una mezcla de todo. Lo hace casi todo bien”, abunda el número uno, enfrentado hoy –tras el Djokovic-Sinner que comienza a las 14.30, Movistar– a un enigmático desafío que lleva por nombre Daniil Medvedev. El ruso, indescifrable donde los haya, se eleva ahora en Londres después de otro de esos giros copernicanos que suele protagonizar. Experto sobre cemento, alérgico a la tierra batida y con un rendimiento más que discreto sobre la hierba, se supera ahora sobre esta última superficie, aferrado a esa repentina voluntad que le ha guiado hasta las semifinales del grande británico. Él es así; si quiere, lo consigue.
¿Disfruta definitivamente en el verde? “Esperemos dos partidos más”, bromeaba después de interrumpir el vuelo de Christopher Eubanks en los cuartos, lanzado el estadounidense. “Pero me gusta más que antes, eso sí. Ahora quiero llegar a la final, así que preguntádmelo después. Siempre he dicho que quiero jugar aquí, porque este sitio es increíble, muy emblemático, pero nunca había conseguido hacer el clic. Quería intentarlo y esta vez me he presionado más antes del torneo. Me decía: ‘tengo que hacerlo bien aquí’. Y lo he conseguido, así que estoy contento. Voy a ponerme aún más presión en los dos próximos partidos”, prolongaba el de Moscú, capaz de todo, de lo mejor y lo peor. Tan pronto es el más fiero como se desvanece; tiene, en cualquier caso, herramientas para todo. Y todos le temen.
Se puso las pilas durante la primavera y atrapó en Roma su primer trofeo sobre arcilla, y vuelve ahora a demostrar que pocos retos se le resisten. Con su particular estilo, a sartenazos desde el fondo, el ruso siempre acaba dando con la solución. Ha logrado abrirse paso en Londres cuando pocos lo sospechaban. En su trazado hacia Alcaraz ha despachado a Fery (391º), Mannarino (35º), Fucsovics (67º), Lehecka (37º) y Eubanks (43º), e irrumpe en la penúltima ronda a rebufo del murciano, al que le han bastado 17 partidos para mimetizarse con el césped. Poco tiene que ver el duelo de hace dos años entre los dos en el mismo escenario; entonces, el español no había eclosionado y Medvedev le apeó con relativa suficiencia, en tres sets; siete juegos concedió ese día. Hoy, la historia pinta bien distinta.
“Me impresiona su fuerza. Si le dejas un tiro fácil, estás en problemas”, elogia al número uno, mientras la estadística refleja porcentajes muy similares entre ambos en las cinco estaciones previas y, al mismo tiempo, que los dos están resolviendo fundamentalmente desde la línea de fondo. Marca la diferencia el poderoso drive de Alcaraz, que ha escupido 39 ganadores más. Aun así, nadie se fía del imprevisible Medvedev, el hombre que de un modo u otro siempre termina estando ahí, y que esta temporada ha firmado más victorias (46) que ninguno; una más que su próximo rival. Cinco títulos por cabeza, los dos al frente.
La herida de Australia
“He conseguido encontrar el ritmo. Solo tienes que sacar bien e intentar hacer un break por set, lo cual parece fácil, pero no lo es. Me las he arreglado para encontrarlo”, incide el ruso, que comenzó el año con un petardazo en Australia (tercera ronda) y con las mismas dudas que arrastraba del curso anterior, cuando precisamente se llevó un revolcón histórico de Rafael Nadal en Melbourne. Pese a todo se enderezó y recuperó el buen tono, aunque en marzo el propio Alcaraz se encargó de poner tierra de por medio, por si acaso. En la final de Indian Wells, el meneo fue mayúsculo. En solo 70 minutos, el murciano le destruyó. En todo caso, si alguien sabe sobreponerse y lidiar con la adversidad es Medvedev, expuesto a lo largo de su carrera a unas circunstancias más que complicadas.
Obligado a convivir con Nadal, Federer y Djokovic, encara ahora el reto de frenar a Alcaraz. “Creo que lo de Indian Wells no va a influir; allí la pista era muy lenta, y sentía que no podía hacerle daño con el saque. Carlos es increíble, pero he tenido que hacer frente a grandes jugadores y me las arreglé para ganar muchas veces. Si doy le mejor de mí, tendré mis oportunidades”, señalaba el miércoles, antes de que su preparador atendiera gentilmente a cuatro periodistas españoles en la zona de entrenamientos, el día previo al choque.
“Daniil no es el favorito y sabemos que va a ser difícil. La última vez que jugaron, Alcaraz le pateó el culo, así que tendremos que hacerlo mucho mejor que entonces”, introduce Gilles Cervara, su consejero técnico desde 2017. El francés asegura que no le sorprende la capacidad de adaptación de su jugador, puesto que “los mejores del mundo son capaces de jugar bien en todos lados, de encontrar soluciones, de adaptarse a cualquier circunstancia, y Daniil”, aprecia, “tiene un tipo de juego para poder hacerlo”.
Hasta ahora, el ruso no ha desfilado todavía por la central ni ha respirado su atmósfera, muy diferente a la de las otras pistas. “Todo importa, así que puede ser importante, pero cuando eres un gran jugador, cuando eres un campeón, tienes que estar listo para adaptarte a cualquier situación. Así que no hay que tomarse esto como un problema, sino como una motivación”, concluye Cervara, que disocia por completo lo que sucedió hace dos años de lo que pueda ocurrir ahora: “Carlos era muy joven, otro jugador. Ya se veía que estaba creciendo y que tenía muchas armas. Era solo cuestión de tiempo que hiciera lo que está haciendo, y ese tiempo ha sido muy breve”.
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