Miles de personas se congregaron este sábado en Madrid para ver una exhibición de Checo Pérez pilotando el Red Bull por el centro la capital. Cibeles, Recoletos y Colón fueron el escenario de un recorrido de 1,5 kilómetros. El piloto mexicano de 33 años se dio un baño de masas. Una pequeña alegría teniendo en cuenta que no está pasando en su mejor momento en las pistas.
EL mexicano atraviesa una crisis de resultados en el Mundial de Fórmula 1 que le ha hecho alejarse del líder, su compañero de garaje Max Verstappen, que le aventaja en 99 puntos (255 a 156). En un fin de semana sin la presión de un Gran Premio, el mexicano se tomó un respiro y visitó Madrid: sus fieles se presentaron en masa para acompañarle. Antes de montarse en los poderosos RB7 y RB8, los monoplazas con los que Sebastian Vettel ganó los Mundiales en 2011 y 2012, el piloto recibió a un reducido grupo de medios, entre ellos a EL PAÍS.
“Las cosas se han complicado por diferentes factores, es duro lo que ha pasado en las últimas calificaciones”, admite el piloto, que se ha quedado fuera de la Q3 en seis de las diez carreras que lleva el Mundial. “Al final, en la Fórmula 1 solo importa cómo terminas en Abu Dabi [el último Gran Premio de la temporada]. No estoy segundo del Mundial por milagro, es porque he ganado carreras”, se reivindica con la mente puesta en el GP de Hungría del próximo fin de semana. “Voy carrera a carrera y ahora solo pienso en Hungría. Espero que podamos estar en el podio y acabar con dos buenas carreras antes del verano. El objetivo mínimo es el subcampeonato”.
Mientras tanto, disfrutó de Madrid. “No es como estar en México, pero me siento como en casa. Me encantaría una carrera en Madrid”. Las negociaciones para llevar una carrera a la capital apuntan a un trazado en IFEMA, un circuito urbano, de los que han permitido ver la mejor versión de Pérez: “Las carreras urbanas son especiales. Creo que sería bueno agregar más porque el ambiente es muy diferente. Se me dan bien la verdad, pero lo más importante es llegar con confianza al fin de semana”, puntualiza.
Más allá de las pistas, Pérez mira al futuro con ilusión, con su familia como eje central. “Quiero apoyar a mis hijos en todo lo que hagan, ya sea futbolistas, golfistas o incluso pilotos”. También su faceta empresarial. “Hay muchos planes que me ilusionan y uno de ellos es tener mi propia marca de tequila”, señala el mexicano, originario de Jalisco, la tierra natal de esta bebida.
Pérez, que suma 31 podios y seis victorias en su carrera, es el único piloto latinoamericano de la parrilla actual. Preguntado sobre si el pasaporte pesa en la Fórmula 1, su respuesta es rotunda: “Sí. Nosotros tenemos que salir de nuestro país muy jóvenes, a los 12 o 13 años ya tienes que estar en Europa. Si llegas más tarde todo se hace muy complicado. Por eso es tan difícil hoy en día para los pilotos latinoamericanos, irte tan joven de tu país es muy duro”. La recompensa a su sacrificio ha llegado ahora, cuando es considerado uno de los mejores deportistas latinoamericanos y, posiblemente, el número uno en México. “Tengo la fortuna de tener mucho apoyo pero también mucha exigencia. No es fácil cargar a tu país en tus hombros. Pocos pilotos viven ese fanatismo por parte de sus países. Tu resultado marca el ánimo de muchas personas un domingo en casa y no es fácil lidiar con eso”.
Aunque no tenga un rival latinoamericano, Pérez disfruta del ‘duelo hispano’ ante Fernando Alonso y Carlos Sainz. “Estamos en un gran momento, con tres pilotos del mundo hispano en el top 5. No veo la razón para comparar a Fernando y Carlos. España debería aprovechar el gran momento que tiene con estos pilotos y disfrutarlos más porque este es un momento que quizás no se repita en el automovilismo español. Eso sí, espero que el latino que acabe por delante en el Mundial sea el mexicano”.
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