Fue una de las 15 jugadoras que en su día decidió declararse no convocable para la selección porque entendía que la federación no hacía lo suficiente por el profesionalismo del fútbol femenino. Pero el tiempo y las conversaciones, también su voluntad por jugar el Mundial, hicieron que volviera a La Roja. En Las Rozas, días antes de partir a Nueva Zelanda, Aitana Bonmatí (Vilanova i la Geltrú, Barcelona; 25 años) carraspea porque habla mucho y bien, también porque está resfriada por culpa del aire acondicionado. Al principio se muestra tímida, pero el pasar de las manecillas del reloj le relajan y se repantinga sobre el sofá, gobernadora de la situación como ocurre en el tapete.
Pregunta. Varias jugadoras del Barça integraron junto a usted el grupo de las 15 que decidieron no ser convocables con España. ¿Ha sido complicado volver?
Respuesta. No contaré mucho porque es un tema que siempre ha sido interno. No hemos hecho apariciones públicas y es la forma profesional de hacerlo. A nadie le interesa lo que haya hablado o no con la federación. Pero a nivel personal ha sido un año complicado, sí, aunque la decisión de volver ha sido meditada; las dos partes nos hemos acercado, hablado y opinado que queremos ir hacia la misma dirección. Aún falta, pero la predisposición está y queremos llevar a la selección española a lo más alto. Con el intercambio de palabras la gente se entiende. Pero insisto en que no quiero que sea público, ha habido mucha manipulación de la prensa, que ha buscado morbo en vez de centrarse en lo importante. No me sorprende porque también ha pasado estos últimos años en el fútbol masculino y mucho tardaba en llegar al femenino.
P. ¿No se ha comido el orgullo para regresar?
R. Ahora es el Mundial, pero en unos meses será la Liga de las Naciones, después los Juegos… Así que no ha sido solo eso únicamente. No podíamos estar distanciadas de esta manera tanto tiempo. No aportaba nada bueno a nadie, y tanta especulación no ayudaba. Lo mejor era hablarlo cara a cara, el intercambio de opiniones y buscar el mismo camino.
P. ¿Ha habido fricción entre ustedes por volver?
R. No. Hemos sido sinceras, hemos hablado cara a cara y cada una ha tomado su decisión.
P. ¿Qué opciones reales tienen en el Mundial?
R. Tenemos un gran equipo, con jugadoras con experiencia, madurez, saber estar en estas competiciones… Tenemos que soñar en grande. Faltaría el respeto a los demás equipos si dijera que ganaremos porque todos tienen sus puntos fuertes, pero no me voy a poner ningún límite. Además, en el Mundial siempre hay sorpresas. Si competimos al máximo y vamos con esta mentalidad, seguro que las cosas van bien.
P. En España también extrapolan un poco el modelo Barça, cosa que a usted le beneficia, ¿no?
R. Sí. Mis referentes son Xavi e Iniesta como jugadores, además de Guardiola como técnico porque no pude verle de corto. Y Cruyff, que tenía esa filosofía que los demás han ido asumiendo, entendiendo el juego de la misma manera. Cuando Guardiola estaba en el Barça fueron unos de los años más felices de mi vida porque un martes o un miércoles de Champions hacía los días diferentes, hasta iba con ganas al instituto porque por la noche jugaban.
P. ¿Usted es feliz con la pelota en los pies?
R. Por supuesto, me encanta del mismo modo que no me gusta fallar un pase fácil. Me cago en todo en esos momentos, pero con el tiempo he aprendido a digerir los errores porque, aunque sigo siéndolo, era muy exigente conmigo misma. Ahora veo las cosas con perspectiva, no le doy mil vueltas como antes. Eso no quita que sea muy ambiciosa y que cada día quiero ser mejor.
P. ¿Quizá esa ambición le pesó en algún momento?
R. La ambición está muy bien porque eso me ha hecho estar donde estoy, pero también lleva detrás sufrimiento porque cuando quieres llegar y mantenerte en la cima no puedes bajar nunca los brazos. También vivo las cosas con mucha pasión e intensidad y eso comporta un desgaste. Hay que buscar el equilibrio y a mí me ayudó trabajar con una psicóloga, aprendí a desconectar un poco.
P. ¿Se llegó a plantear dejarlo?
R. Hasta ese punto tan heavy, no. Pero en ocasiones sí que me di cuenta de que no podía seguir así, que me metía en bucles… Pero no me gustaría que se viera como algo extraño. Creo que todo el mundo tiene momentos en los que no sabe quién es, cómo está, se hace preguntas… Y esos momentos los he tenido, claro. Entonces se trata de volver a buscar el camino. Tengo un libro, The obstacle is the way, que explica que los malos momentos te sirven para hacerte más fuerte, entenderte.
P. Aunque de más joven sí que se planteó si le valía la pena seguir con el fútbol, ¿no?
R. Cuando no era profesional y no veía el futuro, sí. Entonces no existía el fútbol femenino de ahora. Además, en mi casa la única que tenía el carnet de conducir es mi madre y tiene fibromialgia y fatiga crónica, por lo que muchas veces no me podía llevar. Así que tenía que coger un autobús y un tren cada día y salía de casa a las 17.30 para regresar a las 00.30. Eso hacía que muchos días me saltara la primera hora del instituto porque no podía de cansancio.
P. ¿Era buena estudiante?
R. Era ambiciosa hasta para sacar las mejores notas. Y mis padres eran profesores de lengua y literatura catalana… Mi casa parece una biblioteca y de desde bien niña me gustaban los libros de historia y ahora también leo de mindset. Pero me dio fuerte con la Segunda Guerra Mundial. Un año fui a Berlín, al campo de concentración Sachsenhausen, y es una experiencia difícil de pasar. Ahora quiero ir a Auschwitz.
P. Usted es muy inquieta en lo social. Colabora con ACNUR, es embajadora de la Liga Genuine y colabora con la Fundación Cruyff además de en otras ONG…
R. Siempre me he preocupado por los más vulnerables. Y siendo más famosa, teniendo altavoz, me he implicado más. Lo hago porque lo siento. Está en el ADN de mi familia porque mis padres siempre han luchado mucho contra las desigualdades sociales y de género. Creo que vivimos en una sociedad sexista, aunque las cosas van cambiando. Pero queda mucho por recorrer. La mujer queda en segundo plano en muchos escenarios y también en cómo se le trata. También ocurre en el deporte y en el fútbol. Aunque ya no oigo tantos comentarios despectivos. Quizá porque tampoco miro Twitter. Sabemos cómo es la red. Muchos no ponen ni la foto y lo hacen desde perfiles anónimos y eso es muy fácil.
P. A nivel institucional también hay cosas por mejorar, ¿no?
R. Claro. En nuestra Liga, por ejemplo, solo han cambiado el nombre, de Iberdrola a Liga F Profesional. Hay ciertos campos que no deberían estar permitidos por nuestra salud. Mucho no te importa si apruebas que se juegue en esos campos… Aunque también es verdad que yo vivo en dos realidades porque el Barça es el club más profesional. Lo tenemos todo, llenamos el Camp Nou…
P. ¿Por eso rechazó una oferta del Chelsea y otra del Lyon?
R. En el Barça me siento plenamente profesional, tenemos las mejores condiciones y el palmarés dice que tenemos dos Champions. Quizá no es la mejor liga en cuanto a profesionalismo, pero el día a día y las compañeras son del máximo nivel. Y soy muy culé.
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