Bip-bip, canturreaba y se mofaba el Correcaminos de los Looney Tunes a cada ocasión que se libraba de los malévolos y hambrientos planes del Coyote, que cada dos por tres se caía por el acantilado o era aplastado por un yunque, siempre descompuesto porque no podía echar el lazo a su némesis. Algo similar ocurrió en el duelo inaugural de España en el Mundial ante Costa Rica (3-0), pues Salma Paralluelo (Zaragoza; 19 años) resultó ser una bala por el carril izquierdo a la que nadie podía echarle el lazo, una sprinter con pie, quiebro, centro y disparo. “Estoy contenta por el juego del equipo y también porque me he visto bien, pero me queda la espina de no haber marcado”, resolvió desde la zona mixta del estadio Regional de Wellington, donde hacía tanto frío que, por ejemplo, su compañera Jenni Hermoso tenía los labios morados y el tembleque como saludo. Pero todas, eso sí, sonreían de oreja a oreja porque el plan, como diría Hannibal Smith en el Equipo A, había salido bien.
Durante la última semana, después del primer cuarto de hora que la selección abría las puertas de sus entrenamientos a los medios, el técnico Jorge Vilda remarcaba la necesidad de que ante Costa Rica el fútbol se desatascaría por las bandas, pues el rival renunciaría a la pelota para expresarse a la contra. Palabras que más tarde acompañaba con imágenes en las repetidas sesiones de vídeo. “Sabíamos que se echarían hacia atrás con un bloque bajo, por lo que la solución estaba por fuera”, argumenta Teresa Abelleira. “La idea pasaba por buscar el uno contra uno en las bandas, jugar con profundidad y colgar balones al área. Y seguimos el plan a rajatabla”, añade Olga Carmona. “Pero para meterlas en el área, debíamos mover rápido el balón, abrir y centrar, aunque en ocasiones también buscáramos entrar por dentro para variar”, se suma Irene Paredes.
De ahí que España fuera un aspersor desde la línea de cal, toda vez que ejecutó 70 centros al área —por los cinco de Costa Rica— y 29 llegaron a buen puerto. “Es que era eso, intentar meter balones diagonales y centros laterales para llegar al área desde atrás”, conviene Jenni Hermoso. “Por eso ensayamos durante toda la semana muchísimos centros”, revela Alba Redondo. “Aunque es obvio que podemos mejorar en el remate, también con los disparos desde fuera del área”, concede Vilda, sabedor de que el equipo chutó en 46 ocasiones y sólo 12 fueron a puerta; tres a gol. Pero no puso más pegas el seleccionador, que quiso destacar a Salma como la mejor desbrozadora, la Speedy Gonzales con botas. “No solo tiene velocidad sino que también es buen pie, posee uno contra uno, se asocia, juega bien en espacios pequeños… Ha hecho un buen partido”, le felicitó.
Pero que Salma corre que se las pela ya lo sabían desde hace tiempo en la selección, por más que les chocaba su indecisión sobre qué deporte escoger, pues a los 15 años todos le sugerían que se debía decantar por uno y se negó. Así, alternaba el balón con el atletismo, magistral en las dos artes, ya que a los 16 años había conquistado una Eurocopa y un Mundial de fútbol con las categorías inferiores de la selección española, al tiempo que destrozaba récords en los 400 metros —tiene, por ejemplo, la mejor marca nacional sub-20 en 53,83s— sobre el tartán. Tanto le gustaban las dos cosas que ni siquiera se lo planteó en abril de 2021, cuando se rompió, ya con la camiseta del Villarreal, los cruzados, bofetada que le impidió acudir a los Juegos de Tokio. Pero la última llamada del Barcelona fue definitiva. “Es un equipo que me estaba siguiendo desde categorías inferiores, pero que no me dejaba compaginar fútbol y atletismo. Para mí en ese momento no era una opción. Aunque llegó un punto en mi vida que tocaba decidir y estar en un Barça, que es el mejor equipo del mundo… Había que ir”, reconocía hace poco al Diario AS. “No me arrepiento, pero siempre me quedará la duda de cuál hubiera sido mi camino en el atletismo. Sigo siendo atleta, no va a cambiar eso nunca de mí”. Y España lo disfruta como evidenció ante Costa Rica, imparable en sus carreras y dribblings.
“Estoy segura de que es una de las más rápidas del Mundial. Como tenga espacio… no la pillan, es imparable”, le elogia Esther González. “Salma tiene potencia, velocidad y una verticalidad que muy pocas poseen. Somos muy afortunadas de tenerla, de verla crecer, y estoy segura de que todavía tiene mucho que dar”, ahonda Alba Redondo. “Es una jugadora diferente. Sé que la puedo buscar al espacio o al pie, que tiene diagonal y chuta… Vamos a jugar muchos años juntas y a seguir disfrutando de ella”, interviene Aitana. “Lo de Salma es un espectáculo. Tiene mucha versatilidad en campo abierto y con el balón en los pies es muy buena. Tenemos que aprovecharla”, apostilla Teresa Abelleira. Aunque Jenni Hermoso aclara: “Es uno de nuestros puntos fuertes y la intentamos buscar, pero no va a estar todo el partido haciendo esa jugada. No hay que meterle más presión”.
Pero todo el equipo le arropa y cuando juega con Olga Carmona por detrás se entienden a las mil maravillas. “Si la tengo delante estoy muy feliz porque sé el potencial que tiene y porque es muy fácil entenderse con ella. Tenemos movimientos mecanizados y la comunicación es muy buena. Está claro que nos va a dar muchas alegrías”, conviene la latera, que también destaca su carácter alegre: “Es genial y es con una de las que más me llevo porque estamos todo el día juntas. Es una niña que está todo el día sonriendo y es un amor”. Lo mismo piensa Abelleira: “Es una persona que siempre sonríe y que genera muy buenas vibras. Además, es muy humilde y siempre está para aportar”. Es la Correcaminos de España. Bip-bip.
La delantera estadounidense Sophia Smith no tiene fin
“Eres la siguiente”, reta Sophia Smith, delantera norteamericana de 22 años, en un anuncio reciente de Nike en el que se le aparece a una rival de todas las formas posibles mientras va en autobús al estadio. Lo hace en una valla publicitaria, en el móvil, en el vestuario… “Encantada de vencerte”, remata el eslogan. Y no le falta razón porque la futbolista ha firmado una temporada de ensueño con Portland Thorns en la NWSL, mejor jugadora del campeonato y del partido por el título, escogida a Jugadora del Año por la federación estadounidense —se convirtió en la más joven en lograrlo desde Mia Hamm en 1994— tras anotar 11 goles con la selección. Frente a Vietnam (3-0), Smith repitió la historia.
Antes del cuarto de hora ya había marcado el primer tanto tras un pase de Alex Morgan, que después erró un penalti. Pero la cosa no se quedó ahí, toda vez que marcó un segundo antes del entreacto y regaló el tercero a Horan. Dos dianas y una asistencia, el mejor debut de una estadounidense en un Mundial, y eso es mucho decir porque el equipo se ha llevado cuatro de los ocho disputados. Pero Sophia, con el 11 a la espalda, ya lo había advertido antes de viajar al Mundial: “Desde el primer día soy una ganadora. Tengo que ganar”. De momento, no falla.
La que tampoco erró el tiro fue Japón, que arrasó a una ramplona y desestructurada Zambia (0-5) en el otro duelo del grupo de España.
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