El Aston Villa, que ha ganado todos los partidos disputados esta temporada en Villa Park, no hizo una excepción con el Manchester City. El equipo de Guardiola viajó a Birmingham sin Rodri, su timonel, y nunca consiguió resolver el dilema que plantea su ausencia. El Villa, dirigido por Unai Emery, lo ahogó en la salida y expuso sus flaquezas en el mediocampo en el encuentro que disputaron ayer. Pocas veces el campeón de las últimas tres ligas inglesas consecutivas se vio más impotente. Apenas un par de remates hizo Haaland, y los tuvo a bocajarro en los dos palos en el curso de una misma jugada. Se le interpuso Emiliano Martínez, inaccesible como su equipo, que se impuso por 1-0 después de tirar siete veces a puerta. La victoria eleva al Villa a la tercera posición de la tabla con 32 puntos y rebaja al City al cuarto puesto, con 30. Todo un golpe de mano en el campeonato inglés más reñido y goleador del siglo.
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Emiliano Martínez, Ezri Konsa Ngoyo, Pau Torres, Digne (Álex Moreno, min. 90), Diego Carlos, Leon Bailey (Moussa Diaby, min. 84), Boubacar Kamara, Douglas Luiz, McGinn, Ollie Watkins (Jhon Durán, min. 90) y Tielemans (Jacob Ramsey, min. 84)
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Ederson Moraes, Rúben Dias, Walker, Gvardiol, Manuel Akanji, Julián Álvarez (Kovacic, min. 68), Rico Lewis (Matheus, min. 67), John Stones, Foden (Oscar Bobb, min. 72), Erling Braut Haaland y Bernardo Silva
Goles 1-0 min. 73: Leon Bailey.
Árbitro John Brooks
Tarjetas amarillas John Stones (min. 44), Rico Lewis (min. 53), Ollie Watkins (min. 59) y Boubacar Kamara (min. 86)
Cualquiera se crece y cualquiera recibe un mazazo en esta Premier. El Arsenal, el equipo menos goleado, perdía 3-2 en el minuto 60 del partido que disputó este martes en Kenilworth Road, sede del Luton. Ante 10.000 espectadores, en un clima parroquial, los goles de Osho, Adebayo y Barkley, futbolistas que luchan por no descender, hicieron tambalear a la que se supone es la mejor defensa del campeonato más rico del mundo. Al cabo de la noche, David Raya, el portero español, volvió a situarse en el centro de la polémica que divide a la hinchada gunner desde el verano: ¿merece la titularidad en detrimento de Aaron Ramsdale, el guardameta inglés revelación del curso pasado?
“No se trata de culpar a nadie”, dijo Arteta tras el partido. “Solo tenemos que defender mejor colectivamente”.
Arteta —raro en él— sonreía mientras hablaba de los goles encajados. Quizás en el fondo sabía que exigía lo imposible. Cada vez es más difícil que las defensas superen a los ataques en esta Premier. Los hinchas de la liga inglesa asisten a un torrente de juego ofensivo. Que el Arsenal tuviera que meter cuatro goles (3-4) para ganarle a un equipo habitual de Segunda o Tercera es solo el último indicio de una tendencia general que va camino de producir cifras históricas. Los partidos de la Premier promedian 3,17 goles esta temporada, según Opta, algo que no se veía desde que los Beatles se afeitaban la barba, coincidiendo con la campaña 1964-65 de la máxima categoría del fútbol inglés, entonces llamada Football League First Division. Nunca, desde que la competición se disputa con el formato Premier, se habían marcado más goles por encuentro cumplidas 15 jornadas.
La tendencia no es casual. Responde a una estrategia mercantil. Fuentes próximas a las direcciones del Chelsea y el Liverpool indican que los dueños de los clubes profesionales de Inglaterra, asesorados en buena medida por consultoras estadounidenses, están mayoritariamente convencidos de que la mejor forma de atraer audiencias y dar valor a los derechos audiovisuales es apostar por el fútbol de ataque. Algo que para el gran púbico popularizó el Barça hace una década y media, pero que para las direcciones deportivas también pueden articular técnicos como Klopp, De Zerbi, Iraola, Emery, Pochettino, Postecoglou, Ten Hag o Arteta, que para más credenciales se formó en el banquillo del City de Guardiola.
Este martes le preguntaron a Guardiola si no creía que su equipo había caído en la autoindulgencia tras conquistar tres ligas seguidas y una Champions. Dos empates sucesivos contra el Liverpool (1-1) y el Tottenham (3-3) desataron las suspicacias en los medios, encabezados por la cadena que posee los derechos de retransmisión, Sky Sports. Hubo quien le preguntó si el City carecía de herramientas para “matar” los partidos tras ponerse por delante, como hizo en vano contra el Tottenham el domingo. “¿Cuál es la alternativa?”, se preguntó Guardiola. “¿Anotar un gol y meterse atrás o continuar presionando?”.
Antes y después de Guardiola
Antes de la llegada de Guardiola a Inglaterra, solo tres ediciones de Premier de un total de 24 superaron el promedio de 2,8 goles por partido jugado. Desde que Guardiola dirige al City, ese promedio ha sido rebasado en cinco temporadas de ocho. Desde 2015, los derechos audiovisuales de la Premier aumentaron un 70%. Ninguna liga en Europa ingresa más dinero por partido televisado —unos 2.000 millones de euros por temporada—, aunque hay otras más goleadoras. En la Bundesliga (3,4 goles por encuentro) y en la Eredivisie (3,3) se marcan más, y en la Liga (2,7) y en la Serie A (2,6), bastantes menos.
Guardiola estuvo especialmente expresivo cuando este martes, antes de viajar a Birmingham, le preguntaron si su equipo no se había apoltronado tras tantos años de éxitos. “El análisis va más allá del resultado”, dijo, señalando el 1-1 y el 3-3 contra el Liverpool y el Tottenham. “Conozco a estos jugadores. He visto cómo se comporta el equipo contra los rivales más grandes y he dicho: ‘estaremos ahí’. Si nos seguimos moviendo de esta manera, si nos seguimos desmarcando y presionando como presionamos al Tottenham y al Liverpool, si reaccionamos con esa rabia después de los goles encajados, estoy seguro de que ganaremos la liga. Firmaría aquí mismo que mantengamos el nivel de estos dos partidos hasta el final de temporada. Si lo hacemos, ganaremos el campeonato. ¿Jugaremos en ese nivel hasta abril y mayo? ¡No lo sé! ¿Qué espera la gente? ¿Que ganemos 130 puntos?”.
Los mejores promedios fueron del Villa
El discurso del catalán —que hace un año hostigaba a sus futbolistas en público porque decía que los veía indolentes— desarrolló una de sus ideas más arraigadas: lo importante no es ganar sino generar más ocasiones de gol que el contrario. “Soy optimista, no estúpido”, dijo el martes. “No espero ganar la Premier 20 veces seguidas en los próximos 20 años. Algún día perderemos. Se lo digo a los chicos: ‘esto es excepcional’. En este país es muy difícil ganar el título. ¿Qué hay que hacer? ¿Cuál es mi criterio? Crear más ocasiones de gol y conceder menos que el oponente. Si lo conseguimos, estamos en el buen camino. Es cuestión de promedios, de analizar los rendimientos, no los resultados”.
En Birmingham los jugadores que exhibieron los mejores promedios fueron los del Villa. Este equipo, que hace décadas que no frecuentaba la parte alta de la tabla, se adueñó de todos los aspectos del juego. Primero, con el control del mediocampo, en donde McGinn, Tielemans, Douglas y Kamara, todos volantes puros, mostraron más oficio que Akanji, Stones, Lewis y Julián Álvarez, rejunte de atacantes y centrales; y después con el dominio en las áreas, donde el Villa efectuó 22 remates totales contra dos de su oponente. Una anomalía que premia la trayectoria de Unai Emery. Por primera vez después de 14 intentos entre Copas del Rey, Liga y Premier, el técnico de Hondarribia le ganó un partido al colega que más admira.
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