Alexia Putellas se cansó de esperar y esperar. Ella quería jugar, volver a rendir al máximo tras apartarse obligatoriamente de los terrenos de juegos por la lesión de ligamento cruzado anterior en la rodilla izquierda en julio de 2022. Quería, ante todo, recuperarse. Pero los fantasmas del pasado no se lo permitían. Y tras arrastrar durante un mes las molestias de un golpe en un encuentro de Champions y consultar segundas opiniones de médicos —más pruebas tanto en el Barça como en la Federación—, decidió someterse a una artroscopia de observación este miércoles a manos del doctor Joan Carles Monllau, el mismo que le operó del cruzado, y, por lo tanto, preparado por si debía intervenir.
El comunicado médico del Barça este miércoles tras salir de quirófano no dio más información sobre las conclusiones de la operación. Tan solo que fue “intervenida con éxito”, que es baja y que “su evolución marcará su disponibilidad”. Según pudo saber EL PAÍS, la intervención salió bien y sin sorpresas en una rápida operación de media hora: se limpió la zona y no vio nada raro.
Al run run de la lesión se sumaba el de la renovación. Según fuentes del Barcelona, las molestias no afectaban a la última oferta que le hicieron desde el club —un ultimátum con el que el Barça se plantó— y siguen esperando una respuesta. Aunque de momento la renovación queda en segundo plano: la prioridad de la jugadora catalana es recuperarse físicamente. Sin deadline y con tiempo por delante para llegar a un acuerdo, el miércoles pasado el club rebajó un año —pasaron de tres a dos— su oferta, algo que pilló por sorpresa a la jugadora, ya que sobre la mesa estaban otros asuntos, y no la duración. Y con Alexia descontenta por el trato, hay equipos de Estados Unidos y Arabia Saudí interesados en ella, esperando la decisión de la jugadora para presentar ofertas formales, aunque de momento no han interferido en la negociación. Desde el club aseguran desconocer estas propuestas y confían en llegar a un acuerdo con la futbolista, a la que consideran fundamental. De momento, no se avanzará hasta que esté recuperada y tenga claro cuál puede ser su futuro.
El día de las filtraciones sobre la renovación, Alexia estuvo presente en el último partido de 2023 de su equipo, un encuentro en Champions contra el Rosengard. Enfundada en una chaqueta del club, Alexia no sonreía. Justo este diciembre se cumplía un año y medio de su lesión. El mes empezaba como fecha esperanzadora, como regreso optimista, pero acabó con la jugadora pasando por el quirófano, aunque con la confianza en regresar al cien por cien.
Paso atrás
Todo por culpa de un golpe en la fase de grupos de la Champions, en un partido contra el Benfica el 14 de noviembre. Adaptándose a su nueva posición de nueve, Alexia estaba recuperando, poco a poco y con paciencia, su nivel. Pero en aquel partido todo se torció. Algo en la rodilla izquierda hizo que se apartara del campo a hablar con los médicos. Volvía al terreno de juego poco después. Pero regresaba para sentarse en el banquillo sin saber qué sucedía.
Una resonancia descartó la lesión: era una molestia por el golpe que cesaría en un par de semanas, pensaban entonces los médicos. El Barcelona y los culés respiraron tranquilos. Alexia parecía mejorar entrenándose al margen, aunque se perdía el clásico en Montjuïc. Pero cuando empezaba a trabajar más, sobre campo y tocando balón, volvía a resentirse. Y el 27 de noviembre abandonaba la concentración de la selección española en lo que fue una visita de cortesía, aunque tanto las pruebas de la Federación como las de Barça descartaban cualquier tipo de lesión grave.
Pero seguía entrenando. El 15 de diciembre le practicaron la última resonancia, sin diferencias respecto a la primera de hacía un mes. Nada había cambiado, pero las molestias persistían. Y a pesar de que desde el Barcelona el mensaje era aguardar 15 días y tras las vacaciones de Navidad valorar el siguiente paso, la futbolista se había cansado de esperar. Con los fantasmas del pasado presentes, siguió el consejo de una segunda opinión y decidió atajar el problema mediante una artroscopia de observación para tratar de conocer por fin la procedencia de sus molestias. Aún quedan muchos interrogantes por resolver. Y sin respuestas, la espera crece y se hace más larga.
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