“Esa ha entrado, yo la he visto dentro, ¿verdad, Samu?”.
En la pista 16 de Melbourne Park, a reventar por los cuatro costados, Carlos Alcaraz se desempeña a fondo contra el serbio Dusan Lajovic durante el entrenamiento y busca la aprobación de su entrenador. Pero no, no es Juan Carlos Ferrero, su técnico habitual, sino Samuel López, Samu en el mundillo. Un hombre campechano, cercano y de largo recorrido en el tenis que asesora estos días en Australia al joven diamante español, que este martes (hacia las 11.00, Eurosport, sellando la jornada) debutará en el torneo frente al francés Richard Gasquet. Hay complicidad, buen rollo, bidireccionalidad en los diálogos. El murciano acata las precisiones y el preparador, fino como un junco, desprende optimismo durante la conversación que transcurre a la puerta del vestuario.
“La verdad es que todo ha ido muy bien. Con ilusión, con ganas y motivados. Carlos está motivado para hacer un gran torneo y yo creo que está preparado. Luego, sin duda, hay que contar un poquito con la suerte, ¿no? El tener un poquito de suerte siempre es importante. Pero le veo bien, listo para las batallas que van a venir a partir de ahora”, precisa López, de 53 años, cuando se le pregunta por la primera semana de estancia en las antípodas, en la que el tenista ha seguido afilándose de cara a este asalto al primer grande de la temporada que ahora empieza. La musculatura definida de Alcaraz reluce con el sudor y se tensa todavía más cuando ejecuta alguno de los golpes meteóricos que impresionan a los aficionados.
Sin perder detalle, López supervisa cada movimiento y analiza. El padre y uno de los tíos del jugador observan desde la grada y su médico personal, Juanjo López, ejerce de vez en cuando la función de recogepelotas mientras el fisio, Juanjo Moreno, se preocupa por la hidratación y los electrolitos durante la sesión. Todo parece a punto. Desde la distancia, así lo transmite el entrenador presente, Ferrero se interesa día tras día por la evolución de su chico, que preguntado tres días antes de la escena por la novedad en el banquillo —circunstancial, con origen en la artroscopia a la que se sometió recientemente el valenciano—, se expresa contundente: “Creo en él. Confío en Samu al cien por cien. Tiene muchísimos años de experiencia”.
López fue un modesto jugador que mediada la veintena se sumó a Antonio Martínez Cascales, mentor de Ferrero y patriarca actual del equipo de Alcaraz, en la fundación de la academia asentada en Villena (Alicante), en 1990. Colaboró en el desarrollo del que en su día fuera número uno y desde hace ocho años ha dirigido la carrera de Pablo Carreño, fuera de combate el asturiano desde hace meses a consecuencia de una tendinitis puñetera en el codo. Alcaraz, como Carreño, se ejercita durante el año en Villena, donde López detectó rápidamente que aquel adolescente de 15 años tenía ese algo especial. Un instinto, una imaginación y un mazo de primera categoría.
Los primeros tiros
“Eso es algo innato, ¿no? Luego, conforme uno crece va madurando, pero nuestra idea es que no pierda eso, porque al fin y al cabo es su esencia. Tiene esa espontaneidad dentro y fuera de la pista, y no la debe perder. Pero, obviamente, conforme madura el jugador va ganando más orden”, cuenta antes de recordar que el tenis ofrece márgenes muy estrechos para pulir aspectos técnicos o estratégicos, y que en el fondo se debe hacer prácticamente sobre la marcha. No obstante, las cinco semanas de pretemporada le han venido de perlas a Alcaraz para afinar un doble aspecto: servicio y devolución, ambos todavía más fundamentales en el registro actual de juego.
“Siempre se va mejorando a partir de la base que uno ya tiene, y Carlos es un jugador alegre, al que le gusta dominar; para poder hacerlo, los primeros tiros son muy importantes en el tenis, y todavía más en el moderno. Así que se ha hecho hincapié tanto en el saque como en el resto, y en no dudar a la hora de ir hacia adelante. Esa ha sido la base, al margen de mantener la intensidad y de atender a los detalles. Y yo creo que ha habido una evolución”, prosigue López de acuerdo con la línea continuista que le une a él y a Ferrero, al que ya reemplazó el curso pasado en Queens y dos antes en Miami. En ambas ocasiones, Samu acompañaba en la foto al campeón.
“Conozco desde hace mucho tiempo a Juan Carlos y él a mí, y tenemos la misma idea de trabajo sobre Carlos, así que todo es fácil. Tenemos mucho respeto el uno por el otro, de la misma forma que Carlos lo muestra hacia nosotros. Hace todo lo que le dices, es un chaval que escucha, así que es fácil trabajar con él”, matiza el alicantino. Alcaraz, entretanto, agradece la fórmula complementaria porque a él lo que le interesa es, por encima de todo, absorber. “Por la experiencia te puede brindar otro tipo de cosas que Juan Carlos a lo mejor no te puede decir o enseñar, aunque haya sido jugador y el número uno. Al final, somos todos un equipo, o sea que intento aprender tanto de uno como de otro”, concluye el de El Palmar, listo para el abordaje.
CON GASQUET EMPEZÓ TODO
A. C. | Melbourne
El nombre de Richard Gasquet es el primero que aparece en la hoja de ruta de Alcaraz en Melbourne. El francés, distinguido por su estético revés a una mano, es ya un veterano en dirección a los 38 años que, de no haber cambio de planes, colgará la raqueta la próxima primavera tras disputar Roland Garros.
Él y el español tan solo se han medido hasta ahora en una ocasión. Fue hace tres años, en Umag; fecha a guardar ese 26 de julio. Alcaraz se impuso por un doble 6-2 y festejó su primer título en el circuito de la ATP. “He madurado muchísimo”, contaba aquella noche a EL PAÍS. Y en ello sigue hoy día.
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