Sólo un genio puede triunfar en un torneo tan duro cuando el ajedrez no es la prioridad de su vida. Yi Wei, uno de los prodigios más asombrosos de este siglo, frenó su carrera en 2018 para dedicarse a sus estudios universitarios, que terminará el próximo junio. Pero eso no le ha impedido ganar en Wijk aan Zee (Países Bajos) tras imponerse en las semifinales del desempate relámpago al uzbeko Nodirbek Abdusattórov, de 19 años, (1,5-0,5) y en la final al indio Dommaraju Gukesh, de 17, (1,5-0,5). Wei, de 24, es ahora el 9º del mundo.
A pesar de la enorme tensión del momento, tras realizar muchos movimientos en pocos segundos para doblegar a Gukesh en el segundo asalto del duelo, Wei no hizo un solo gesto de alegría mientras el público, al parecer mucho más emocionado que él, explotaba en un intenso y largo aplauso. La principal prueba para sus nervios de acero llegó en la primera partida contra Abdusattórov, cuando el chino tenía una posición claramente perdedora y además con menos tiempo, pero logró arrancar el empate. Antes había vencido con gran brillantez al indio Gujrathi Vidit, uno de los cinco empatados en el primer puesto antes de la última ronda, en el encuentro teóricamente más igualado de la jornada.
La trayectoria de Wei hasta los 18 años tenía poco que envidiar a la del indiscutible número uno, el noruego Magnus Carlsen, hasta esa edad. Pero, como ocurre en China con frecuencia, el joven prodigio cedió a la presión familiar y redujo muchísimo su actividad deportiva para dedicarse intensamente a la carrera de Economía. Ahora ya ve la luz al final del túnel: “Si todo va bien, en junio terminaré en la universidad y entonces quiero que el ajedrez vuelva a ser lo más importante”, dijo a EL PAÍS hace dos semanas en Wijk aan Zee. Esa falta de competiciones causa su ausencia en el Torneo de Candidatos del próximo abril en Toronto (Canadá), por lo que Wei tendrá que esperar hasta 2026 para aspirar al título mundial.
La edición 86 de la primera gran cita de cada año, el Roland Garros del ajedrez, ha dado la razón a quienes sostienen que un sistema de liga con una mezcla de estrellas y jugadores menos fuertes aumenta mucho las probabilidades de que el torneo sea emocionante e interesante. De los trece participantes en el torneo principal del festival Tata, el más débil en teoría era la campeona del mundo, la también china Wenjun Ju. Sin embargo, Ju ha terminado 10ª, con una victoria (sobre Alireza Firouzja, 6º del mundo), siete empates (incluido el de hoy frente a su compatriota Liren Ding, campeón del mundo) y cinco derrotas. Una estadística elocuente: antes de este torneo su balance frente a rivales con más de 2.732 puntos Elo en la lista mundial era de cero puntos en cinco partidas; ahora es de tres sobre ocho.
Muchos se irán tristes o no especialmente contentos de este pueblo en el Mar del Norte por el que pasan más de 2.000 ajedrecistas durante dos semanas de cada enero para disputar muchos torneos. El 9º puesto de Ding es muy malo para un campeón del mundo, pero con el atenuante de que llevaba ocho meses casi parado y con problemas psicológicos y para dormir desde que logró el título frente al ruso Ian Niepómniashi, cuyo 8º puesto a poco más de dos meses para el Candidatos es incluso más decepcionante.
Otro de los mayores prodigios de este siglo, Firouzja, de 20 años, francés de origen iraní, tendrá que plantearse con seriedad cuál quiere que sea su nivel de dedicación al ajedrez. Es verdad que ha estado cerca del primer puesto hasta la última jornada -hoy ha hecho tablas con el no menos portentoso Rameshbabu Praggnanandhaa, indio de 18 años, 13º del mundo y clasificado para el Candidatos, quien mantiene su regularidad con un 7º puesto-, pero ya no luce tanto la chispa genial que siempre lo definió: “Mis estudios de moda van muy en serio, y pienso retomarlos tras el paréntesis que hago por el Candidatos”, dijo a este periódico durante la inauguración. Carlsen llegó a decir (en 2021) que Firouzja era el único rival a su altura en cuanto a talento, pero ya no lo dice.
Las dos jóvenes estrellas con más motivos para el disgusto son Abdusattórov y Gukesh. El uzbeko llegó como líder al fin de semana decisivo, pero perdió este sábado con Vidit y se queda por segundo año consecutivo a las puertas del primer premio. El indio sufrió una desgracia en la penúltima ronda, cuando su posición ganadora lo perfilaba como único líder ante la jornada final. Pero, apurado de tiempo, no se dio cuenta de que estaba facilitando el empate por triple repetición de posiciones, que Praggnanandhaa reclamó al árbitro de inmediato.
Los dos jugadores más interesantes en principio del torneo B (Challengers), cuyo vencedor tiene una plaza garantizada en el de Maestros del año siguiente, eran el estadounidense Jan Niemann y el español Jaime Santos. Pero la gran irregularidad del norteamericano y el mal momento del leonés desde hace meses por un problema personal han dado el primer puesto a otro miembro más del ejército de jóvenes talentos indios, Leon Mendonca, a pesar de que hace dos días parecía que el triunfo iba a ser para el juvenil francés Marca Andria Maurizzi.
El Festival Tata de ajedrez tiene el futuro garantizado desde el punto de vista del patrocinio por una paradoja: llena los hoteles y restaurantes de la comarca en una temporada turística bajísima, y ésa es la manera en que la multinacional del acero compensa a la población local por la polución que genera su fábrica. Grupos de ecologistas se manifestaron el primer día y también hoy en los alrededores de la sede de los torneos. Pero los ciudadanos de Wijk aan Zee están a favor del ajedrez, y los aficionados acuden en masa cada año para disfrutar de un ambiente magnífico, y muy bien organizado.
La clasificación final antes de desempate del torneo principal está aquí.
Los resultados, ronda a ronda, aquí.
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