Madrid proyecta un gran premio de Fórmula 1 más caro para los espectadores que el de Barcelona, según detalla a EL PAÍS una fuente conocedora del proyecto. En función de la categoría, el precio de las entradas variaría de 275 a 1.200 euros; las dos zonas de hospitality o vip se dispararían a entre 2.700 y 4.600 euros; y hasta 140.500 espectadores se reunirían en Ifema cuando el circuito ya esté a pleno rendimiento. Eso supone un precio medio ponderado en grada de 469,80 euros, frente a los 360 de Barcelona; y de 3.480 para los vip, frente a los 1.997 del otro gran premio español. Las cifras, calculadas con los precios de referencia para 2023, aumentarán cada año como mínimo en función de la inflación, según el plan de negocio con el que trabajan los organizadores, siempre susceptible de ser cambiado antes de que la F1 desembarque en la capital de España (2026). De venderse todas las entradas en esos precios, los ingresos por ese concepto arrancarían en los 100 millones.
“En Madrid hay mucho dinero”. La frase, repetida en diferentes versiones por representantes de Liberty Media, dueña de los derechos de la F1, resume el gran negocio por venir, que sigue envuelto en el misterio.
Ifema, participada accionarialmente por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Cámara de Comercio e Industria y Fundación Obra Social y Monte Piedad de Madrid, sabe que poner en marcha el gran premio le costará 100 millones de euros. A eso hay que sumarle un canon multimillonario a pagar a Liberty, y que puede dispararse a entre 200 y 600 millones de euros por diez años en función de lo que están pagando ahora mismo otros organizadores. A eso hay que añadirle, según documentación a la que accedió este diario, gastos de personal, por comisiones de ventas, servicios profesionales y externalizados, de infraestructura, seguros, promoción, reparación, o electricidad.
¿Cómo compensar esos gastos si no hay inversión de dinero público, como han prometido todas las organizaciones implicadas, en contraste con el modelo de Barcelona? A través de los espectadores, que podrán pagar por disfrutar de dos zonas de hospitality o vip; del pago por patrocinios; y de aprovechar la transformación del espacio polivalente de congresos para organizar conciertos coincidentes con el fin de semana de los bólidos; e intentar acoger otros eventos deportivos, como, sueñan los promotores, MotoGP —difícil de imaginar al tratarse de un circuito urbano, pues se exigen mayores escapatorias y grandes medidas de seguridad en pista para proteger a los pilotos de motos—, o la etapa final de la Vuelta a España.
“Conceptualizado y diseñado específicamente para ofrecer una experiencia diferencial y única tanto para los aficionados como para los equipos participantes en la competición, Madrid quiere profundizar en el desarrollo de un nuevo paradigma que combine deporte y espectáculo, ofreciendo un evento memorable”, explicó en enero José Vicente de los Mozos, presidente del Comité Ejecutivo de Ifema. “Tenemos la ambición de organizar un Gran Premio que se convertirá en una referencia del calendario internacional de la F1″.
Así, el plan de negocio del gran premio capitalino detalla la expectativa de que arranque con 112.000 espectadores (92.000 en grada, 15.000 en el vip, y 5.000 en el paddock club, la zona más elitista), para dispararse hasta los 140.500 a partir del quinto año, cuando ya todo esté rodado y quede otro lustro de concesión para exprimir beneficios a la llegada de la alta velocidad a Madrid. El gasto medio por persona en comida y bebida se estima en 100 euros por el total del fin de semana. Y aunque en principio no se había contemplado una pelouse (zona sin asientos y más barata), una fuente conocedora del proyecto estima que finalmente se intentará incluirla, con precios de entre 50 y 70 euros, visibilidad reducida y pantallas para seguir el gran premio. Un guiño para llenar el fin de semana de carreras de color, ruido y pasión, además de para intentar regatear la imagen de que este será un evento elitista, inspirado en los vip del masters 1.000 de tenis de la capital.
Así, los precios por entrada que plantea Madrid sitúan a este gran premio como más caro para los espectadores que los de Barcelona o Monza (Italia), pero más barato que los de Zandvoort (Países Bajos: 522 euros de media) o Silverstone (Reino Unido, 522); y por supuesto que los de Miami (EEUU) o México (ambos con 1.099).
¿Y quién vendrá a Madrid? Los organizadores esperan que el 70% de los espectadores llegue desde fuera de la capital y que el 35% lo haga desde fuera de España, aportando 450 millones de euros al PIB regional al pasar una media de casi cuatro noches en la ciudad, con un gasto medio de más de 1.300 euros. Todo para disfrutar de gran circo de la Fórmula 1.
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