El destino juntó a los dos equipos eliminados de la pasada edición de la Copa de la Reina por alineación indebida. Esta vez, uno frente al otro, y fue el Barcelona quien, sin tirar la moneda para conocer su suerte, superó al Sevilla en los cuartos de final (8-0) y revivió la goleada de ocho tantos del último encuentro entre ambos equipos el pasado noviembre en la Liga. Una pesadilla para Cristian Toro que se tornó recurrente y que no esperó ni él, ni Jonatan Giráldez que, en la previa al partido, aseguró no ser capaz de repetir aquel desorbitado resultado. Pero tras el encuentro, sus palabras resonaron a modestia y precaución, pero no a realidad. El Barça salió a repetirlo como si nunca hubiese sucedido. La reina de copas —ya son nueve las que llenan su vitrina— venció, una vez más, de manera contundente, sin opción para las sevillanas y sobrepasándolas para alcanzar la semifinal.
8
Cata Coll, Ona Batlle, Irene Paredes, Ingrid Engen, Lucy Bronze, Aitana Bonmatí, Vicky López, Patri Guijarro, Salma Paralluelo, Caroline Graham Hansen y Mariona Caldentey
0
Esther Sullastres, Lucía Rodríguez, Diana Gomes, Rosa Otermín, Teresa Mérida, Toni Payne, Pamela González, Inma Gabarro, María Pérez, Gemma Gili y Cristina Martín-Prieto
Goles 1-0 min. 6: Salma Paralluelo. 2-0 min. 16: Aitana Bonmatí. 3-0 min. 18: Mariona Caldentey. 4-0 min. 33: Mariona Caldentey. 5-0 min. 37: Salma Paralluelo. 6-0 min. 40: Caroline Graham Hansen. 7-0 min. 59: Aitana Bonmatí. 8-0 min. 77: Ariana Arias.
Árbitro Alicia Espinosa Ríos
Tarjetas amarillas Cata Coll (min. 44) y Teresa Mérida (min. 71)
En aquel último duelo entre ambos equipos, el conjunto de Cristian Toro se fue a dormir con los cuatro goles que Salma Paralluelo metió en apenas cuarenta minutos. La joven velocista quiso repetir hazaña y sueño, y se lanzó la primera a revivir las pesadillas del Sevilla: dudó y miró a su alrededor, indecisa de dejarle la pelota a la dueña incombustible del lateral izquierdo, Ona Batlle, o de probar la suerte que no le acompañó en los últimos partidos. Pero tomó la decisión correcta con un chute cruzado que abrió un marcador que no dejó de sangrar.
No se cansó, Salma, y se implicó en los dos siguientes goles del Barcelona. Aitana, entre órdenes al grupo, subidas y bajadas por todo el campo, activa tanto en defensa como en ataque asociándose con su compañera de baile Graham Hansen, quiso su gol a los diez minutos. Y la más pequeña sobre el terreno, pero no por eso menos atrevida, Vicky López encontró la bota de Mariona Caldentey in extremis para anotar el tercero y poco después transformar un penalti en el cuarto.
Jonatan Giráldez lo vio con las manos en los bolsillos. Unos metros a su derecha, la realidad de Cristian Toro era muy diferente: negaba con la cabeza cada vez que el Barcelona se acercaba al área rival. El Sevilla, que empezó atento, se desestructuró en defensa. Las sevillanas llegaron tras ocho victorias en diez partidos, pero salieron con pesadillas. Se llevaron las manos a la cintura, estáticas e impasibles tras un 5-0 del instinto goleador de Paralluelo y un 6-0 de la incisiva Hansen.
En 40 minutos el equipo azulgrana abrió una de las heridas más grandes de la temporada. Mientras, el Sevilla, impasible. No encontraron tampoco a su máxima goleadora, Martín-Prieto, que recibió un golpe de Cata Coll en una impulsiva carrera de la portera. Nada cambió en la segunda parte. Sullastres cometió el error de dejar muerta una pelota a los pies de Aitana tras un remate de Paralluelo, y la Balón de Oro solo tuvo que empujarla para sumar el séptimo.
Con el partido atado, el Barcelona sacó pecho de las jóvenes del segundo equipo: Giulia Dragoni, precoz internacional italiana, y Ari Arias, máxima goleadora del filial e imprescindible en un futuro como delantera centro tras la marcha de Asisat Oshoala. La segunda quiso dejar su huella para marcar su camino en el primer equipo, y entonó el octavo gol ante un Sevilla incapaz de recuperar la pelota, de cortar las constantes progresiones de su rival y de acercarse a la tranquila portería de Cata.
Los 3.438 aficionados del Estadi Johan Cruyff cantaron y celebraron. No llenaron las gradas, pero no hizo falta para que el hambre de sus jugadoras fuese insaciable. Un paso más en la temporada de ensueño del Barcelona: con la Supercopa en la estantería, líderes imbatibles de la Liga y con el camino aparentemente tranquilo por Europa en Champions, la Copa de la Reina se hace más real tras pasar a semifinales.
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