Si un viajero recala hoy en el término orensano de Prado, en la margen izquierda del río Miño, se topará con 25 hectáreas de viñedos coronadas por un moderno edificio de mil metros cuadrados. Es la bodega Ramón do Casar, dotada con la última tecnología de prensado en vacío y gases inertes. Un referente para los blancos vinos de Ribeiro desde hace una década. Lo que el visitante no sabe es que también está frente al sueño de un emigrante, hecho realidad por sus hijos.
Ramón González fue uno de los numerosos gallegos que buscaron el siglo pasado en América un futuro más próspero para los suyos. Venezuela se convirtió en su patria de adopción durante décadas, pero nunca olvidó las tierras que había trabajado de chaval con sus manos. Al contrario: dedicó cada jornal en aquel país a comprar fincas y viñedos en el Concello de Castrelo de Miño, con la idea de regresar algún día. Así fue juntando los terrenos en los que hoy se producen 180 toneladas anuales de uva.
“El sueño de mi padre eran las fincas, las viñas, una bodega… pero nosotros teníamos ya el sueño de hacer un gran vino”
Ramón González Sabucedo, bodega Ramón do Casar
En el año 2000, sus hijos, Ramón, Etelvino y Javier González Sabucedo decidieron materializar los deseos del emigrante. Ellos habían crecido en América. “Volver al lugar de nuestra niñez fue importantísimo para nosotros”, reconoce Ramón, hijo. “El sueño de mi padre eran las fincas, las viñas, una bodega… pero nosotros teníamos ya el sueño de hacer un gran vino”. En 2013 pusieron en marcha la bodega, con el impulso de Banco Santander, que creyó en el proyecto desde sus inicios, y el premio a su esfuerzo llegó el año pasado. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación destacaba al “Ramón do Casar Nobre 2020″ como Mejor Vino, entre sus Premios Alimentos de España.
Espíritu emprendedor y sostenible del campo
¿Cómo se alcanza una meta semejante? Para dar forma al propósito de don Ramón, la primera tarea de sus hijos fue unificar todas aquellas fincas dispersas y destinarlas a la viña. Las agruparon, compraron otras y consiguieron la extensión actual, con el objetivo de llevar a la excelencia el Ribeiro, icónico vino de su tierra.
Banco Santander creyó desde el principio en este proyecto de arraigo familiar, y su apoyo resultó decisivo para ejecutarlo. Algunas referencias de la bodega incluyen uvas albariño y godello, pero la reina es la treixadura, la variedad más empleada para hacer Ribeiro. El vino histórico del noroeste orensano fue el primero que Galicia exportó a Europa en el siglo IX, y su cultivo ha atravesado altibajos que redoblan el valor de la apuesta. Demasiado minusvalorado frente a sus rivales más directos, hoy vuelve a competir en buena lid con las demás denominaciones de origen gallegas.
Los Premios Alimentos de España eligieron al Ramón do Casar Nobre 2020 como Mejor vino de España el año pasado. Su bodega está entre los 425.000 clientes agricultores y ganaderos que Banco Santander apoya en España.
Ramón do Casar ya produce cinco tipos distintos de Ribeiro, y todas sus etiquetas llevan fotografías de Alberto Martí, el fotoperiodista que inmortalizó la historia de los gallegos en su éxodo a América. Hoy, sus imágenes rinden un homenaje en cada botella a Ramón padre y a su luchadora generación.
El éxito del Ramón do Casar Nobre 2020 (“la frescura de la treixadura vestida de la mejor selección de roble”, como lo definen en la casa) responde a la experiencia del enólogo Pablo Estévez, “verdadero mago del vino”, según Javier González Sabucedo.
“Los hermanos me explicaron su idea de construir una buena bodega en la que poder elaborar los mejores vinos blancos posibles”, recuerda Estévez. “Y para hacer un gran vino, primero hay que hacer una gran viticultura y llegar a la bodega con una gran uva”.
Aunque los residuos que deja la elaboración de sus vinos blancos son mínimos, la empresa aplica en todos sus procesos los principios de la economía circular y la sostenibilidad como lema. Los raspones que quedan tras desprender las uvas del racimo son tratados y reutilizados como abono en el viñedo. Las pepitas y la piel de los frutos se venden a una destilería para elaborar el célebre orujo gallego.
El premio recibido anima a esta empresa familiar a diseñar un futuro donde sus vinos puedan llegar incluso a la Venezuela que acogió al patriarca. “Tenemos un proyecto claro de crecimiento y expansión internacional”, señala Ramón. “En los inicios contamos con la ayuda de Banco Santander, y esperamos ir otra vez de su mano para el futuro de Ramón do Casar”.
Un apoyo imprescindible para el sector agroalimentario
Esta bodega orensana forma parte de los más de 425.000 clientes agricultores y ganaderos en España a los que Banco Santander apoya. Un respaldo que el sector agroalimentario necesita quizás como ningún otro, porque la sociedad no solo avanza en las ciudades que ese campo alimenta.
Santander lleva años con esta labor. En 2022 aportó más de 4.200 millones de euros de financiación a clientes agroalimentarios, un 11% más que el año anterior. Con el foco en la digitalización y la sostenibilidad, sus productos más demandados son los Anticipos Cosecha, el Préstamo I+D+I Agro o préstamos a largo plazo para transformar fincas hacia cultivos más rentables.
A diario se comprueban las dificultades que el cambio climático representa para el campo español. Además de la actual sequía, sobrevienen inundaciones, granizadas en fechas inusuales y otros factores que alteran el ciclo natural de las cosechas. Respondiendo a estas emergencias, Banco Santander ha puesto en marcha el Préstamo Sequía, que ya ha preconcedido a más de 100.000 clientes. Además de ser un servicio financiero, incluye el asesoramiento personalizado a cargo de especialistas agro de la entidad, que informan de todas las líneas disponibles para apoyar los negocios de este sector.
Más info: todo lo que Banco Santander ofrece a sus clientes para impulsar el negocio Agro.
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