Hacer la compra del supermercado desde casa y recibirla en 10 minutos. Esa era la promesa de las aplicaciones de envíos ultrarrápidos como la turca Getir y la alemana Gorillas cuando desembarcaron en España en 2021. “Hemos llegado a ser 3.000 empleados”, recuerda Álvaro Torres, de 31 años, repartidor en la primera empresa, que acaba de comunicar a la plantilla su intención de cesar la actividad en el mercado español, el cierre de sus supermercados y el despido de los trabajadores (ahora son 1.560). “Hay muchas cosas de la gestión del negocio que se pueden hacer mejor”, opina. El anuncio de Getir simboliza el acelerado auge y declive de un negocio, el de delivery ultrarrápido, que se ha expandido de forma agresiva por todo el mundo, impulsado por la inversión del capital riesgo, sin lograr la rentabilidad.
La oferta de llevar la compra en 10 minutos de algunas de estas empresas fue pronto matizada y quedó “en minutos”, más flexible e indeterminado. No querían que calase entre los consumidores la imagen de repartidores corriendo por una tienda como locos para hacer un pedido y saliendo a toda velocidad con una moto para entregarlos. Pero la estrategia siempre ha sido la misma: se basa en los supermercados fantasmas, llamados así por ser tiendas sin compradores en sus lineales, solo empleados. Los pedidos, con un límite de volumen, entran por la aplicación y un trabajador los mete en la cesta. Otro lo gestiona y entrega al rider para el reparto.
Sobredimensión
“Es un negocio que se ha sobredimensionado, pero creo que tiene futuro si se reestructura”, opina Torres, que trabaja en Sevilla. “Es verdad que hay tiendas con pocos pedidos y que algunos empleados se pasan a veces mucho tiempo sin hacer nada, pero pedidos hay”, destaca. La plantilla ha propuesto a Getir que reconsidere su decisión y mantenga abiertas algunos de sus 42 establecimientos, que consideran rentables. La empresa indica que “empleará sus mejores esfuerzos para agotar cualquier vía que pudiera sobrevenir durante la negociación” y que solo hará comentarios cuando esta finalice.
Hasta ahora ha habido una reunión para negociar el expediente de regulación de empleo y Getir ofrece el mínimo que exige la ley: una indemnización de 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades. “Han anunciado el cese total de la actividad, porque la matriz del grupo ha decidido dejar de financiar la operativa”, explica Jesús Ballesteros, representante de CC OO en la mesa negociadora. “Estas empresas han pretendido ganar cuota de mercado a costa de las pérdidas”, añade.
Priorizar el crecimiento por encima de la rentabilidad ha sido una constante en el sector del delivery, no solo del ultrarrápido de empresas como Getir, sino también de otras empresas más consolidadas como Glovo, Uber Eats o Just Eat. Las recién llegadas han sufrido en un mercado con una competencia feroz. Además, desde el principio han contratado a sus repartidores, sin recurrir a la figura del autónomo, lo que según estas empresas les conlleva un coste extra que no tienen otros rivales. A mediados de 2021 había en Europa y Estados Unidos una docena de start-ups, incluida Getir, que prometían entregar la compra en pocos minutos. Hoy, queda la mitad.
En España, la competidora directa de Getir era Gorillas, que salió del país el año pasado tras vender sus activos a la empresa turca. También cesaron la actividad la holandesa Rocket y la británica Dija. Esta vendió su negocio a la estadounidense GoPuff, que también acabó yéndose de España, en agosto de 2022. Getir era, en realidad, la gran superviviente. Pero ha pesado más la competencia de firmas más asentadas, como Glovo, y de supermercados tradicionales que cada vez ofrecen repartos más flexibles.
Todas están, al menos de momento, en pérdidas. Las expectativas puestas en este negocio, no solo en el de las entregas ultrarrápidas sino en general todo el sector, han sido muy superiores a la demanda, a pesar del bum vivido por el delivery desde la pandemia. Por ejemplo, sobre la comida a domicilio, el consumo en restaurantes ha crecido un 26% en el primer trimestre del año, por encima de los pedidos a domicilio, que han aumentado su cifra de negocio un 13%, según los datos del sector expuestos en un congreso organizado hace unos días por la asociación de fabricantes y distribuidores de productos de gran consumo Aecoc.
El gasto de los consumidores en delivery se han recortado, según un estudio del profesor del IESE José Luis Nuevo, editado también por esta asociación y presentado esta semana. Todos los encuestados han disminuido su gasto en estos servicios, sobre todo las rentas más modestas. “La valoración de algunas de estas empresas ha caído en el último año; ha habido un proceso de concentración, los precios han subido y se han reducido los descuentos y la inversión en publicidad”, según Nuevo, que pronostica que en un año solo habrá dos o tres supervivientes (señala como candidatos a Glovo y Just Eat).
Alimentos y precios
La subida de precios de los alimentos del último año ha agravado los problemas. Al principio estas empresas invirtieron mucho en promociones, pero el presupuesto se agotó y las ofertas ha disminuido. De forma paralela, ha vuelto a crecer la preferencia de los consumidores por las tiendas físicas: opinan que es una manera de controlar el gasto de alimentación. Así lo refleja un informe presentado a finales de junio por la patronal de los supermercados Asedas y las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid. Según el estudio, el 68% de los consumidores compra solo en tiendas físicas, siete puntos más que en 2022; el 27% lo hace tanto en internet como en el supermercado, seis puntos menos, y casi el 5% solo recurre a las webs, un punto menos que el año pasado.
Los precios y la posibilidad de comparar mejor los productos aparecen como el principal motivo que los consumidores tienen para acudir a la tienda física (un 44%), según el mismo estudio. La segunda razón (39% de las opiniones) es la comodidad derivada de la amplia red de tiendas de proximidad que existe en España.
Esa proximidad es clave para los supermercados tradicionales, pero también lo es para los llamados supermercados fantasmas. Para repartir rápidamente, necesitan estar en lugares céntricos, lo que encarece aún más los costes. “No salen los números”, señala Laureano Turienzo, presidente de la Asociación Española del Retail y consejero delgado de Retail News. “Además, hace años que muchos comercios tradicionales ya ofrecen llevar la compra al domicilio e incluso se puede llamar desde casa para hacer el pedido”, señala el experto, que cuestiona que los servicios de estas aplicaciones de envíos ultrarrápidos supongan una innovación real.
Para los empleados de Getir, el anuncio del cierre ha sido muy duro. “Habíamos asumido que podía haber recortes, pero ¿el cierre total…? Ha sido una decepción”, cuenta Álvaro Torres, que empezó a trabajar en esta empresa en febrero de 2022. Cree que pueden salvarse algunas tiendas; mientras, los ánimos en la plantilla española están muy majos.
El difícil camino para llegar a los beneficios
El sector del delivery está en una situación complicada en Estados Unidos y Europa. Las compañías más consolidas siguen dando pérdidas. El grupo alemán Delivery Hero, propietario de Glovo desde 2022, perdió el año pasado 2.975 millones de euros, un 165% más que el ejercicio anterior. La empresa explica que los números rojos de Glovo se redujeron un 13%, hasta 412 millones.
Otro gigante es la holandesa Just Eat Takeaway. Esta compañía sufrió en 2022 una pérdida de 5.667 millones de euros, cinco veces más que en el año anterior, por el lastre de 4.500 que supusieron los deterioros derivados de la compra demGrubhub, plataforma estadounidense que compró en 2021 y puso a la venta un año después. Sin embargo, el resultado operativo bruto (Ebitda) fue positivo: 19 millones, frente a las pérdidas de 350 millones de 2021. La empresa se ha marcado como objetivo tener un Ebitda positivo de 225 millones este año.
Uber, la multinacional en la que está Uber Eats, perdió 9.141 millones de dólares (unos 8.516,2 millones de euros) en 2022, lo que significa multiplicar por 18,4 los números rojos de 2021, debido a la devaluación de algunos activos.
En casos como Getir, que no cotiza en Bolsa, están los resultados de 2021, que la empresa deposita en el registro mercantil correspondiente. Las pérdidas pasaron de 43 a 528 millones de euros, unos números rojos que superan su facturación, que ascendió a 466 millones frente a los 183 millones de 2020.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
La agenda de Cinco Días
Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites