Giro total de guion cuando todo parecía dispuesto para el aterrizaje de Ignacio Gutiérrez-Orrantia, uno de los principales ejecutivos del banco de inversión estadounidense Citi, como nuevo consejero delegado de Naturgy. La negativa, adelantada por la agencia de noticias Bloomberg, llega justo el día en el que el consejo de administración de la energética española debatía la creación del puesto, hoy inexistente y para el que Gutiérrez-Orrantia —que ya había comunicado al presidente de Naturgy, Francisco Reynés, su renuncia a seguir adelante con el proceso— contaba con varios cuerpos de ventaja sobre el resto de contendientes. Su nombre, de hecho, era el único que había trascendido hasta ahora.
El hasta ahora favorito para compartir los poderes ejecutivos de Naturgy con Reynés se quedará en el gigante estadounidense, donde hasta ahora ocupaba el puesto de codirector de Banca, Mercados de Capitales y Asesoría para Europa, Oriente Medio y África, con sede en Londres. Se desconoce, por ahora, si se quedará en su cargo o si asumirá nuevas funciones en el futuro. Gutiérrez-Orrantia es, según fuentes financieras, uno de los ejecutivos más codiciados del mundo de la inversión en el Viejo Continente. El español, que tiene a su cargo a más de 2.000 empleados radicados en medio centenar de países, acumula ya una trayectoria de casi dos décadas en Citi, primero en España y después en posiciones de responsabilidad en otras geografías, aunque siempre vinculado con el negocio europeo. Antes pasó por las oficinas londinenses de otros dos bancos de inversión estadounidenses: Merrill Lynch y Goldman Sachs.
En plena batalla sobre el reparto de funciones entre Reynés y Gutiérrez-Orantia, Criteria, el brazo inversor de La Caixa, primer accionista con el 26,7% del capital, reiteraba a media tarde del lunes su “confianza” en el primero y el “apoyo” sin fisuras a sus “propuestas dirigidas a poder afrontar los importantes retos de la compañía en los próximos años”. Un portavoz de Naturgy ha rechazado hacer ningún comentario al respecto. Las acciones de la energética han cerrado la sesión de este martes con una subida del 0,7%.
Gobierno corporativo
El inesperado movimiento del ejecutivo vizcaíno es un importante contratiempo en los planes de la energética, que confiaba en cerrar el nombramiento a muy corto plazo. No debería, sin embargo, suponer un cambio en su hoja de ruta para crear el puesto de consejero delegado, algo que han impulsado dos de los tres grandes fondos de inversión presentes en su capital —el británico CVC (20,7%) y el estadounidense Global Infrastructure Partners (GIP, 20,6%, que acumula grandes plusvalías y cuya continuidad en la empresa lleva tiempo en el aire)— y en lo que está de acuerdo La Caixa. El cuarto gran propietario de Naturgy, el fondo australiano IFM (14%), apenas había participado en el proceso y se preparaba para dar su visión en el consejo de este martes.
La ausencia de la figura del consejero delegado en una compañía de este porte es una auténtica anomalía que contraviene todas las directrices de buen gobierno corporativo: estas guías, cada vez más importantes a ojos de los inversores, ponen cada vez más énfasis en la separación de las funciones representativas del poder ejecutivo o, al menos, en el reparto del segundo entre dos personas. El incumplimiento de estos estándares, extraño en las grandes ligas empresariales, no gusta a ni a los grandes fondos ni a los supervisores. Aunque la estructura tradicional de Naturgy pasaba por la convivencia de un presidente y un consejero delegado, con la llegada de Reynés en 2018, el ejecutivo balear pasó a asumir todas las riendas de la empresa.
Varios frentes abiertos
El nombramiento de un ejecutivo con mando en plaza es el último melón abierto en la estrategia de la antigua Gas Natural Fenosa, que en los últimos tiempos se ha acostumbrado a una convulsión en su día a día impropia de un valor considerado refugio. Apenas dos semanas antes de que Rusia invadiese Ucrania, la segunda energética española por valor en Bolsa anunciaba la escisión de sus negocios —los activos regulados por un lado, el resto por otro—, un movimiento del que se retractaba pocos meses después y que, desde entonces, permanece en el cajón. Sine die. Salvo nuevo giro de guion —visto lo visto, no descartable— con un nuevo nombre de consenso en escena y una frontera clara entre las funciones de Reynés y las de quien finalmente llegue a Avenida de América 38, la saga del consejero delegado va por el mismo camino.
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