La inflación, el dolor de cabeza de los bancos centrales —y azote de las carteras de los consumidores—, vuelve a dar un respiro en España. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este miércoles que la tasa interanual de junio avanzó hasta el 1,9%, una décima por debajo del objetivo del Banco Central Europeo (BCE) y su menor nivel desde abril de 2021. Detrás de esta moderación de los precios se encuentran los dos factores que el año pasado los empujaron hasta límites no vistos en 40 años: la energía, principalmente, y los alimentos. Aunque estos últimos siguen encareciéndose a doble dígito respecto del mismo mes del año pasado, sus subidas se moderaron en junio por cuarto mes consecutivo hasta el 10,3%, frente al 12% de mayo.
“Los datos de inflación de junio confirman la moderación de los precios de los carburantes, la electricidad y especialmente de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que se han reducido más de un punto y medio en tasa interanual, con una bajada de los precios en junio de las legumbres y hortalizas”, explican en el Ministerio de Asuntos Económicos. La inflación subyacente, que no tiene en cuenta estos dos elementos volátiles, se moderó hasta el 5,9%.
Los alimentos siguen encareciéndose, pero a menor ritmo. “Este comportamiento es debido, principalmente, a que los precios de las frutas, el pan y cereales y la carne han aumentado menos que en junio de 2022. También influye la estabilidad de la leche, queso y huevos, frente a la subida del año anterior, y la bajada de los precios de las legumbres y hortalizas, que aumentaron en junio del año pasado”, explica el INE. En sentido contrario, la subida de los precios del aceite y grasas, frente a la bajada de junio de 2022.
De acuerdo con los datos publicados por el INE, la bajada de los combustibles —que están lejos de los máximos que tocaron hace más o menos un año— se ha notado en los precios del transporte, que sitúan su tasa interanual en el -7,6%, debido al fuerte descenso del precio de los carburantes. Los gastos asociados a la vivienda también se abaratan un 12,7% en tasa interanual. “Este comportamiento es debido a que los precios de la electricidad aumentan menos que el año pasado y a que los combustibles líquidos bajan, frente a la subida en el mismo mes de 2022″, justifica el organismo estadístico.
Entre los productos que más se encarecen en los últimos 12 meses destaca el azúcar (44,9%), la carne de cerdo (15,7%), la leche (19,7%), patatas y sus preparados (19,3%), los aceites y grasas (15,4%), los cereales y derivados (13,4%) y los huevos (13,1%). De hecho, la fruta fresca, los aceites y grasas y las patatas fueron los tres que más subieron los precios en junio.
En el extremo contrario, la calefacción (-26,8%), el transporte público urbano (-25,3%) y el transporte personal (-6,2%), son los únicos tres elementos de las 57 rúbricas analizadas por el INE que reducen sus precios en junio respecto a 12 meses antes, debido sobre todo al abaratamiento de los combustibles y las ayudas públicas al transporte. En la comparativa mensual, en junio, sin embargo, hay 13 de estos elementos que reducen sus precios. Destacan las legumbres y hortalizas frescas (-4%), el café, cacao e infusiones (-1,3%), las prendas de vestir de mujer, niño y bebé, las prendas de vestir de hombre y el resto de complementos textiles y calzados debido a las rebajas de verano.
“España se convierte en el primer país de las grandes economías de la zona euro en reducir la inflación por debajo del 2%, el nivel de referencia del BCE. España se mantiene así como uno de los países con la inflación más baja de la Unión Europea, (la inflación armonizada baja hasta el 1,6%) con la consiguiente ganancia”, explican fuentes del departamento que dirige Nadia Calviño.
“Los costes de la cadena alimentaria han ido descendiendo después de un otoño muy inflacionario”, comenta Raymond Torres, director de coyuntura del think tank Funcas: los precios de los alimentos frescos tocaron techo en febrero, con una tasa interanual del 16,6%. Aunque siguen altos respecto del año pasado, la subida meteórica que protagonizaron en 2022 y al comienzo de 2023 parece cosa del pasado. Estos podrían repuntan en septiembre, si desaparece la eliminación y rebaja del IVA para alimentos básicos, prorrogada por el Gobierno, pero sujeta a que la subyacente se mantenga por encima del 5,5%. Sin embargo, señala Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide, el impacto será menor: “La rebaja del IVA no ayudó a reducir mucho los precios en su momento, ni ayudará a subirlos”.
A la moderación de los alimentos se suma la bajada interanual de la energía que, desde que se disparó el año pasado, va dando respiros: los precios tanto de los carburantes como de la electricidad se han abaratado y, de hecho, esta última lo ha hecho tanto que ha dejado en fuera de juego a la excepción ibérica. La combinación de los anteriores factores resulta una de las principales explicaciones para la moderación general de los precios: el efecto base. Como el año pasado el IPC se disparó por esta época —llegando a superar el doble dígito— el uso de una tasa interanual, que compara precios del mismo mes, resulta más benigno. Esto explicará, también, la subida que se espera para finales de año, cuando los precios se comparen con el momento en el que empezó a bajar la energía.
Sin embargo, defiende Hidalgo, el efecto base no es la causa exclusiva de la relajación de los precios. “Hay una desinflación real”, afirma el economista, que señala que la inflación subyacente calculada por el INE no es un reflejo fiel de los precios abstraídos de los elementos más volátiles. La metodología del INE tiene en cuenta los alimentos procesados para el cálculo de esta tasa, como pueden ser el aceite —cuyo precio se ha disparado hasta récords históricos— y el azúcar. “No tiene sentido ninguno”, concluye el profesor de Economía aplicada.
Subida de tipos
El camino que se abre ahora en la lucha contra la inflación es el de la incertidumbre: aunque España ha sido la primera gran economía de la eurozona en rebajar el ansiado objetivo del 2%, queda senda por recorrer. La inflación subyacente de la eurozona sigue alta —6,9%—, y en economías de mucho peso de la zona euro los precios no dan los mismos respiros que en España: este martes, el organismo estadístico alemán confirmaba que los precios volvieron a subir en junio, hasta el 6,1%. “Los alimentos siguen siendo el impulsor más fuerte de los precios”, señaló la presidenta de la agencia estadística.
Con este panorama, las cosas se complican para un BCE que, cuando sube tipos, los sube para todos los países, independientemente de la inflación que tengan. Y que, defiende Hidalgo, lo hace más “mirando a Berlín que a Madrid”. En las últimas semanas, han surgido voces críticas con el organismo presidido por Christine Lagarde —que en junio elevó sus perspectivas de inflación— que apuntan a que no parará hasta que rompa algo. En dos semanas se reúne el Consejo de Gobierno del banco central, y todo apunta a que encarecerá una vez más el precio del dinero. La última vez que lo hizo, hace un mes, Lagarde ya lo advirtió con el mantra de cabecera de los banqueros centrales en los últimos meses: “Queda camino por recorrer”.
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