La carrera por dominar el negocio de la inteligencia artificial (IA) no ha hecho más que empezar, y la pugna entre los gigantes tecnológicos estadounidenses para tomar posiciones en este apetitoso mercado crece cada día. Y es que la cosecha a recoger es más que jugosa. Según Bloomberg Intelligence e IDC, el mercado global de la IA generativa generará 67.000 millones de dólares en ingresos este año y diez veces más antes de 2030.
Es un dato que anima a luchar, pero no es el único. Otro de Insider Intelligence advierte que solo en EE UU un tercio de la población utilizará una plataforma de inteligencia artificial generativa al menos una vez al mes en 2025. Pero para ese año, ChatGPT, el chatbot de inteligencia artificial de OpenAI, la empresa dirigida por Sam Altman y respaldada por Microsoft, seguirá dominando las tres cuartas partes del mercado. Así que no hay tiempo que perder.
Comprometida en esta carrera, Google no podía prescindir de la UE si realmente quería ser un jugador relevante en este campo. Por ello, ayer lanzó Bard, su herramienta gratuita de inteligencia artificial, en 27 países de Europa y en otros grandes mercados como Brasil. El chatbot de IA de Google llegaba a la UE tres meses después de su estreno y tras haber introducido las medidas necesarias para adaptarse a las exigencias sobre privacidad de datos de la legislación europea.
El robot conversacional de Google está ahora disponible en 40 nuevos idiomas, incluidos el español, el portugués, el árabe, el chino y el hindi, cuando hasta ahora solo se podía interactuar con él en inglés, japonés y coreano. En total, Bard está ya disponible en 180 países. Con este agresivo lanzamiento, la tecnológica busca alcanzar el éxito experimentado por ChatGPT y competir con OpenAI y con Microsoft, pues esta compañía está incorporando la tecnología de OpenAI en su buscador Bing, y en otros productos como su navegador Edge, Windows, PowerPoint, World, Excel, Outlook o Teams.
Hace unos días el presidente de Microsoft España, Alberto Granados, aseguró en rueda de prensa que ya había 4.500 empresas en todo el mundo que están utilizando la inteligencia artificial generativa de Microsoft (AzureOpenAI), que se apoya en la IA generativa de ChatGPT, y a la que ellos le añaden una capa de seguridad y privacidad para que los datos de los clientes estén totalmente protegidos.
Ayer Google anunció entre los cambios incluidos en Bard, que su chatbot ofrece la posibilidad de exportar y compartir archivos de otros productos de la compañía, como un correo electrónico de Gmail o un documento de Google Docs.
Junto a Google, otra empresa que quiere mover ficha rápido es Meta. Según avanzó ayer el Financial Times, la compañía de Mark Zuckerberg, que lleva más de una década trabajando en I+D en inteligencia artificial, está a punto de lanzar una versión comercial de IA en un esfuerzo por atrapar a sus rivales. Al cierre de esta edición no se había producido, pero su intención es que esta tecnología permita a otras empresas desarrollar software personalizado como ocurre con GPT-4. La decisión permitirá a Meta competir con Google, OpenAI y Microsoft, que se están adelantando en la carrera por desarrollar IA generativa.
La nueva herramienta, que puede generar texto, imágenes y códigos, funciona como las de sus rivales basada en modelos grandes de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés), lo que les permite aprender y generar respuestas a partir del análisis de enormes bases de datos en internet.
La empresa de Zuckerberg lanzó su propio modelo de lenguaje, conocido como LLaMA, para investigadores y académicos a principios de este año, pero la nueva versión estará disponible para las empresas y será más personalizable, según aseguraron tres fuentes conocedoras de los planes al citado periódico.
Meta ha dicho que sus LLM son de “código abierto”, lo que significa que los detalles del nuevo modelo se darán a conocer públicamente. Esto contrasta con el enfoque de competidores como OpenAI, cuyo último modelo GPT-4 es calificado de caja negra, pues los datos y el código utilizados para construir el modelo no están disponibles para terceros. En un artículo en el FT escrito por Nick Clegg, jefe de Asuntos Globales de Meta, este elogió las virtudes de este enfoque de código abierto. En su opinión “la apertura es el mejor antídoto contra los temores que rodean a la IA”.
La carrera por dominar la IA generativa entre los titanes tecnológicos estadounidense sumó otro protagonista en las últimas horas. Elon Musk, dueño de Twitter, anunció este miércolesel lanzamiento de una nueva compañía, xAI, dedicada a la inteligencia artificial. Su objetivo es construir su propia lternativa a ChatGPT y reducir el dominio actual de OpenAI. Para ello, la nueva empresa de Musk cuenta con un equipo de ingenieros y científicos que han trabajado en empresas como DeepMind, OpenAI, Google Research o Microsoft Research.
Novedades, monetización y frente judicial
Google anunció ayer nuevas funcionalidades para mejorar Bard, que tuvo su puesta de largo el pasado febrero. Entre las novedades, ahora sus usuarios podrán “escuchar la respuesta” que le dé el chatbot, y gracias a la integración de Google Lens en Bard, es posible importar imágenes al robot conversacional para obtener ayuda. Google también ha añadido la posibilidad de fijar, organizar y cambiar el nombre de las conversaciones, y ha incorporado un botón para compartir las respuestas del Chatbot con otras personas.
El gigante de internet sigue buscando cómo monetizar Bard. Las opciones son muchas: podría hacerlo a través de la publicidad, igual que lo hace en su buscador, o decantarse por un modelo de suscripción de servicios. Otra posibilidad que plantean algunos expertos es la de integrarlo como marca blanca en las webs de los clientes de su división Cloud.
También Meta indaga fórmulas para rentabilizar su apuesta por la IA. La compañía, que a finales de octubre de 2021 anunció su fuerte apuesta por el metaverso, que ha resultado impopular entre los inversores, creo a principios de este año una unidad de IA generativa capitaneada por Chris Cox, el director de Producto, que trabaja en el desarrollo de productos con el fin de crear negocios totalmente nuevos. Fuentes consultadas por el FT aseguran que la compañía ha estado explorando cobrar a los clientes empresariales por la capacidad de ajustar el modelo de IA a sus necesidades mediante el uso de sus propios datos patentados.
La carrera emprendida por los titanes tecnológicos en inteligencia artificial promete ser dura y deberán afrontar diferentes obstáculos. Así, pese a que ChatGPT es el gran rival a batir, después de superar ya los 100 millones de usuarios, no todo son buenas noticias para OpenAI, su creadora. Ayer se conoció también que la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE UU está investigando si su sistema de IA ha infringido las leyes de protección al consumidor al poner en riesgo la reputación y los datos personales de los usuarios, según informó The Washington Post.
La agencia también exigió una descripción detallada de los datos que OpenAI usa para entrenar sus productos y cómo está trabajando para evitar lo que se conoce en la industria como “alucinaciones”, problema que se da cuando las respuestas del chatbot están bien estructuradas pero son completamente incorrectas.
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