La mayor potencial económica e industrial de Europa tiene una nueva hoja de ruta del hidrógeno verde. El Gobierno alemán ha desvelado este miércoles el plan para garantizar que su poderoso sector manufacturero pueda transitar desde su actual dependencia de los combustibles fósiles (y, muy especialmente, del gas natural) a un horizonte en el que este prometedor vector energético, en el que están depositadas buena parte de las esperanzas de descarbonización en el Viejo Continente, cubra gran parte de sus necesidades. Y apunta al futuro hidroducto entre Barcelona y Marsella (H2Med o Barmar) como una de las infraestructuras clave para canalizar las ingentes importaciones que requerirá en las próximas décadas.
A corto plazo, y por razones de facilidad y cercanía geográfica, Berlín tienen dos corredores “prioritarios” para hacer llegar hidrógeno renovable: el del mar del Norte —donde Europa proyecta uno de sus dos mayores polos energéticos en los próximos años; el segundo estará en España y Portugal— y el del Báltico. El documento, sin embargo, apunta explícitamente a otras dos conexiones futuras: el citado H2Med, que cruzará toda Francia, y el llamado “corredor sur”, que enlazará Italia y Austria con Alemania.
Las autoridades germanas no piensan en estas dos últimas infraestructuras únicamente como alternativa para traer este gas renovable desde la península Ibérica, donde los costes de producción del hidrógeno verde son mucho menores por la enorme disponibilidad de energía fotovoltaica barata, sino también como vía de entrada desde el norte de África.
Aunque en un principio las autoridades alemanas creen que la mayor parte de las importaciones llegarán por barco, la entrada en funcionamiento del H2Med ofrecerá una alternativa más económica de transporte. Para el éxito de esa infraestructura, parcialmente financiada con fondos comunitarios, es fundamental que Alemania haga antes realidad los 1.800 kilómetros de hidroductos internos proyectados para finales de la presente década.
Entre 95 y 130 teravatios hora anuales
Incluso en el escenario más favorable de puesta en marcha de electrolizadores (las máquinas en las que la electricidad verde y el agua se transforman en hidrógeno) en suelo alemán, este país tendrá que importar entre el 50% y el 70% de lo requerido para cubrir su demanda interna en 2030: entre 95 y 130 teravatios hora (TWh) anuales, según las cifras del Ejecutivo de coalición (socialdemócratas, verdes y liberales) que lidera Olaf Scholz.
“Cubrir toda la demanda [de hidrógeno renovable] con producción doméstica no tiene sentido económico”, se lee en el documento oficial publicado este miércoles. “Somos un país densamente poblado y necesitamos espacio para la eólica y la fotovoltaica con la que producir este hidrógeno”, agrega Philipp Heilmaier, investigador de la agencia energética alemana, en declaraciones a Reuters.
El destino principal del hidrógeno verde que importará Alemania en los próximos años será fundamental para la descarbonización de los procesos industriales de difícil electrificación, como en la siderurgia y la química, donde las necesidades de calor son enormes.
Enagás: “Las infraestructuras las deben pagar quienes se benefician de ellas”
Este miércoles, en la conferencia de analistas posterior a la presentación de resultados de Enagás, el primer ejecutivo del gestor del sistema gasista español, Arturo Gonzalo, ha remarcado que “las infraestructuras [de transporte] siempre las deben pagar quienes se beneficia de ellas”, en referencia implícita a Alemania y al resto de países del centro y el norte de la UE, los más interesados en que el H2Med salga adelante. Entre un 30% y un 50% de la inversión se cubrirá, según sus estimaciones, con dinero europeo a fondo europeo, así que la batalla estará en determinar quién pone el resto.
“Lo que no cubran los subsidios europeos deberán cubrirlos sus beneficiarios finales. En el caso de nuestras infraestructuras de interconexión internacional, los grandes consumidores de hidrógeno verde del corazón industrial de Europa y, de forma muy significativa, la industria alemana”, ha añadido el consejero delegado de Enagás, una de las empresas que más se juega en el proyecto de hidroducto entre Barcelona y Marsella. “Por eso le estamos dando a estos proyectos una fuerte dimensión en Alemania y por eso vamos a hacer una presentación en Berlín del H2Med en octubre, en un acto en el que contaremos con una amplia presencia de los distintos actores de la cadena de valor del hidrógeno, incluido el Gobierno alemán, que está impulsando con toda claridad este proyecto”.
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