Estar sin Gobierno tiene un impacto escaso o nulo en la marcha de la economía española. Las experiencias de 2015 y 2019 demuestran que los vaticinios agoreros son generalmente equivocados y que el crecimiento del PIB o de la tasa de empleo dependen de una serie de factores tanto internos como externos, en los que la repetición de las elecciones tiene un rol menor. “La actual coyuntura económica no hará distinciones entre quienes asumirán la responsabilidad de la futura gestión del país” pues lo que acontecerá en los próximos meses “ya está escrito”, opina Manuel Alejandro Hidalgo, economista y profesor de la Universidad Pablo de Olavide.
En 2016 el país vivió 10 meses con el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy, desde las elecciones de diciembre de 2015 hasta que se formó Gobierno en octubre de 2016 (tras la repetición electoral de junio). En ese plazo el PIB creció a tasas superiores al 3%, más del doble que la zona euro. El empleo aumentó en más de 400.000 afiliados gracias a la reactivación del consumo y la campaña turística, y hasta la inversión extranjera se mantuvo estable, al igual que la prima de riesgo, que de hecho llegó a situarse en torno a los 100 puntos. Eso sí, en aquel momento el bloqueo político permitió que Bruselas concediera a España una tregua en el proceso de consolidación fiscal, pues el Ejecutivo debía recortar el déficit hasta el 2,8% del PIB en los presupuestos de 2016 y al final se le permitió que fuera del 4,6%.
En 2019 el panorama económico tampoco sufrió grandes alteraciones pese a que el país estuvo siete meses sin formar Gobierno. Es más, en esos cuatro años, pese a que España vivió cuatro elecciones generales, los indicadores de incertidumbre en la política económica nacional se mantuvieron, según BBVA Research, por encima de su media histórica. Esto hace pensar a los analistas que un nuevo bloqueo político no tiene que impactar necesariamente de forma negativa; aunque como recuerda Hidalgo, “ningún ejecutivo debe abandonar sus funciones y permitir que todo fluya sin intervención”.
Así las cosas, lo previsible es que el PIB suba en el conjunto del año hasta un 2,5%, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional, y que la inflación regrese a niveles moderados, tal como se ha visto en los últimos meses. Esto mejorará la capacidad adquisitiva de los salarios, tan trastocada durante los últimos dos años. El mercado financiero también es favorable; los gestores no prevén una sacudida ni en la Bolsa ni en la deuda ni siquiera en caso de que se celebren unas nuevas elecciones. Tampoco se altera el rumbo de las finanzas públicas; según Braclays el déficit alcanzará el 4,0% del PIB este año antes de caer al 3,2% en 2024, lo que permitiría que la relación deuda/PIB continúe disminuyendo gradualmente.
En el medio plazo, Goldman Sachs ha asegurado esta semana que la falta de Gobierno tiene “implicaciones limitadas” para las perspectivas económicas del país. Pese a la fuerte división que separa a los dos principales partidos, los compromisos hechos con Bruselas para recibir los fondos europeos son prioritarios, por lo que el gigante de la inversión no prevé un drástico giro de timón. Por el contrario, cree que pese al ruido político, “el impulso del crecimiento en España sigue siendo sólido” por lo que mantienen una “visión constructiva” sobre el futuro del país.
Riesgos
A pesar de que la ausencia de Ejecutivo parece no trastocar el ciclo económico en el corto y medio plazo, un bloqueo institucional de larga duración sí traería consigo malas noticias. Los belgas pasaron casi dos años enfrascados en esta situación, lo que agravó el endeudamiento del país. Un informe publicado esta semana por Barclays apunta a que una incertidumbre, en caso de ser prolongada, sí podría retrasar los desembolsos de fondos europeos como resultado del estancamiento parlamentario.
Moody’s, por su parte, precisa que esta situación debilitaría la capacidad de las autoridades para abordar los desafíos fiscales de España en un momento de desaceleración del crecimiento económico (de ahí que en 2016 Bruselas abriera la mano con el déficit). Esta opinión la comparte María Jesús Valdemoro, lecturer de IESE Bussiness, quien recuerda que el próximo año se retoman las reglas fiscales a nivel europeo y según cómo se gestionen, los mercados pueden castigar a los títulos de deuda periférica. En esta línea, Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de Eurocofín, agrega que el hecho de que un nuevo Gobierno de izquierda necesite de los partidos independentistas puede aumentar la desconfianza entre los inversores internacionales. Por el momento, no obstante, la prima de riesgo española cotiza en niveles en torno de los 100 puntos, idénticos al viernes preelectoral.
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