La idea de que los niños no deben preocuparse por el dinero y que con el paso del tiempo ya se les irá explicando es algo muy arraigado y no del todo correcto. Así lo advierte Ana Morales, responsable del Servicio de Estudios de Asnef.
De hecho esta experta señala que, en contra de lo que se cree, «con 5 o 6 años un niño ya tiene capacidad para asimilar conceptos financieros básicos y empieza a tener una mayor conciencia del mundo que le rodea«.
Por eso, desde esta entidad, consideran que es muy positivo que empiecen a asimilar conceptos en esa etapa. «Es un buen momento para comenzar con su educación financiera y que explicarles que guardamos el dinero en el banco, que lo sacamos de los cajeros, que el dinero no es ilimitado, o que para conseguirlo tenemos que trabajar…«, puntualiza Morales.
-Dar la paga a un niño, ¿sí o no?
En el caso de la paga, se puede empezar a dar cuando ya distinguen el precio de las cosas y saben hacer operaciones sencillas, entre los 7 u 8 años. Ese es el periodo ideal para ir «dándosela». Tener una paga es algo educativo en sí mismo, pues empezarán a dar sus primeros pasos gestionando su dinero. Para dársela, conviene hacerlo en espacios cortos de tiempo, de manera semanal o quincenal, pues los niños tienen una visión muy cortoplacista. Esto ayuda a generar hábitos de gasto y, sobre todo, de ahorro. Los padres son los que deben decidir el importe y, sobre todo, no usar la paga como un mero premio o castigo según el comportamiento.
-¿Cuándo se deben ir introduciendo otros conceptos financieros y cuáles?
Desde ASNEF defendemos que uno de los asuntos básicos a la hora de enseñarles es hacerles entender el valor del dinero, ya que no lo aprenderán por sí mismos y deben tener una guía que les ayude a tener referencias. Una cosa muy útil es hacerles ver el valor del dinero en la vida que les rodea: la ropa, sus juguetes o los gastos que afronta su familia como la comida, que se consiguen a través del dinero.
También de dónde sale: los padres van a trabajar todos los días y a cambio consiguen esa contraprestación. Por otro lado, también es relevante enseñarles el concepto de ‘presupuesto’ (la cantidad de dinero calculado para hacer frente a nuestros gastos) o la idea de consumo responsable, como una actitud consciente de nuestros gastos y lo que estos implican.
Pueden empezar haciendo algún cálculo sencillo con sus pequeños caprichos por ejemplo con las «chuches», asignando un importe como presupuesto y calculando lo que consumen del mismo. Es una forma de jugar aprendiendo y que les servirá a futuro para organizar sus gastos.
-¿Cuándo habría que abrirles una cuenta bancaria? ¿De qué forma hay que enseñarles el ahorro? ¿Y la inversión?
-La mentalidad ahorradora no se consigue en un día, sino que se forja a través de hábitos que acaban por automatizar nuestras acciones. Los más pequeños necesitan algo tangible en lo que apoyarse, y nada como la clásica hucha para guardar su dinero: además de ser algo que puede llegar a ser divertido para ellos, les sirve para ver cómo el dinero que tienen va creciendo. En cuanto a la cuenta bancaria, es recomendable abrir una cuenta de ahorro infantil con la que vayan familiarizándose con la banca digital.
Para generar pequeños hábitos de ahorro un buen truco es incorporar juegos con los que desafiarlos: llenar la hucha hasta arriba, llegar a una cantidad al mes, ir apuntando el dinero que se mete… Por otra parte, podemos fijar objetivos a medio plazo que necesiten ahorro: el campamento de verano, algún juguete o plan que les haga especial ilusión, la universidad…
Algo imprescindible es tener en cuenta nuestros propios hábitos y ser conscientes de que los niños copian todo, predicando con nuestro ejemplo. Un buen lugar puede ser en el supermercado, poniendo en práctica enseñanzas sobre evitar comprar caprichos, elegir el producto que menos dinero cueste… de esta manera les ayudaremos a distinguir entre lo necesario y lo prescindible, además de consumir de una manera responsable. En el caso de la inversión, es quizá un concepto de mayor complejidad y debemos esperar a que sean un poco más mayores para que asimilen el concepto.
– ¿Hay que implicarles en las finanzas o gastos familiares? ¿De qué forma?
-Implicarlos en las finanzas familiares es también una forma muy buena de generar esa conciencia sobre gastos o ahorro. Existen muchas maneras de hacerlo: por ejemplo, pidiéndoles que se hagan cargo de un gasto puntual, como comprar el pan con su dinero (siempre con la promesa de devolvérselo después). Otra forma de hacerlo es implicándoles en sus propios proyectos, haciéndoles pagar una pequeña parte de sus vacaciones, o de sus actividades extraescolares, con lo que aprenderán y asimilarán mucho más rápido los conceptos que les queremos enseñar.
Con la paga hay que interiorizar que es normal que nuestros hijos se equivoquen en su toma de decisiones al principio, por eso nuestros consejos tienen que servir de guía para que se administren bien y empiecen a tener responsabilidad. Esa flexibilidad tiene que estar compaginada con la firmeza de dejar claro dónde están los límites y no caer en trampas como adelantarles el dinero de la siguiente paga, pues es ahí cuando pueden malentender que el presupuesto no tiene importancia.