Los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no paran en verano. La excesiva inquietud motora, dificultad en el control de impulsos y dificultad para mantener la atención durante un tiempo considerado como adecuado para la edad del niño son las características más identificables.
En un menor con TDAH, estos síntomas producen disfunción en las distintas áreas de desarrollo del mismo (generalmente en la esfera académica, familiar y/o social que son los ámbitos en los que suelen desarrollarse la vida de nuestros pequeños) y no suele diagnosticarse antes de los 6 años por ser difícil de distinguir de la inmadurez o la naturaleza normal de los niños más pequeños.
Estas son las recomendaciones que la psicóloga Cristina Argüeso, subdirectora del Hospital de Día Retiro Recurra Ginso y experta en tratar a menores con estas necesidades especiales, ofrece de cara al verano para estos con «tendencia a la búsqueda de sensaciones, a ser descuidados y más impulsivos que los niños sin este trastorno».
1
Mantener las rutinas diarias
En niños con TDAH, el tiempo sin estructurar y la falta de rutinas producen confusión y esto puede hacer que se muestran más inquietos, por tanto, dentro del ocio y el descanso, debemos mantener un entorno bien estructurado realizando horarios de las actividades diarias y semanales para que puedan anticipar la siguiente actividad.
Argüeso recomienda a los padres hacer calendarios de día o de semana,» donde se ponga de forma muy sencilla qué va a ocurrir. Estos niños tienen dificultad para trabajar a largo plazo, y ayudarles a anticiparse y prepararse para esos momentos más desestructurados. Se trata de hacerlo previsible para que afronten ese momento con más calma y recursos.. Independientemente de la edad, les ayuda mucho. También son muy útiles los pictogramas, que se utilizan con niños TEA, por ejemplo».
Los calendarios de día, especifica esta experta, «deben ser muy sencillos e incluir todo lo que se va a hacer: Tipo desayuno a las 10; de 11 a 13. tareas escolares, luego media hora de juego como recompensa, comida y tiempo libre, piscina, paseo, cena y a la cama».
En el calendario de la semana, prosigue, «deben incluirse los planes especiales, cosas que se salen de la rutina o de la norma, como viajes o excursiones. Si el viernes vamos a ir al zoo, o el miércoles vamos a ir a ver a la prima Laura, que lo sepan. Son herramientas muy interesantes».
2
Establecer una hora de acostarse
Muchos niños con TDAH tienen dificultades para establecer una hora habitual de acostarse ya que les cuesta relajarse y quedarse dormidos, por lo que si no descansan lo necesario amanecerán el día siguiente cansados y, por lo tanto, difíciles de manejar, lo que puede traer de cabeza a los padres.
Por eso, recomienda la subdirectora del Hospital de Día Retiro RECURRA GINSO, «es importante que los niños con TDAH se acuesten siempre a la misma hora en invierno y en verano también, pero además sobre todo eso nos ayuda a regular los ciclos circadianos, también a los adultos. Les ayuda a descansar, a que se despierten más tranquilos, y van a dormir mejor cuando todos los días duermen a la misma hora por la regulación de ciclos de día y de noche. A los que les cuesta relajarse es importante leer un ratito, que ayuda a dormir, que sea una actividad relajante. Que no sea nada más subir de la piscina, porque suben excitados, actividades, no van a dormirse, no van a descansar. Puede ser aconsejable leer con los niños o ver algo relajante en la televisión para crear una transición de una fase activa a una fase de sueño».
La hora de acostarse, insiste Cristina Argüeso, «es esencial para los niños con TDAH, y esto no debe cambiar simplemente porque los días son más largos en verano. Es recomendable establecer un horario de lunes a viernes, siendo algo más flexibles los fines de semana, fomentando el tiempo de inactividad durante una hora antes de la hora de dormir deseada».
De hecho, añade, «en las dos semanas antes de que comience la escuela, es recomendable reinstaurar la hora de dormir y los tiempos de despertador necesarios durante el año escolar».
3
Reforzar lo aprendido en el curso escolar
«Dedicar un tiempo en verano a actividades de aprendizaje sería ideal que lo hicieran todos los menores pero para estos niños, todavía más», reconoce la psicóloga. «En concreto, es importante que hagan la lectura y algo de matemáticas. Y que lean algo que les gusta, que hagan pasatiempos, sopas de letras, pasatiempos… Lo que les guste, pero que estimule su cerebro. Su corteza prefrontal funciona de una manera diferente, con lo cual ayudamos a que desarrollen mejor sus funciones ejecutivas».
4
Estar alerta ante situaciones novedosas
En verano cambian las rutinas y las situaciones que viven, como por ejemplo ir de vacaciones, por lo que anticipar situaciones que puedan surgir le dará seguridad. «Ellos necesitan que nos adelantemos a las cosas que pueden pasar. Si vamos a ir a un pantano, a la playa… son situaciones que ellos no controlan. Recordad que una de sus características es la impulsividad, con lo cual hay que anticipar estas situaciones donde se pueden poner en peligro, una montaña, un río… Es importante decirles también lo que no pueden hacer solos: no te puedes meter solo en el agua, ni por un camino, o irte con cualquiera… lo más recomendable es explicarle todas estas cosas de una manera tranquila, para entender que lo han entendido».
Por si acaso, sugiere la especialista, «deberíamos explicarles bien qué hacer si me pierdo en una ciudad nueva, en la playa… Por ejemplo, saber a quién recurrir en este tipo de circunstancias, saber vuestro número de teléfono o llevarlo apuntado… No se debe olvidar tampoco las medidas básicas de seguridad: los niños con TDAH necesitan normas directas y explícitas, por tanto, se deben reforzar y recordar las normas a seguir en ambientes potencialmente peligrosos si se comportan de forma impulsiva como puede ser una piscina, en el río o en el campo».
5
Evitar el uso excesivo de pantallas
Para la experta, «es perfectamente comprensible que haya momentos de aburrimiento en las vacaciones de verano, y que haya padres que al final les dejen los móviles para que se entretengan. Pero ojo, cualquier pantalla aumenta la impulsividad y la hiperactividad. A cualquier niño, pero a estos más porque los dispositivos alteran la dopamina y la noradrenalina, que son los neurotransmisores principalmente implicados en cualquier proceso cerebral».
Lo ideal, afirma esta psicóloga, «es estimularlos con actividades adecuadas, desde luego no con videojuegos o con las pantallas. Pero llegado el caso, que el uso sea tras establecer unas normas previas y consensuadas para el uso de dispositivos electrónicos, fijando un tiempo máximo diario del mismo y los momentos en los que se podrán usar y aquellos en los que no».
Para los más mayores, señala, «esto permite que sean ellos mismos los que colaboren a la hora de poner los límites de uso y otorgarles la responsabilidad para cumplir el tiempo máximo fijado, de tal manera que se hagan responsables del control del tiempo. Con los más pequeños, es bueno establecer una rutina de uso y anticipar el fin de la actividad de pantallas, ofreciendo después alguna actividad con iguales o al aire libre».
Hay que intentar, sugiere, «ya que estamos de vacaciones, estar con los chicos. En vez de estar con la pantalla, jugar a juegos de mesa con nuestros hijos. Así vemos cómo ejecutan, como planifican, qué dificultades tienen, donde les cuesta controlarse… y practicar el autocontrol, el pensamiento estratégico, la flexibilidad cognitiva y la atención y la concentración… A la vez que fortaleces tu relación y tus vínculos afectivos ellos, que al final todos los hijos necesitan estar con papá y mamá. Necesitan que les miremos más».
7
Incrementar las reservas de paciencia
El verano es una época estupenda para compartir tiempo con los niños, pero este aumento en las horas de convivencia puede también conllevar más roces o discusiones. «Los niños con TDAH son inquietos, a veces insistentes, también lo sabemos, pero es muy importante distinguir lo que se considera ‘mala conducta’ (desafiar, retar, desobedecer…) que no debemos permitir, de lo que es inquietud motriz, que no siempre pueden controlar y no siempre está siendo disruptiva. Es necesario aprender a distinguir entre una y otra situación y tener paciencia, ya que así se evitarán riñas de forma constante y que crean que no hacen nada bien», propone la subdirectora del Hospital de Día Retiro Recurra Ginso .
8
Permitírles que se aburran
Es también recomendable dejar algunos espacios de tiempo sin estructura donde puedan aburrirse, libres de pantallas y sin actividades programadas. «El aburrimiento es un estado que permite el desarrollo de competencias como la creatividad, ejercita la tolerancia a la frustración y favorece el desarrollo del cerebro ejecutivo. Por lo que estos espacios son muy
útiles para el desarrollo de su cerebro. Es importante dejarles algún espacio sin actividades pero porque son niños súper creativos, tienen una capacidad de producción sorprendente, también para desarrollar todas esas capacidades positivas que tienen que parece que nos centramos siempre en lo negativo».
9
Como norma general, mantener la medicación
Muchos padres aprovechan el verano para hacer descansos en la medicación, porque asocian esta herramienta únicamente a la atención pero, advierte la psicóloga, «no solo es para eso. Sirve también para el control de impulsos, para que en el día a día ejecuten mejor todas las actividades…
Por estos motivos, «y siempre que los efectos secundarios lo permitan, la medicación que se la ha pautado debe mantenerse durante el verano si no el especialista no indica lo contrario, ya que no sólo les ayuda a estudiar, sino que les ayuda a funcionar en todos los ambientes. Además, no debemos privarles de esa mayor capacidad de autocontrol en el tiempo en que deben descansar, disfrutar y recuperarse del duro año escolar».
10. Programas de ‘respiro’ para los padres.
Las familias con niños con TDAH deben tener una cosa muy clara, concluye Cristina Argüeso: «Si tú no estás bien, no le puedes atender bien. Si tú estás cansado, le vas a gritar, no vas a tener paciencia. Necesitamos con estos niños mucha paciencia pero si los padres se encuentran muy cansados, sobrepasados, por toda la atención que necesitan dar y qué les hemos prestado, pero no descansan y no se cuidan.
Esto es imposible de mantener en el tiempo, produciéndose situaciones de hablarles mal, incluso gritarles, no estar con ellos, no escucharles… Así que, de la misma forma que necesitamos vacaciones de un trabajo para poder recuperar las pilas, con nuestros hijos igual. Al final ellos necesitan nuestro acompañamiento siempre, constante, y es muy necesario recuperar fuerzas».