El español Avelino Corma se ha alzado este año con el Premio al Inventor Europeo 2023. Sin embargo, la Oficina Europea de Patentes (OEP) no ha reconocido solo la larga trayectoria del químico. La entidad, que premia a los inventores más inspiradores por su extraordinaria contribución a la mejora de nuestra vida cotidiana, cuenta también con la categoría Premio Jóvenes Inventores, en el que Filipa de Sousa Rocha se ha llevado el segundo premio.
Esta ingeniera informática e investigadora portuguesa de 27 años se dedica a hacer accesible el aprendizaje digital de los niños con discapacidad visual. Su invento permite a los pequeños interactuar con un robot utilizando bloques tangibles decorados con iconos en 3D. Cada icono representa un movimiento direccional o una función de habla que envía la orden. Es decir, manipulan la pieza en función de lo que quieran comunicar para que el robot actúe.
«Me gustaría cambiar las cosas para mejor en este mundo», reconoce a ABC la joven en esta entrevista. Con ella hablamos de su investigación y de cómo las chicas están cada día más presentes en las carreras STEM.
– Filipa, has conseguido algo muy importante. Pero mucha gente no te conoce. ¿Quieres presentarte?
Soy una estudiante de doctorado de 27 años de Lisboa. Mi investigación se centra en la educación tecnológica inclusiva para niños con discapacidad visual, y en cómo las herramientas inclusivas pueden promover la colaboración dentro de las aulas tecnológicas para niños de entre 6 y 12 años.
– ¿Siempre has querido ser ingeniera informática? Muy pocas chicas optan por la ingeniería.
Cuando era más joven quería ser arquitecta, sobre todo porque tenía un abuelo arquitecto y me fascinaba cómo un plano puede convertirse en un edificio real. Sin embargo, cuando llegó el momento de matricularme, opté por la ingeniería informática. Siempre ha sido un campo que me ha interesado y que me resulta fácil de entender y desarrollar. También consideré que me aportaría un conjunto de conocimientos útiles para mi futuro.
– ¿En qué momento decidiste que querías dedicarte a la investigación para facilitar el aprendizaje de los niños con discapacidad visual?
Durante mi máster descubrí la posibilidad de investigar por un bien mayor, lo que combinaba mi lado curioso de querer aprender siempre más y mi lado voluntario de ayudar a los demás. Cuando se trata de niños, creo que deberían tener todas las oportunidades y percibir esta desigualdad para los niños con discapacidad visual en la educación me motivó a investigar.
– Háblame del proyecto y de los resultados. Creo que lo pusisteis a prueba durante la pandemia, ¿no?
El proyecto empezó con la ayuda de los profesores para entender qué características faltaban en las herramientas STEM para que los niños con discapacidad visual pudieran acceder a ellas. Después desarrollamos nuestra herramienta con bloques físicos para programar un robot que se mueve, tiene sonido y luces. En esta fase de nuestra investigación, la pandemia golpeó Portugal y todo el mundo se tuvo que encerrar en casa. Tuvimos que confiar en nuestros contactos previos y en la colaboración de las familias para darles un kit y que lo probaran en casa. Luego nos tenían que dar su opinión: cómo les gustaba usarlo, lo útil que era, si se veían usándolo en el futuro, cómo podríamos mejorarlo… Cinco familias aceptaron recibir el kit y nos dieron su opinión sobre la experiencia. A todas les gustó mucho utilizar los bloques con el robot y pasar ese tiempo en familia aprendiendo juntos.
– ¿Cuál es el futuro de este prototipo?
Incierto por ahora. Necesita más investigación y desarrollo, pero espero que algún día esté en las estanterías de todas las aulas tecnológicas inclusivas.



– Y después del premio… ¿vais a seguir investigando en la misma línea?
Llevamos trabajando en modificaciones del proyecto desde entonces, cómo podemos incorporar más conceptos computacionales y cómo hacer que la herramienta sea más colaborativa para que los niños la utilicen en el aula. Colaboramos con escuelas de Lisboa y las perspectivas son muy positivas.
– ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta trabajar como voluntaria en dos asociaciones de Lisboa que defienden los derechos humanos, Just A Change y Cova do Mar. Y para relajarme me gusta ir a hacer surf con mis amigos.
– ¿Qué te gustaría conseguir, ser o hacer dentro de unos años?
Me gustaría cambiar las cosas para mejor en este mundo, defender los derechos de los niños y, sobre todo, seguir investigando para eliminar todas las barreras a las que se enfrentan los menores en su vida.
– ¿Qué dicen tu familia y tus amigos de lo que haces? ¿Siempre has tenido apoyo o te has encontrado con situaciones o personas que han cuestionado tu talento?
He tenido la suerte de estar rodeada de personas increíbles en mi vida que siempre me han apoyado aunque no estuvieran de acuerdo en que ese debería ser mi camino. La mayoría dicen que soy testaruda, pero yo decido tomármelo como un cumplido, como alguien que no renuncia a lo que cree que es importante para hacer el mundo más inclusivo y tolerable.
– Filipa, las carreras STEM siguen estando dominadas por los chicos. ¿Se puede romper con esto?
Sí, creo que se puede romper y ya lo estamos viendo. STEM incorpora muchos campos y ya podemos encontrar algunos en los que la diversidad es una norma y todo el mundo está igualmente presente y es capaz de alcanzar los mismos logros.