Si hay algo con lo que todas las madres cuentan una vez saben que van a tener un bebé, es con el uso del chupete. Y es que, se trata de un producto perfecto para ayudar a reducir el llanto y a mejorar el estado de alerta de los bebés, lo que les facilita conciliar el sueño y tener más probabilidades de calmarse. Pero, ¿es realmente bueno el uso del chupete?
El chupete hoy en día se enfrenta a numerosos mitos que han generado incertidumbre sobre si realmente es sano para el bebé en su uso diario. De hecho, muchos padres lo consideran un hábito que debe ser eliminado lo antes posible.
Es cierto que su uso prolongado puede afectar negativamente al crecimiento de los dientes pero tampoco hay evidencia sólida que sugiera que sea un factor de riesgo importante para las infecciones de oído en los bebés. En realidad, son causadas por bacterias y virus, y su desarrollo puede estar relacionado con muchos factores diferentes, como la exposición a los gérmenes y la genética.
Ante este panorama, Gema Magdaleno, matrona de Atención Primaria, junto a Chicco, explica cómo debe utilizarse correctamente para evitar problemas y otras complicaciones.
1
¿Entre qué edades usar chupete?
En caso de que el bebé sea amamantado, lo ideal, es introducirlo cuando la lactancia esté correctamente instaurada. Esto puede variar mucho de unos lactantes a otros, por lo que no hay un momento establecido, sino que debe ser valorado por un profesional.
En caso de que el bebé sea alimentado con leche de fórmula, el chupete puede ser introducido en cualquier momento.
Con respecto a la retirada, aunque existen diferentes opiniones, los especialistas coinciden en que debe hacerse antes de los dos años de edad, y a partir del primer año, debería utilizarse sólo para el momento de dormir, para no perjudicar el desarrollo de la dentición ni crear excesiva dependencia.
2
¿Cuáles son los beneficios del chupete?
La succión es un reflejo imprescindible para la supervivencia de los recién nacidos. Por ello, el uso del chupete les ayuda a conciliar el sueño con facilidad (especialmente en bebés que no son amamantados), calmar el dolor o las molestias, en caso de que no se alimente con leche materna; relajarse si está nervioso.
3
¿Cómo garantizar un uso seguro?
En primer lugar, es muy importante no introducir el chupete si la lactancia no está correctamente instaurada, si existen grietas o dolor en el pecho o si el niño no está ganando peso adecuadamente.
Por otro lado, el chupete nunca puede sustituir tomas de pecho o de leche de fórmula, puesto que ello podría perjudicar la nutrición del bebé. Si el bebé llora por hambre o sed, no debemos calmarle con el chupete, sino alimentarle e hidratarle.
También se deben utilizar siempre chupetes con forma anatómica, de tamaño adecuado para su edad, que no produzcan deformidades en la boca del niño.
Cuando el bebé comience a gatear o desplazarse, es preciso evitar que lleve el chupete colgado, puesto que lo arrastrará y se lo llevará sucio a la boca, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones.
A partir del año, debemos reducir el tiempo de uso, dejándolo solo para el momento de dormir, e ir reduciéndolo progresivamente para retirarlo definitivamente antes de los dos años
4
¿El chupete interfiere en la lactancia?
No debería ser así si no se introduce hasta que la lactancia esté correctamente instaurada ni se sustituyen las tomas de pecho por succión del chupete
Si aparece dolor en el pecho, el bebé no gana peso o cualquier otro problema en la evolución de la lactancia, un profesional debe valorar la situación para resolverlo.
5
¿Hay trucos para quitar el chupete?
La retirada no es fácil para muchos niños y no hay fórmulas mágicas para hacerlo. Depende mucho de cada bebé y del grado de dependencia que tenga. Lo mejor es irlo retirando progresivamente a partir del año de vida, distrayendo al niño con otras cosas que lo calmen o entretengan. Algunos consejos para conseguirlo son: evitar que el niño lo lleve colgado, para que sea menos accesible; si se duerme con el chupete en la boca, quitárselo suavemente cuando esté profundamente dormido; sustituirlo por otra actividad «tranquilizadora» a la hora de dormir (muñequitos de apego, contarle un cuento, acariciarle, música….).
Si a los dos años, no hemos conseguido retirar el chupete, podemos hacer una «fiesta de despedida», sustituyendo el chupete por alguna actividad que al niño le guste especialmente.
Siempre utilizaremos refuerzos positivos y nunca castigos o refuerzos negativos. Para un niño es difícil abandonar su «querido chupete» y tiene que hacer un «pequeño duelo», por lo que la paciencia y el cariño son muy importantes para ayudarle a hacer esta transición