El Congreso Católicos y Vida Pública, el más importante foro católico de las últimas décadas, ha celebrado en Madrid, durante el pasado fin de semana, su 25 edición. Iniciativa del CEU y de la Asociación Católica de Propagandistas, su idea original fue la de crear un foro para el intercambio de ideas y el apoyo a los proyectos de los distintos movimientos de la Iglesia, tan pujantes a raíz del impulso que les ofreció san Juan Pablo II con su invitación a la nueva evangelización.
Con un gran éxito desde sus inicios, lo que explica que haya alcanzado esta conmemoración con cifra récord de inscritos y asistentes, el Congreso Católicos y Vida Pública se ha convertido ya en un clásico que, sin embargo, cada año se muestra capaz de renovar su interés gracias a los temas elegidos y a los enfoques proporcionados por sus ponentes o trabajados en sus numerosos talleres sectoriales. En éstos, además, los congresistas tienen la ocasión de participar en el debate y elaboración de las conclusiones que nutren el manifiesto final del Congreso.
El lema de este año, «Vivir, compartir, anunciar: evangelizar» pretende resumir lo que han sido los 25 congresos ya celebrados. Más allá de los centenares de actos de todo tipo que los han esmaltado y dado forma, el Congreso ha querido mantener siempre viva la llama de la evangelización en la vida pública, de la presencia de la Iglesia y de los creyentes en esos ámbitos, desde la política a los medios, pasando por la enseñanza, la sanidad, la cultura o la economía, de donde, en una sociedad cada vez más secularizada, a menudo se ha querido y se quiere activamente desterrarlos y, con ellos, al mensaje cristiano.
La novedad de este año, marcado por la efeméride celebrada y la presencia de Magnus MacFarlane-Barrow, fundador de Mary’s Meals, la ONG católica premiada con el Princesa de Asturias a la concordia, ha sido la potencia alcanzada por el Congreso Juvenil, con más de quinientos participantes. Un Congreso con pasado, con presente y con futuro.