Una vida sexual activa se caracteriza por iniciar o mantener contacto sexual con uno mismo u otra persona de forma regular. Así lo asegura Alba Povedano, sexóloga y encargada de amantis Gràcia, tienda erótica que ayuda a las personas a conectar con su sexualidad. «Aun así, no hay una frecuencia determinada que nos ponga en una situación de riesgo o que suponga un problema. Es muy importante escucharse uno mismo y entender cuál es la frecuencia en la que se desea tener relaciones sexuales y no tener sexo únicamente por un mandato social o lo que ‘se espera de nosotros’».
¿Cuándo hay que empezar a preocuparse por este aspecto y por qué?
Hay que preocuparse siempre y cuando la asiduidad en la que tienes relaciones (o no tienes), te suponga un problema. Viviendo en una sociedad tan sexocentrista, en la que el valor de las relaciones de pareja lo determina el número de veces en las que éstas tienen sexo, no me sorprende que muchas parejas que se alejan de ese standard de tener al menos sexo 1 vez por semana se preocupen por si su relación es sana o si están bien. Yo siempre digo que la asiduidad hay que pactarla según las necesidades de cada uno, y es importante ocuparse, más que preocuparse, cuando la frecuencia difiere de lo que me apetecería.
¿Qué implica en una pareja no tener relaciones sexuales si hay amor?
Pues no implica nada. Hay parejas que viven muy felices en una relación súper íntima y tienen muy pocas o nulas relaciones sexuales. De hecho, es muchísimo más importante la intimidad compartida con la pareja, más que las relaciones sexuales si no estás conectado, o si no deseas tener esos encuentros. Asimismo, es esencial entender la razón por la que no se tienen relaciones sexuales y si es también un hecho deseado por ambas partes. Si es algo que nos crea malestar, o que nos gustaría tener más relaciones sexuales, pero no nos sentimos cómodos con la situación, lo ideal es revisarlo y ver el por qué hemos llegado a este punto y cómo podemos movernos hacia el cambio.
¿De qué manera influye el estrés laboral, los cuidados familiares… en las relaciones íntimas?
Influye de una forma decisiva en las relaciones íntimas. El sexo no es una necesidad básica, y, como tal, es algo que en muchas ocasiones pasa relegada a un segundo plano. Estar estresados, tener que cuidar de la familia, de la casa, ocuparse de los hijos, preocupaciones del día a día y tener poco espacio para el placer en general, nos coloca en una situación de piloto automático que poco tiene que ver con la sexualidad.
Las relaciones íntimas no suelen funcionar cuando tenemos tanto ruido mental. El deseo no se cultiva ni se riega con estrés, sino todo lo contrario: suele aparecer cuando estoy tranquilo, me relajo y tengo espacio para mí y para el gozo y disfrute.
La adolescencia y juventud se caracteriza por una alta actividad sexual, ¿hay una segunda etapa vital después en este aspecto?
Las hormonas y su revolución tienen mucho que ver con esa alta actividad sexual en esas etapas más tempranas. Creo que, como personas cíclicas, nos vamos a encontrar en muchas situaciones o momentos vitales donde nuestro deseo vaya a estar más activo, y otros momentos en los que la propia vida te sacude y no te deja espacio para explorar esa parte más sexual porque está ocupada tratando de sobrevivir. Un ejemplo es la llegada de un bebé, y cómo suele disminuir ahí el deseo sexual porque tus fuerzas y energías están puestas en la supervivencia de tu criatura.
Por otro lado, cuando justo conoces a alguien, empiezas a hablar, quedar, tener relaciones sexuales… Hay muchas veces que no puedes pensar en otra cosa que no sea tocar a esa persona. Dentro de las relaciones de pareja duraderas, también habrá etapas y, en muchas ocasiones, habrá que trabajar para que aparezca el deseo y las ganas de sexo en la ecuación, porque sí, por mucho que quieras a tu pareja, habrá momentos que no te apetecerá.
Se dice que la primavera la sangre altera, ¿esta estación favorece el deseo sexual?
Sí, es una época del año donde se juntan varios factores que favorecen ese deseo sexual. En primer lugar, hay mucha más exposición de los cuerpos. Nos quitamos los abrigos y se enseña mucha más piel: algo que despierta nuestros sentidos.
Por otro lado, el hecho de que haya más horas de sol también nos ayuda mucho: pasamos mucho más tiempo en la calle, haciendo otras actividades al aire libre, y si unimos esto a la mayor exposición al sol, como resultado también nos da un aumento de la vitamina D, la cual interviene en la síntesis de serotonina (hormona de la felicidad), lo que nos hace más propensos a querer disfrutar y tener encuentros sexuales.
¿Cuáles son los verdaderos mitos y verdades sobre la vida sexual activa?
Una vida sexual activa, ya sea en compañía o en solitario, nos puede ayudar a conciliar el sueño, bajar los niveles de estrés, mejorar el estado de ánimo y reducir la tensión arterial y el dolor, ya que las endorfinas actúan como analgésico natural.
En cuanto a algunos mitos, nos encontramos con la idea de que tener más sexo fortalece la relación y la conexión emocional, y no es cierto que eso sea únicamente por tener relaciones sexuales. Muchas parejas tienen un vínculo muy sólido y la sexualidad está en un segundo plano en su sistema relacional y acuerdos. Lo que sí que considero que es muy importante es la comunicación y ver qué necesitan unos de otros en la relación. Hay veces que una tarde de caricias bajo las sábanas, conversaciones profundas, o una noche de juegos de mesa con tu pareja y mirarse a los ojos hace más por fortalecer la relación que no el tener sexo 5 veces a la semana de forma monótona y ni siquiera escuchar las necesidades de mi compañero.