A diario en cualquier red social se pueden ver cientos de fotos de niños. En ocasiones son los propios padres quienes las comparten, mientras que otras veces son cuentas que se dedican a reutilizar contenido.
En esta época digital el debate está en la exposición de los niños y los límites que debe tener. Eva Matsa, que utiliza las redes sociales para hablar de cuestiones relacionadas por la maternidad, ha publicado en su perfil una reflexión en la que alerta de lo que muchas veces ocurre cuando se reenvía la foto de un menor.
Una madre alerta de lo que puede ocurrir al pasar la foto los hijos
«Normalicemos no pasar fotos de los niños», comienza en su vídeo. Esta madre recuerda que cuando ella decide pasar la foto de su hija «tú no puedes pasarla».
Pero no solo eso, Matsa explica que el verdadero problema comienza cuando se pierde el control de esa imagen: «Ni mucho menos puedes pasarla a un grupo de gente que yo no tengo ni idea de que existe».
«Si yo te envío una foto de mi hija comiendo sopa, ¿puedes reenviarla al grupo de WhatsApp ‘crochet miércoles de 11 a 12’? No, no puedes. ¿Puedes reenviarla a ‘amigas del cole’? No. No puedes reenviarlo al grupo de ‘los de siempre’. No, no puedes. Este grupo de amigos no sé quiénes son», ejemplifica.
En este sentido, Matsa subraya que una persona adulta tiene la capacidad de decidir quién tiene su imagen, pero los menores como sus hijos todavía no y es por ello que es partidaria de no reenviar nada.
Sin embargo, subraya que esta convicción de no compartir fotos de niños puede suponer un conflicto en algunas situaciones como, por ejemplo, con los abuelos: «Hay días que no las ven por motivos varios». Debido a esto, es normal que pidan alguna imagen, aunque advierte: «Como forma exclusiva te envío una foto a ti y esta información es bidireccional, no colectiva».
Con este discurso, esta madre pretende concienciar sobre el uso de imágenes de niños sin consentimiento porque «al final no sabes a quién va a llegar».
Además advierte de que «por desgracia la gran mayoría de material digital confiscado a pedófilos son imágenes reenviadas o generadas por los propios padres».
«La gran mayoría de material digital confiscado a pedófilos son reenviadas por los padres»
Ante esta reflexión, han sido numerosas las respuestas de otros padres y madres. Muchos de ellos se han mostrado de acuerdo e incluso han compartido alguna situación a la que han tenido que hacer frente por este motivo, aunque otros no creen que el peligro sea tal.
Protección digital de menores: ¿Qué dice la ley?
Es fundamental que las familias estén informadas. Padres y madres han de saber que los menores están protegidos por la ley. Es por ello que los centros educativos o los campamentos de verano entregan a las familias un formulario para permitir o no la captación y difusión de imágenes de los menores en diferentes canales de difusión. Cabe recordar que las familias no están obligadas a otorgar dicho consentimiento. De hecho, cada vez son más los padres que se niegan.
La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos establece que el tratamiento de los datos personales de un menor de edad únicamente podrá fundarse en su consentimiento cuando sea mayor de catorce años. Por debajo de esa edad, son quienes tienen la patria potestad o tutela quienes ejercen dicho derecho: suelen ser los progenitores.
Además, la ley estipula que «los padres, madres, tutores, curadores o representantes legales procurarán que los menores de edad hagan un uso equilibrado y responsable de los dispositivos digitales y de los servicios de la sociedad de la información a fin de garantizar el adecuado desarrollo de su personalidad y preservar su dignidad y sus derechos fundamentales». Es decir, su derecho al honor, intimidad o privacidad.
Además, «la utilización o difusión de imágenes o información personal de menores en las redes sociales y servicios de la sociedad de la información equivalentes que puedan implicar una intromisión ilegítima en sus derechos fundamentales determinará la intervención del Ministerio Fiscal, que instará las medidas cautelares y de protección previstas en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor».
La difusión de imágenes de menores sin consentimiento en WhatsApp puede ser un delito porque puede vulnerar derechos fundamentales de la persona. Si un padre o madre, por ejemplo, recibe imágenes de la escuela infantil de su pequeña y se las queda para sí, sin reenviarlas, no pasa nada. Sin embargo, si esas imágenes, en las que su hijo no está solo y aparecen otros menores, las cuelga en estados de WhatsApp o las difunde con otros contactos, sí. No hay que olvidar que el hecho de que los progenitores autoricen la captación de imágenes de sus hijos no implica el consentimiento para difundirlas por la aplicación de mensajería instantánea.
No hay que olvidar que siempre se pierde el control de todo aquello que se sube a la Red. De hecho, cuando un padre envía a los abuelos una foto de su nieto y éstos se la reenvían a sus amigos, podría estar cometiéndose también un delito.