Aunque la soledad no es un problema social nuevo, este fenómeno va en aumento. Un claro ejemplo fue la pandemia del Covid-19, que provocó que la soledad fuese mucho más visible, hasta el punto de que hoy está considerada como la ‘pandemia’ del futuro; un problema de salud pública relevante debido a la experiencia global.
Si esa soledad es fruto de una elección personal tiende a describirse como una experiencia positiva y enriquecedora, con buena adaptación. Pero, si no es deseada, se considera como un estado aversivo.
Puede aparecer a cualquier edad, pero existe mayor prevalencia en personas de 80 años o más y, en especial, en aquellos que viven en residencias. Con consecuencias negativas, afecta directamente a la calidad de vida y está relacionada con enfermedades crónicas, mala salud percibida, dependencia o fragilidad. Además, disminuye el bienestar, incrementa la depresión y ansiedad, e, incluso, aumenta la probabilidad de suicidio y mortalidad.
La mayor parte de la investigación relacionada con la soledad en las personas mayores se asocia a las consecuencias negativas y a los factores de riesgo, pero no a los que pueden proteger de su aparición. Desde el Grupo de Investigación en Envejecimiento (BUENAVEJEZ), hemos detectado que el funcionamiento familiar y la aceptación son factores clave para su prevención. Estos resultados indican la importancia de tener en cuenta la perspectiva de las fortalezas en las personas mayores, para dejar de centrarse exclusivamente en la aproximación negativa del envejecimiento.
El funcionamiento familiar es clave para poder mantener vínculos cercanos. Las personas mayores invierten tiempo y esfuerzo en las relaciones que consideran significativas y eso puede ayudar a prevenir la soledad. Y la aceptación permite entender la soledad como parte de la vida, ayuda a la adaptación, fomenta el envejecimiento saludable y conlleva a promover mecanismos socioemocionales que fomentan el bienestar.
Por todo ello, la familia y la aceptación pueden ser considerados elementos relevantes para el diseño de programas de prevención e intervención ante la soledad de nuestros mayores.