En el contexto social actual, las dificultades económicas, de acceso a una vivienda, la apuesta por la carrera profesional, la falta de compromiso en muchas parejas… son algunos de los motivos principales por los que la decisión de tener un hijo se retrasa. El problema -tal y como señaló Luis Rodríguez-Tabernero, director médico de Clínicas Vida, en la mesa redonda ‘Desafíos de la nueva maternidad en España– es que hay muchas mujeres que aún no son conscientes de que a partir de 35 años disminuye la posibilidad de quedarse embarazadas, por lo que finalmente recurren a la medicina reproductiva para conseguirlo. Hay que respetar siempre a las mujeres que no desean ser madres, pero es importante informar desde bien temprano sobre este asunto para que no vean frustrados sus deseos aquellas que sí desean tener un hijo«.
En la misma línea se manifestó Helena Fernández, presidenta de la Red Nacional de Infértiles, al destacar que la propia OMS reconoce la infertilidad como una enfermedad «y esto es algo que se desconoce. Cuando una pareja quiere tener un hijo y no llega, entran en una fase de gran incertidumbre y hace falta normalizar la posibilidad de ir a un centro especializado. Es curioso -destacó- que esté perfectamente reconocido, por ejemplo, el hecho de que se done un riñón, pero no así un óvulo».
El problema, según María Miyar, directora de estudios Sociales de think tank Funcas, es que los jóvenes «ven muy lejos el hecho de tener hijos porque no hay una concienciación sobre el asunto, no tienen esa mirada a largo plazo. Es verdad que aumenta la esperanza de vida de las personas, pero no incrementa la esperanza ovárica de las mujeres. Somos el segundo país con la fecundidad más baja de Europa y donde hay un mayor porcentaje de madres de su primer hijo a los 40 años. Cada vez hay más mujeres que quieren tener hijos y no pueden».
Luis Rodríguez-Tabernero insistió en el gran desconocimiento y escasez de educación sanitaria. «Cuando se habla de planificación familiar sólo se enfoca en cómo no tener hijos, pero se debe insistir también en cómo plantearse la maternidad desde edades más tempranas para no ver frustrados los deseos de tenerlos. Lo que ocurre es que en los jóvenes la maternidad y la paternidad no está dentro de sus prioridades y aplazar decisiones sin información puede llevar a sorpresas desagradables. Cuando se aplaza la maternidad en muchas ocasiones hacen falta tratamientos de fertilidad. Lo deseable es que no fueran necesarias las donaciones de óvulos y que las madres logren su sueño, pero a día de hoy, más del 11% de los niños lo hacen por reproducción asistida».
Helena Fernández advirtió que aquellas mujeres que, por ejemplo, optan por preservar sus ovarios «deben saber que no garantiza que sean madres. Lo que deben hacer es informarse bien con antelación porque es común que una mujer con 40 años se sienta joven, y de hecho lo es, pero no biológicamente, lo que dificulta sus posibilidades de éxito cuando decide ser madre. Una manera de concienciar sobre el asunto es que se informe en las aulas de los colegios sobre cómo evitar embarazos no deseados, pero también sobre la repercusión de retrasar la decisión de tener un hijo».
Añadió que «la infertilidad es una enfermedad que hace tambalear los pilares de tu vida. Las parejas que llevan mucho tiempo intentando tener a su bebé entran en un proceso agotador que les produce cansancio, tristeza, duelo al despedir a ese bebé que no pudo ser cada vez que le viene la regla a la mujer… La pareja requiere en esta espera mucho apoyo, empatía y una tribu en la que gritar, llorar y abrazarse para externalizar todo lo que les angustia».
En esta amplitud de miras, María Guruceta, responsable de Incidencia Política de madres Solteras por Elección, destacó que en los centros escolares se debe «informar de la existencia de diferentes modelos de familias y que, cuando alguien no pude tener un bebé y acude a una clínica de fertilidad, también es un acto de amor. Hace falta normalizar que hay personas que toman la decisión de afrontar la maternidad o paternidad en solitario, lo que ocurre es que faltan referentes o modelos que le den visibilidad a este asunto que sin apoyo puede parecer una locura».