Mientras sus compañeros imitaban las jugadas y los goles de sus ídolos, Marta Huerta de Aza (Palencia, 1990) se fijaba en esa presencia omnipresente que, en el mejor de los casos, debe pasar inadvertida. La palentina encontró en Stéphanie Frappart y Pierluigi Collina a sus referentes y en el arbitraje su ilusión, su profesión y, como dice ella, su forma de vida. Una vida que la lleva a este Mundial de Australia y Nueva Zelanda donde debutó este viernes, en el China-Haití, como jueza absoluta (expulsó a Zhang Rui).
Para Huerta el viaje comenzó en Palencia cuando, con 15 años, pitó un encuentro de prebenjamines. Una experiencia que le enganchó a pesar de todas las críticas que suscita siempre su profesión. Pero desde pequeña aprendió a cerrar la puerta a las críticas de fuera y mira solo las que le dedica su gente, que la han ayudado a llegar hasta este Mundial tras varios hitos cada vez más altos.
En Primera división desde 2017, pitó la final de la Copa de la reina de 2018 y dos finales de la Supercopa de España, en 2020 y 2022. En 2019 fue la primera en pitar un partido masculino de Segunda B, y en 2021 fue parte del cuarteto arbitral en el Getafe-Real Sociedad. Este pasado año holló otra cima de las grandes al pitar el partido inaugural entre Inglaterra y Austria de la Eurocopa en Old Trafford. Este viernes, conquistó el planeta fútbol en el Hindmarsh Stadium de Adelaida. Se unió a ese selecto grupo de 16 silbatos de oro en el que figuran nombres como los de Ortiz de Mendíbil, López Nieto, Sánchez Arminio, Díaz Vega y Mateo Lahoz. Es Huerta la primera mujer española en pitar un Mundial –Yolanda Parga y Marisa Villa fueron de asistentes–, y no estuvo sola, pues como asistente la acompañó su compañera y amiga Guadalupe Porras. A los mandos de la sala del VAR, Juan Martínez Munuera y Alejandro Hernández Hernández.
El partido entre China y Haití, en el que el VAR intervino en varias ocasiones, no fue de los más cómodos en la carrera de esta palentina que incluso le enseñó roja directa a la china Zhang Rui a la media hora de partido tras una dura entrada. No será este su último encuentro de esta cita mundialista donde sueña con arbitrar la final. «Prefiero arbitrar la final a que España lo gane», señaló la árbitra recientemente a ‘Onda Cero.
Una formación constante
Huerta, que se quitó de las redes sociales más por salud mental que por lo que pudieran decirle, ha aprobado con nota todas las etapas, pues su designación lleva gestándose desde el último Mundial. En estos cuatro años, la formación ha sido constante. Cursos y seminarios, como el que cursó en Qatar 2022, en el que recrean diversas jugadas y se estudia el VAR, además de sesiones teóricas de normas sobre el campo para unificar criterios, y exámenes de evaluación como grandes torneos intercontinentales de categorías inferiores. Además de, por supuesto, superar las pruebas físicas.
Pero esto de recibir y atender a clases lo lleva muy bien asumido Huerta, pues, consciente de que el arbitraje es una carrera con dificultades y con fecha de caducidad y que puede estar salpicada por lesiones inoportunas, la palentina, afincada en Tenerife desde hace una década, estudió Magisterio. Lo compaginó durante un tiempo, pues si no había partidos que pitar tampoco había ingresos. Pero en 2021 fue madre, y decidió poner su plaza, por el momento, en pausa, porque las horas en el campo y en las aulas no le permitían disfrutar de Valeria, que ahora tiene dos años y que, por desgracia, no ha podido viajar a Australia y Nueva Zelanda.
Pita por ella y por todas las demás, y por todos los demás. Pero si eligió esta profesión por encima de cualquier otra es porque la confianza y la convicción vienen bien arraigadas desde Palencia. Por si acaso se le olvida, siempre está ahí la cadena de su abuelo con la que tiene atado el silbato para recordarle que ya ha completado 21 partidos de selecciones absolutas y que sí, es la primera árbitra española en un Mundial.