Gesto muy serio, incapaz de disimular que pagaría con gusto por estar en cualquier otro lugar del planeta. Y dispuesto a aguantar el chaparrón. Luis de la Fuente ha explicado sus aplausos en la pasada asamblea en la que Luis Rubiales se negó a dimitir por sus gestos y actos durante la final del pasado Mundial femenino. Los ha achacado a la presión y al cambio inesperado de guion del ya expresidente. «Acudí convencido de que asistíamos a un acto protocolario de despedida. Pero la situación fue diferente y nos superó a muchos. Yo no estaba preparado. Esos gestos no representan mis valores. Las críticas son totalmente merecidas. Lo lamento y pido perdón».
De la Fuente calificó de «injustificables» sus aplausos, pero rechazó tener que dimitir por ellos. «Me vi desbordado. No supe estar a la altura. Cuando me veo en las cámaras no me reconozco. Si pudiera volver atrás no volvería a cometer ese acto. Estoy al lado de la igualdad y del respeto. Tengo que pedir perdón, no dimitir. Pero si en algún momento los responsables me hubieran dicho que no contaba con su apoyo no hubiera estado ni un segundo».
Fueron muchas las explicaciones que tuvo que dar el seleccionador. Los aplausos durante la asamblea fueron una parte. Pero también tuvo que justificar la tardanza en emitir su comunicado de condena a los actos de Rubiales, una nota que se hizo pública solo después de que la FIFA abriera expediente al presidente de la RFEF y le suspendiera durante tres meses de su cargo. «Yo no tengo facilidad para escribir un comunicado en una hora. Nada más terminar la asamblea me reuní con mi cuerpo técnico y empecé a pensar en un texto que reflejaba todo lo que yo sentía. Tardamos lo que teníamos que tardar».
Aseguró el seleccionador que no se ha visto traicionado ni coaccionado por Rubiales, pero que sí sintió la presión. «No me he sentido traicionado, pero llegué pensando que iba a ser una dimisión y entramos en shock cuando vimos que no era así. Aplaudí en un contexto de presión, en un ambiente que desconoces te sientes incómodo… Nunca me había pasado. Nunca había sentido ese estrés emocional. En la asamblea estuvimos casi todos los trabajadores de la Federación… Pensamos que íbamos a vivir el cese de un presidente. No era fácil de digerir. Me quedé en blanco. La situación me superó».
Y sí, temió quedarse en la calle, las represalias de Rubiales: «Claro que me preocupa mi puesto de trabajo. Estoy acostumbrado a que me pueda pasar por otros motivos, por los resultados».
Apesadumbrado, dijo entender que haya gente a la que no convenzan sus explicaciones, su verdad. «Pido perdón una y mil veces. No voy a fustigarme». Y reconoció que le ha faltado valor para ponerse en contacto con Jennifer Hermoso y darle estas mismas explicaciones: «Creo que también está viviendo un momento difíci… Ella es la que no es responsable de nada de lo que está sucediendo».