A fuerza de exhibiciones, Khvicha Kvaratskhelia ha conseguido lo que parecía imposible, que otra camiseta distinta al 10 de Diego Armando Maradona se cuele entre las más vendidas en Nápoles. Nunca una ciudad ha venerado tanto a un futbolista como lo hizo la ciudad más poblada del sur de Italia con el astro argentino, aún hoy reducto de reliquias, parajes y personajes dedicados a conservar su memoria. Pero el tiempo pasa, las generaciones también, y en busca de nuevos héroes se han topado con un espigado extremo georgiano que los llevó a ganar el Scudetto por primera vez desde 1990.
Kvaratskhelia, ‘Kavradona’ para los más nostálgicos, aterrizó en Nápoles en el verano de 2022, y en solo un curso ha cautivado a toda una ciudad. 14 goles y 17 asistencias dan cuenta de lo excelente de su año, imprescindible también para llevar a los partenopeos hasta los cuartos de final de la Champions. Hoy es uno de los treinta nominados al Balón de Oro, con su compañero Victor Osimhen.
La explosión de Kvaratskhelia llegó un año después de que en España se supiese por primera vez de él. Fue en marzo de 2021, cuando Georgia y España coincidieron en la fase de clasificación para el Mundial de Qatar en el mismo escenario del partido de hoy. Allí, el extremo, aún con 20 años, realizó un despliegue impropio por el carril izquierdo, donde volvió loco una y mil veces al lateral derecho titular en aquella ocasión, Pedro Porro.
Kvaratskhelia abrió el marcador poco antes del descanso, y en la reanudación obligó a Luis Enrique a tomar una decisión drástica para evitar una sangría mayor retirando del campo al hoy defensor del Tottenham para dar entrada a Marcos Llorente. Antes, Ferran había empatado el partido en el minuto 56, pero España no pudo asegurar la victoria hasta el tiempo de prolongación, con un trallazo desde fuera del área de Dani Olmo que dio la victoria in extremis a la selección y evitó cierta angustia a la hora de afrontar la clasificación, pues el equipo nacional venía de empatar con Grecia en casa en la primera jornada, apenas tres días antes.
Entonces jugaba en el Rubin Kazan y su valor de mercado apenas rozaba los 10 millones de euros. Willy Sagnol, seleccionador de Georgia, no lo entendía. «Ofrecí a Kvaratskhelia por media Europa y me dijeron que a dónde iba con un georgiano. Todo lo que escuché fue que era un jugador que estaba cansado después del minuto 70». El tiempo ha acabado dando la razón a los que vieron algo especial en ese extremo delgaducho. Hoy no saldría del Nápoles por menos de 90 millones de euros.
Kvaratskhelia aún daría otra lección más en aquella fase de clasificación en la que impactó ante España. También firmó un doblete ante Suecia que condenó las opciones de los nórdicos de pelear el primer puesto. Y, en último término, de acudir a Qatar, pues acabó siendo eliminada por Polonia en el playoff.
Pese a su corta edad ha asumido los galones de su selección con naturalidad. Lleva 22 partidos como internacional en los que suma 10 goles, después de marcar en cinco de los seis encuentros de la pasada edición de la Nations League (en los que también dio tres asistencias).
En cambio, aún no se ha estrenado en esta fase de clasificación para la Eurocopa, en la que ha jugado los tres partidos que la selección georgiana ha disputado hasta ahora: empate ante Noruega, victoria frente a Chipre y derrota con Escocia.
Concentrado con su selección, Kvaratskhelia atiende poco a los rumores constantes sobre su futuro. Media Europa tiene los ojos clavados en él, pero en el Nápoles hay poco interés en deshacerse de su nueva estrella. Con los italianos tiene contrato hasta 2027.
Mientras, Willy Sagnol, seleccionador georgiano, pretende dar una nueva vuelta de tuerca a la trascendencia del jugador en su equipo nacional. Ante España podría hacerle jugar a pierna cambiada, por la banda derecha, para aprovechar los espacios que puedan dejar Balde o Gayá, dos laterales con menor poder defensivo que Carvajal o Azpilicueta, con quienes coincidiría en caso de continuar por el carril zurdo.