La Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en Lisboa del 1 al 6 de agosto con la asistencia del papa Francisco, se convertirá en el evento más multitudinario de la historia de Portugal. Para las autoridades locales y estatales ha sido un desafío de logística y seguridad, que se traducirá en la movilización de 16.000 efectivos de policía y emergencias, cortes de tráfico en arterias tan esenciales como la avenida de la Libertad y la reanudación de controles en las fronteras. Prevén que Lisboa, que tiene apenas medio millón de habitantes, reciba durante esta semana a más de un millón de personas procedentes de todo el mundo, que se han desplazado para participar en la cita más masiva de la Iglesia católica. Los españoles, dada la cercanía, representan la nacionalidad mayoritaria y son casi el 19% de los 313.000 peregrinos inscritos de forma oficial.
Los preparativos han afectado a buena parte del país, como podía observarse la semana pasada en Oporto, una ciudad tomada por jóvenes católicos como la mexicana Anahi López o el boliviano Brandon Vargas. Ambos pertenecen al grupo acogido por la familia de Mónica Nogueira, que ofreció sus casas para alojar gratuitamente a unos 25 visitantes. “La bienvenida portuguesa es muy amigable”, elogiaba Vargas, un estudiante de ingeniería industrial de 20 años. Su compañera mexicana, que estudia mercadotecnia y tiene 23, se refería emocionada a la idea de cumplir su sueño: “Conocer al Papa y convivir con jóvenes”.
El Pontífice llegará a Portugal el miércoles 2, aunque los encuentros con jóvenes no comenzarán hasta el día siguiente. En su primera jornada en Lisboa, Francisco mantendrá reuniones institucionales con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, el primer ministro, António Costa, y el cuerpo diplomático. A la expectación que generan los viajes del Papa, se agrega en esta ocasión el interés por su salud después de pasar nueve días hospitalizado tras ser intervenido a principios de junio de una hernia abdominal y que este sea su primer viaje internacional tras la operación. Al tratarse del segundo ingreso del año (en marzo pasó tres días en el hospital por una bronquitis aguda), se disparó la preocupación por su estado físico. En ambas ocasiones, el Papa argentino bromeó al recibir el alta: “Todavía estoy vivo”. De momento, el Vaticano ha mantenido los tres viajes internacionales previstos para agosto y septiembre, que llevarán a Francisco a Mongolia y Francia después de Portugal.
La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud ha generado cierta polémica por el gasto público que ha provocado al Gobierno y a los municipios donde se celebra, Lisboa, Loures y Oeiras. A comienzos de enero estaba previsto destinar unos 80 millones de euros de fondos públicos para el evento, que superaban los 50 millones que invirtió Madrid cuando organizó la Jornada Mundial de la Juventud en 2011. Por su parte, la Iglesia portuguesa preveía aportar otros 80 millones, lo que eleva el gasto total a 160 millones de euros.
La principal controversia se centró en el coste de un altar-escenario, una estructura pensada para acoger a 2.000 personas en el Parque del Tajo-Trancão, donde se celebrará la misa final, presupuestado inicialmente en cinco millones de euros. Las críticas forzaron una revisión para rebajar el gasto de esta obra y provocaron la intervención del artista Bordalo II, que el pasado jueves desplegó clandestinamente la obra Walk of Shame (Paseo de la vergüenza) sobre las escaleras del polémico altar, donde extendió una alfombra con dibujos de billetes de 500 euros.
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Sin embargo, el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas (PSD, centroderecha), defiende los beneficios económicos y promocionales que recibe la ciudad con este evento. “Vamos a multiplicar la inversión que hagamos por 10 o por 20″, vaticinó en varias ocasiones el presidente de la Cámara Municipal. También el primer ministro Costa, que este lunes ha visitado diferentes escenarios de la jornada, restó importancia a su coste y destacó que va a tener “un retorno inmediato” para la economía lusa.
Durante toda la semana están previstos más de 500 eventos, entre ellos un encuentro del Papa con estudiantes de la Universidad Católica de Lisboa, la visita a un barrio desfavorecido o el desplazamiento hasta el santuario de Fátima, donde rezará con enfermos y presos. El Vaticano anticipó que el pontífice se referirá a la guerra de Ucrania en su oración, pero no ha desvelado si habrá algún contacto con víctimas de abusos sexuales de la Iglesia católica.
La inauguración de la Jornada este martes coincidirá con el primero de los dos días de huelga que ha convocado la Federación Nacional de Médicos en protesta por la falta de salarios justos y las precarias condiciones laborales en el sistema nacional de salud, aunque han garantizado a los peregrinos que dispondrán de la atención urgente que necesiten y que los servicios mínimos “serán escrupulosamente cumplidos”. Los sanitarios están convocados también a una manifestación a las puertas del Ministerio de Sanidad este martes a partir de las 15.00.
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