Ismael Santos, ex deportista de élite, especialista en deporte y bienestar holístico e instructor de Mindfulness y compasión, es un gran conocedor de los beneficios y valores que el ejercicio físico y del deporte aporta a los niños y adolescentes.
Muchos adolescentes dejan el deporte cuando empiezan Bachillerato y ya no tienen clases de Educación Física. ¿Sería necesario cambiar el sistema educativo para fomentar el deporte incluso en la Universidad?
De acuerdo a mi experiencia personal y a lo que he estudiado, rotundamente sí. Sería necesario incrementar las horas de Educación Física en la infancia y en la adolescencia, tanto en los colegios como en los institutos, e introducirla en la época universitaria.
El motivo de esta afirmación es que existe abundante evidencia científica de cómo la práctica deportiva, realizada de una manera adecuada a las condiciones de cada persona, es el mayor predictor de bienestar físico, psicológico y emocional que existe junto con el cultivo de relaciones personales significativas. Además, desde el punto de rendimiento académico, hay numerosas investigaciones que demuestran cómo la práctica de actividad física dirigida y controlada permite mejorar los procesos de retención y aprendizaje y funciones cognitivas como la atención, la concentración y la retención.
¿Cómo concienciar a los adolescentes de la importancia del deporte más allá de sus beneficios estéticos?
Con un cambio de paradigma en la sociedad. Es decir, que la sociedad a todos los niveles pueda pasar de un modelo sedentario a uno activo físicamente hablando. Esto conllevaría por una parte hacer campañas psicoeducativas desde todos los ámbitos en las cuales se explicara a los adolescentes los beneficios de vivir de manera más activa físicamente y, por otra parte, en la aplicación de cambios de hábitos en el ámbito educativo.
En cuanto al campo educativo o académico en concreto, implicaría cambiar el concepto de que más es mejor por el de menos es más. Consistiría en introducir el movimiento corporal o ejercicio físico como parte de las horas lectivas y no como una actividad aparte que se hace cuando termina el estudio o cuando hay clase de Educación Física. Me explico. Estar sentados durante varias horas seguidas, normalmente en posturas incorrectas, no solo cansa y crea malos hábitos posturales, sino que cognitivamente conlleva el decrecimiento de la capacidad atencional y de todas las funciones cognitivas en general. Para aprender de manera más eficaz y eficiente, la sangre tiene que circular por el organismo para que el cerebro funcione de manera óptima, y esto se consigue con el movimiento corporal. Llevado a la práctica, se basaría en introducir en las clases espacios periódicos breves de 5 a 10 minutos dedicados al movimiento corporal.
«Antes se consideraba normal y propio del paso de los años la falta de fuerza y motricidad en las personas mayores; hoy se sabe que es consecuencia de una falta de actividad física desde la juventud»
¿De qué manera pueden los padres motivar hacia la actividad física a sus hijos?
Con el ejemplo, la explicación y dando la oportunidad de elegir. Los niños aprenden observando e imitando. En Psicología, por ejemplo, existe una técnica denominada modelado, que consiste en la imitación de una conducta ejecutada por un modelo, normalmente otra persona. Si los niños observan que las personas adultas de su alrededor no practican actividad física y pasan su tiempo libre o de ocio haciendo actividades sedentarias como ver la televisión o mirar las RRSS durante horas, entonces imitarán de manera natural esa forma de vivir porque interpretarán que es el modo correcto de hacerlo. Es simplemente lo que sus modelos hacen. En ese caso, el mensaje de ‘haz deporte que es bueno’, es incoherente y crea conflicto interno en el niño porque es contradictorio a lo que ve a diario. Ese mensaje es recibido como imposición u obligación. Sin embargo, si desde la familia se predica con el ejemplo, el niño adoptaría esa manera de vivir de una manera totalmente natural, lo que permitiría que los niños integrasen esa información sin esfuerzo ni resistencia.
Por otra parte, es importante que los niños, una vez que vean el ejemplo, puedan comprender por qué es bueno hacerlo. En este sentido, los padres tienen un rol de educadores desde la credibilidad que les da el hacer ellos mismos deporte y por ser las figuras de referencia y en las que más confían los niños. Desde ahí la comprensión por parte de los hijos es más sencilla.
Por último, permitir que sea el niño el que elija el deporte que quiere hacer y no imponer el que le guste a los padres. En este sentido, la actitud de los padres debe de ser de apoyo total a la decisión que tome el niño, ya que de lo contrario causaría rechazo.
«La investigación ha demostrado que los niños y adolescentes que realizan algún tipo de ejercicio físico padecen menos problemas de ansiedad y depresión, ya que aumentan sus niveles de energía y se reduce la carga de pensamientos negativos que puede surgir en esa etapa»
¿Cuáles son los verdaderos beneficios de estas prácticas en esta etapa de la vida y de cara a su futuro como adultos?
Desde mi experiencia, el gran beneficio de comenzar a hacer deporte desde una edad temprana es que se crea un hábito y un estilo de vida saludable que luego se mantendrá para toda la vida. Esto sería mucho más difícil de conseguir cuando la persona es más adulta. En líneas generales, la actividad física aporta a los niños y adolescentes grandes beneficios a nivel físico, emocional y mental.
A nivel emocional y psicológico es beneficioso porque esa etapa es cuando empiezan las primeras dudas y complicaciones, y los niños y adolescentes se encuentran con los primeros problemas que quieren solucionar por ellos mismos, y eso requiere de una buena salud mental. La investigación ha demostrado que los niños y adolescentes que realizan algún tipo de ejercicio físico padecen menos problemas de ansiedad y depresión, ya que aumentan sus niveles de energía y se reduce la carga de pensamientos negativos que puede surgir en esa etapa. Así mismo, aumenta la calidad del sueño y facilita los pensamientos positivos. Todos estos ingredientes se traducen en un mayor bienestar, un mejor rendimiento académico y mayor facilidad a la hora de conseguir los objetivos que se propongan.
Además, combate el sedentarismo, que es un factor de riesgo para enfermar, ya que produce lo que se denomina analfabetismo motor, que consiste en no saber ejecutar ciertos movimientos.
También previene enfermedades cardiovasculares, mentales, renales, osteoarticulares y metabólicas. Beneficia el desarrollo del aparato músculo esquelético y la capacidad respiratoria. También ayuda en la prevención de problemas posturales y, si la actividad física se hace al aire libre, se mejora la oxigenación del organismo y potencia la inmunidad.
Otro beneficio importante es la prevención de la obesidad, que va de la mano del sedentarismo y de la mala alimentación. Según los especialistas la obesidad infantil es una pandemia a nivel mundial, y se calcula que para 2050, la mitad de la población mundial podría padecer diabetes tipo 2. Esto podría evitarse con la práctica deportiva.
Por otro lado, más investigaciones al respecto están demostrando que beneficia la salud integral a largo plazo. En este sentido, antes se consideraba normal y propio del paso de los años la falta de fuerza y motricidad en las personas mayores y hoy se sabe que es consecuencia de una falta de actividad física desde la juventud.
Existe también evidencia sobre los beneficios de la práctica deportiva para adolescentes con cáncer, ya que contribuye a que los síntomas de los tratamientos oncológicos sean mejor tolerados reduciendo incluso su repercusión en la edad adulta.
El deporte es, además, un factor socializador, lo cual es un componente fundamental en una etapa en la que puede haber problemas para hacer amistades. La práctica deportiva permite que los menores se sientan más fuertes y con una imagen que le transmite más confianza, autoestima y bienestar.
En resumen, la práctica deportiva desde edades tempranas constituye la base para poder vivir una vida saludable en todos los aspectos. Esto implica algo fundamental desde mi punto de vista, que si cada persona gozara de una mejor salud física, mental y emocional se relacionaría de una manera más sana consigo mismo y con su entorno y ello crearía, como consecuencia, una sociedad mejor en todos los sentidos. La práctica deportiva pasa entonces de ser una mera diversión o desahogo a ser una responsabilidad individual para obtener una mayor autonomía y para aumentar la calidad de nuestras aportaciones individuales a la sociedad.