Comienzan los preparativos para el pistoletazo de salida. La gran banca española se encamina a ofrecer servicios de criptomonedas a sus clientes minoristas, tras la aprobación en abril de la nueva norma europea para regular los activos digitales (MiCA, por sus siglas en inglés). Ni siquiera el frío criptoinvierno de los últimos meses ha moderado el interés de las entidades en el universo de los activos digitales. Tres grandes entidades contactadas por CincoDías han confirmado estos preparativos, si bien no quieren desvelar sus planes públicamente ni el alcance de los mismos.
Para que el botón cripto aparezca en la banca electrónica de los clientes, cientos de fintechs y empresas tecnológicas están desarrollando la infraestructura necesaria para que la banca tradicional pueda incorporar los criptoactivos a su oferta de productos, según reconocen fuentes financieras españolas. “Para poder operar de forma efectiva con criptomonedas los bancos necesitan un fuerte cambio”, resume Alberto Martín, fundador de Depasify. Esta startup presta servicios para que los bancos puedan ofrecer cuentas virtuales cripto a sus clientes ya existentes sin necesidad de grandes cambios en el resto de sus servicios.
El Banco Central Europeo, en una nota reciente firmada por Elizabeth McCaul, miembro del consejo de supervisión de la entidad, afirma que la creciente demanda de los clientes genera que las grandes entidades estén “evaluando” cómo proveer servicios básicos de custodia o de intercambio. Las entidades españolas confirman que el interés existe, como consecuencia obvia de un marco regulatorio más claro. El desafío es encontrar los socios adecuados para hacerlo posible y ofrecer a sus clientes productos seguros. Después de todo, la nueva regulación busca sobre todo dar al inversor en criptoactivos las mismas garantías que en un activo financiero tradicional. La seguridad de la inversión no pasa por los vaívenes de su cotización, sino por evitar el desvío de los fondos de los ahorristas.
Las fuentes financieras consultadas por CincoDías destacan el temor aún existente por parte de las entidades tradicionales de que su reputación se vea afectada por las estafas y caídas recientes en el sector cripto, como la quiebra de FTX o las turbulencias en torno a Binance en Estados Unidos.
“Esto es como si un cliente le pidiera al banco que compre acciones de una energética. A la entidad no le preocupa ni es responsable de lo que pase con el valor o lo que realiza la empresa, sino que su responsabilidad es resguardar el título”, ejemplifica José Ángel Fernández, presidente ejecutivo de Prosegur Crypto.
Prosegur anunció en mayo un acuerdo con la firma Minos para lanzar una plataforma integrada de criptoactivos dirigida a clientes institucionales. La firma destaca que la integración de los activos digitales en la banca no es solo que se pueda comprar bitcóins a través de la banca electrónica, sino ofrecer servicios de correduría, pagos y custodia. En este último aspecto, la compañía resalta su experiencia en el sector, que combina la liquidez con la seguridad de la custodia fría (desconectada de la red y con más de 116 medidas de seguridad). La firma busca que la custodia de las criptomonedas deje de ser ‘un acto de fe’.
Solo en 2022, criptoactivos valorados por más de 23.800 millones de dólares fueron utilizados para el blanqueo de capitales, según la firma de inteligencia Chainalysis. Para esto, la propuesta de Prosegur genera un ecosistema cerrado, donde los clientes del banco no pueden enviar ni recibir criptomonedas, sino que solo operan con los fondos en moneda tradicional que ya disponen o ingresan en el banco.
Una opción posible, resalta Jean-Baptiste Graftieaux, consejero delegado del exchange Bitstamp, es que los servicios estén disponibles en un primer momento únicamente para “clientes cualificados” y no para un público minorista masivo. Esto ya sucede en España con algunos activos riesgosos que están disponible para solo algunos inversores profesionales.
Aunque la aspiración es elevar la penetración de los activos digitales en España, ya sea como forma de ahorro o también como alternativa de pago. Por el momento, el 8% de los españoles invierten en este tipo de monedas digitales, según datos del Eurobarómetro de 2022. La familiaridad y credibilidad de los bancos tradicionales permitirían aumentar rápidamente la cuota de mercado a través de herramientas de uso cotidiano y sin necesidad de darse de alta en nuevas plataformas.
Fuera de las fronteras españolas, los grandes bancos locales ya han avanzado en este tipo de servicios. Hace pocas semanas, las autoridades francesas otorgaron a la depositaria Caceis, participada por el gigante francés Crédit Agricolé y el Grupo Santander, la licencia como proveedor de servicios de activos digitales. La banca privada del Santander permite desde abril también a sus clientes en Suiza comprar, vender y custodiar criptomonedas. Por su parte, el BBVA ofrece esta posibilidad para sus clientes helvéticos desde 2021.
Un desafío adicional al que deben hacer frente las entidades es la educación de sus propios usuarios al respecto. Por ejemplo, el BBVA resalta en su sitio web la importancia de que los interesados en productos asociados a las criptos “conozcan la naturaleza y riesgos específicos” de este tipo de activos. Al mismo tiempo, el Santander lanzó en junio sus propios materiales de educación financiera sobre el “fenómeno de bitcóin”, según ha publicado la entidad en Twitter.
Competencia
Establecer un trabajo conjunto con firmas reconocidas del sector, ya sean tecnológicas o plataformas de intercambio que ofrecen servicios con marca blanca, es para la banca una fórmula para evitar las trampas más frecuentes del ecosistema.
La apuesta por estas alianzas es una respuesta también ante un contexto de mayor competencia. “Antes los bancos estaban muy reticentes a asociarse y preferían apostar por sus desarrollos internos, pero se han dado cuenta que así no pueden competir con neobancos como N26 o Revolut”, apunta David Conde, cofundador de Coinscrap, una firma de inteligencia financiera que asiste a bancos y aseguradoras en sus procesos de transformación. “Ahora las entidades se abren para ganar velocidad y hacer desarrollos más precisos”, resume Conde.
Además, se trata de estar preparado ante los avances de otros pesos pesados del continente. Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania y uno de los más grandes en Europa, solicitó a los reguladores en junio una licencia para operar su propia custodia de activos cripto. DZ Bank, el segundo mayor banco del mercado alemán, ya había hecho lo mismo en febrero y ya opera servicios a clientes institucionales a través de dos alianzas con otras firmas ‘fintech’.
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