Luis Rubiales cumplía ayer 46 años. Una celebración empañada por las acusaciones de violencia sexual que ponen en entredicho la idoneidad para representar el cargo que ostenta. El revuelo tras su beso en la boca a Jenni Hermoso, sus gestos obscenos en el palco del Olímpico de Sídney, las imágenes cargando a Athenea del Castillo como si fuera un saco de patatas, sus insultos tras las primeras acusaciones o sus difusas disculpas han precipitado la convocatoria de una asamblea general extraordinaria de urgencia de la Federación para mañana. Su celebración, sin embargo, está en el aire porque, en un comunicado hecho públicó a última hora de la tarde de ayer a través de su sindicato ( Futpro), Jenni Hermoso reclamó «medidas ejemplares ante las conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres». El CSD esperaba un gesto de Jenni para actuar y ya lo tiene.
El movimiento de Jenni puede afectar al desarrollo de una asamblea extraordinaria en cuyo orden del día no hay ningún punto que establezca que se vaya a tratar la polémica generada ni la continuidad de Luis Rubiales, cada vez más acorralado. Desde las territoriales se filtra que «se está siendo muy injusto con el presidente y se está sacando de contexto lo que ha sucedido» y que esa asamblea, convocada por ellas, es la forma más rotunda para escenificar el apoyo a Rubiales.
No obstante, este búnker (la asamblea es el único órgano con potestad para elegir y destituir al presidente) en el que se refugia el mandatario presenta ciertas grietas, como la oposición en los clubes profesionales o en los jugadores (AFE exige la dimisión) que forman parte de este órgano.
«Lo que tiene que hacer es dimitir porque no se puede tolerar este comportamiento. Después de los hechos nos ha llamado gilipollas a todos. Se tiene que condenar y no puede estar un minuto más en el cargo», censuró ayer Ángel Torres, presidente del Getafe, uno de los 20 clubes profesionales que forman parte de la asamblea. El dirigente, que considera que la imagen ofrecida perjudica a la candidatura con Portugal para el Mundial 2030, ha pedido al CSD que actúe de forma inmediata. El Barcelona, que espera oír las explicaciones de Rubiales, censura privadamente su comportamiento. El Sant Andreu, de Segunda Federación, se ha unido a las críticas: «Es repulsivo y denigrante». Y desde la Primera Federación también se deslizan críticas y se pide su salida. «Su actitud chulesca y provocadora denigra al fútbol español. Cabe recordar que su vida está salpicada de escándalos como el de la pandemia en Motril y las acompañantes que supuestamente lo visitaron. Triste es ver cómo los presidentes territoriales escurren su responsabilidad convirtiéndose en cómplices de comportamientos detestables y nauseabundos», lamenta el presidente de un club de Primera RFEF que solicita mantener el anonimato.
Rubiales, que no está por la labor de dimitir, solo podría ser cesado a través de una moción de censura promovida por la asamblea. Para ello debería formularse por un tercio de los 140 miembros y que se apruebe posteriormente por la mayoría de los dos tercios, con el voto presencial. Un escenario muy complicado porque Rubiales cuenta con el respaldo casi total de los miembros, entre los que solo figuran seis mujeres.
El CSD, a la espera
Aunque la Federación dé su apoyo a Rubiales y desde el Gobierno no se le pueda destituir directamente, desde el Consejo Superior de Deportes están a la espera del dictamen de la comisión interna de la Federación para tomar cartas en el asunto. Así lo confirmó el presidente del CSD, Víctor Francos, en una entrevista en la RNE: «Tengamos o no tengamos el expediente de la RFEF, analizaremos las denuncias recibidas». Al CSD han llegado cuatro diferentes denuncias contra Luis Rubiales, que es el paso previo para que el caso pueda llegar al TAD. Si al final se traslada el expediente, la comisión directiva del CSD podría suspender de manera provisional al actual presidente. Hay que tener en cuenta que la nueva Ley del Deporte contempla posibles sanciones a los dirigentes por comportamientos y actos notorios y públicos y que la inhabilitación con la que pueden ser castigados se mueve entre los dos a los quince años.